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HAÍTI, tres meses después

La nación no es capaz de producir el azúcar necesaria para su consumo

Importaciones aniquilan la agricultura
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Poco a poco desalojan a familias del campamento del Club de Golf PetionvilleFoto Alfredo Domínguez
 
Periódico La Jornada
Lunes 12 de abril de 2010, p. 3

Leogane, Haití. Los trabajadores del único ingenio azucarero activo de Haití, el Jean Leopold Dominique de Darbonne, mascan caña de azúcar para mantenerse en pie mientras preparan la fábrica para otra temporada de molienda.

Pero la importación de azúcar y arroz, además de la paupérrima ganadería doméstica, es la que mantiene a la población de casi 10 millones de habitantes de Haití, un dilema del subdesarrollo puesto a la luz mientras la nación caribeña lucha por recuperarse de un devastador terremoto en enero.

Hace más de dos siglos, Haití era Saint Dominique, la joya caribeña de Francia construida con base en el azúcar y la esclavitud, y la colonia más rica del mundo. Una sangrienta revuelta de esclavos logró la independencia en 1804.

Sin embargo, al Haití que fue aporreado por el sismo del 12 de enero se le identifica ahora por ser el Estado más pobre del hemisferio occidental, incapaz de alimentarse y que gasta 80 por ciento de sus ingresos en alimentos importados.

Desde el desastre, que según el gobierno de Haití causó la muerte de más de 300 mil personas, grupos humanitarios extranjeros donaron grandes cantidades de ayuda en alimentos para más de un millón de personas que perdieron sus hogares.

El gobierno exige una completa reforma del decrépito sector agrícola de Haití para poner fin a la dependencia de alimentos importados y la ayuda humanitaria.

Obtuvimos nuestra independencia hace 200 años, pero no realmente, porque constantemente estamos mendigando, señaló Regine Barjon, de la Cámara de Comercio Haitiana-estadunidense, quien promueve la inversión privada en el sector agrícola del país.

Barjon sostuvo que los donantes internacionales, prestamistas y grupos humanitarios deben concentrarse en hacer que Haití sea autosustentable económicamente tras el sismo, en especial en el sector de los alimentos, si el país espera salir alguna vez de la pobreza que lo atrapa.

Falta caña

Construido a principios de la década de 1980 con ayuda italiana, el ingenio fue cerrado dos años más tarde porque no podía competir con importaciones de azúcar más baratas.

Dejado al abandono y el vandalismo, fue puesto de nuevo en funcionamiento con ayuda cubana en 2001, después de pedidos del presidente haitiano, René Préval, al líder cubano Fidel Castro.

Pero la fábrica ha estado produciendo muy por debajo de su capacidad total, aunque un equipo de técnicos cubanos la ha mantenido operando por casi una década.

El ingenio produjo 2 mil 607 toneladas de azúcar en 2005, su mejor año desde su reinicio, pero no produjo azúcar en 2009; en cambio, manufacturó jarabe para destilerías de alcohol.

En comparación con este pequeño rendimiento, cada año Haití importa 250 mil toneladas de azúcar de Estados Unidos, la vecina República Dominicana y otros productores.

Los expertos ahora reconocen que el arribo en las recientes dos décadas de productos agrícolas de importación con subsidios, anunciados por las políticas de libre comercio del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional que obligaron a Haití a abrir sus mercados, propinó un golpe letal a la agricultura haitiana.

Haití debería estar produciendo su propia azúcar, dijo Dominique Volcin, el director técnico del ingenio Darbonne desde 2003.

Necesitamos modernizarnos, porque la agricultura es la base económica de nuestro país, agregó, diciendo que el sector necesita una combinación de apoyo estatal e inversión privada que le permita remplazar importaciones más baratas.