En un operativo conjunto, autoridades federales lograron decomisar 3.3 millones de dólares en la zona de aduana del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), los cuales iban a ser transportados a Caracas, Venezuela, ocultos en camas para masaje y consolas para televisión.

Hacía casi dos años que no se descubría un cargamento ilegal dentro de artículos industriales o caseros. El 23 de junio de 2008 fue la última vez que las autoridades mexicanas detectaron dinero dentro de aparatos como freidoras, rosticeros o calentadores de agua.

Sin embargo, el mayor número de decomisos de este tipo ocurrió entre 2005 y 2006, cuando la Procuraduría General de la República (PGR) llegó a asegurar hasta 18 millones de dólares en tres operaciones, en las que descubrió empresas fantasma que eran utilizadas para trasladar el dinero a Colombia, dentro de cilindros metálicos y pistones de maquinaria industrial.

Revisión a cargo del SAT

El hallazgo de ayer ocurrió “cuando personal del Servicio de Administración Tributaria (SAT), adscrito a la aduana del AICM, en conjunto con personal de la PGR realizaba una verificación de rutina –con el equipo de rayos gamma– a la mercancía de exportación, detectándose formas irregulares en unas camas para masaje y consolas para televisión.

“Por lo anterior, se realizó una revisión complementaria con el apoyo de dos perros, los que también reconocieron algo irregular en dicha mercancía.

“Al momento de hacer la revisión física, con apoyo de personal de la Secretaría de Seguridad Pública, se detectaron compartimentos ocultos tanto en las camas como en las consolas, con varios paquetes de dólares estadunidenses, dando un total de más de 3 millones 300 mil dólares, los cuales estaban envueltos en plástico transparente e impregnado con polvo de azufre”, para ocultar la composición molecular.

Los equipos de detección por rayos gamma fueron proporcionados en 2005 a las autoridades mexicanas por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés), durante la gestión de José Luis Santiago Vasconcelos al frente de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada. Desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos se reforzó la seguridad en todo los aeropuertos del mundo, lo que provocó que muchas de las operaciones de trasiego de droga también modificaran sus patrones.