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Temporarios, 400 gráficas del artista, en el Centro de la Imagen

Para Lázaro Blanco, exhibir sólo 10 fotos es impensable, un desperdicio
 
Periódico La Jornada
Lunes 12 de abril de 2010, p. a14

El fotógrafo Lázaro Blanco (Ciudad Juárez, 1938) piensa que su oficio se produce con abundancia. El fotógrafo dispara muchísimo y en cada disparo tal vez obtiene una buena imagen, pero como resultado habrá muchas.

De allí que a Blanco le es imposible pensar en una exposición de 10 fotos, que califica de desperdicio. No sorprende, entonces, que su muestra antológica Temporarios, en el Centro de la Imagen (Plaza de la Ciudadela 2, Centro), conste de más de 400 fotos tomadas en más de cuatro décadas.

Y eso que no son trabajos provenientes del archivo grande que está allí, en cajones. Hizo la selección de la obra que estaba a la mano, es decir, lo que he publicado.

Aparte de que Blanco curó la exposición, realizó la propuesta museográfica y escribió los textos de sala. El título Temporarios hace referencia a un lapso, pero también a un tipo de estrellas que repentinamente adquieren un brillo superior al ordinario y lo mantienen cierto tiempo.

Desde hace 42 años, Blanco imparte de forma ininterrumpida un taller de fotografía en la Casa del Lago. Desde 2009, algunos alumnos, por voluntad, empezaron a acudir a su casa con sus computadoras para digitalizar su archivo. En un principio, Blanco no quería meterse en esos líos, pero luego le pareció muy útil, porque para ver mis fotos imprimía las que pensaba eran interesantes, en tamaño chiquito. Ahora, las puede ver en una pantalla casi a 40 por ciento. Ahora él mismo digitaliza sus imágenes.

Desde hace tiempo Blanco quería mostrar su trabajo en 35 mm y el de color, por el que no era conocido. Me conocen más por las de formato mediano, las cuadradas. Entonces empezó a armar conjuntos de fotos en 35 mm: En un principio iba a poner imágenes que tomé en 1995 en Cuba, muchas en La Habana. Se me ocurrió revisar también fotos de un viaje a Europa, en 1972. Luego de mis viajes a Nueva York. Ya tenía varios grupos pensados.

Pero cuando lo platicó en el Centro de la Imagen le dijeron que el público necesita conocer lo que había hecho a través del tiempo y que ha sido reconocido, además de qué se ha publicado. Al considerar esto, cambió todo. Me puse a armar algo con las imágenes de sólo México. Me dediqué a seleccionar e imprimir las que podrían estar en un conjunto.

Una foto que no podía faltar es Alegría de vivir (1967), tomada en Guerrero, con la que obtuvo el tercer lugar en un certamen internacional y le motivó a dedicarse profesionalmente a la fotografía. Blanco se tituló de físico en la Universidad Nacional Autónoma de México, y durante 20 años impartió clases de física y matemáticas.

Al hablar sobre sus temas, insiste en que no son éstos los que me provocan hacer imágenes, sino la imagen misma. Si salen 50 mil fotos del mismo tema son las que aparecen. Otra cosa que siempre digo a los muchachos es que nosotros no hacemos composiciones en el sentido estricto, porque eso lo dejamos a los pintores. No tenemos tiempo de andar componiendo, midiendo. Reconozco relaciones cromáticas o lumínicas y geométricas, y eso de inmediato me provoca hacer algo, así me encuentre en un basurero.

En las imágenes de Blanco es primordial la luz, elemento que casi ningún fotógrafo estudia o considera para integrarlo a sus imágenes. Lo hacen en la práctica y a ver qué sale.

–Todo mundo habla de la luz.

–Sí, pero no saben exactamente qué es, de dónde viene, cómo se produce. Es un fenómeno cósmico; en todo el universo hay luz, como que le quitan esa importancia y piensan que nada más son lámparas de 30 o 500 vatios.

Ahora, piensa realizar un proyecto que ha pospuesto por años: el álbum de su familia en forma de libro, con material y suyo.