Con apenas 16 mil 598 inscritos en la red nacional, en la cual 38 por ciento están en la ciudad de México y dos tercios son varones, los miembros del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) reflexionarán a partir de este miércoles y hasta el sábado próximo sobre su papel en la construcción del país en este siglo.

Será la primera vez desde su creación, hace 25 años, que el SNI debatirá en un congreso su responsabilidad ética en los problemas que resultan de la globalización y los que surgen de la marginación y la pobreza, entre otros. Además, los expertos analizarán nuevos mecanismos de evaluación, que tradicionalmente son controvertidos.

En los varios meses de preparación del encuentro se inscribieron 740 participantes y se registraron al menos 300 ponencias orales y escritas en cinco grandes temas, en los cuales destaca el papel de los investigadores en la problemática social del país y en la transmisión del conocimiento en el ámbito nacional.

Entre los documentos básicos entregados a los participantes se incluyen una serie de estadísticas, en las cuales se resalta el déficit del país en ese ámbito. Sin embargo, se subraya que de 1990 a 2010 el número de investigadores del SNI se multiplicó por 11.8, es decir, que en toda la vida del sistema la cifra de expertos creció mil 188 por ciento. Ese dato es aún insuficiente para considerar a México dentro de las llamadas sociedades del conocimiento, se indica.

El crecimiento por categorías no ha sido homogéneo. Por ejemplo, de 1984 a 1990 el número de investigadores se multiplicó por cuatro, pero el aumento es tal, que mientras el porcentaje de quienes aspiran a incorporarse al sistema creció a una tasa promedio anual de 48.6 por ciento, la proporción de especialistas nivel uno apenas repuntó 20.6 y la de nivel tres, sólo 14.4.

¿A qué se debe este crecimiento diferenciado? ¿Hubo criterios que favorecieron el aumento más que proporcional en el número de investigadores de nivel candidato uno y que simultáneamente frenaron el crecimiento de la proporción de investigadores en los niveles dos y tres?, pregunta en su ponencia el investigador Genaro Aguilar Gutiérrez, de El Colegio de México y miembro del SNI.

En el tema del papel de los investigadores respecto de la problemática social del país, Jesús Méndez Reyes, del Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, advierte que la política científica y educativa a escala federal ha dejado de considerar la heterogeneidad de las regiones en México, sus necesidades y problemas recientes.

En su ponencia, añade que las instituciones educativas públicas y privadas que comparten el espacio fronterizo con Estados Unidos enfrentan una problemática social que marca derroteros que difícilmente pueden cubrir desde sus espacios naturales.

La violencia, el narcotráfico, el medio ambiente, la pobreza y la migración impelen a proponer temas diversos y ajenos al quehacer empírico de antaño. ¿Cómo compaginar las exigencias del Conacyt, las políticas públicas regionales y la formación de recursos e investigaciones de campo en los diversos ámbitos formativos de la universidad?, expone.