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Ver día anteriorJueves 8 de abril de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Querendón recado para Enrique Martin Morales, vulgo: Ricky Martin
E

nrique: si inicio mi recado diciendo que tú y yo jamás nos hemos visto y nunca conocido, estaría diciendo una verdad a medias: tú nunca me has visto ni sabes quién soy, pero yo, en cambio, te he visto en múltiples ocasiones y conozco de ti muchísimas cosas.

Por ejemplo, que eres boricua (independentista, como debe ser), que tu primer nacimiento fue el 24 de diciembre de 1971 y que, a los ocho meses, debutaste en el mundo de la publicidad como niño Carnation, uno de los muy pobres sustitutos del calostro materno.

Sé de tus cinco exitosos años en Menudo y también en Muñecos de papel. Mis debilidades erótico/estéticas me obligaban a verte a ti y a otra parvada de adolescentes bastante pesados con tal de encontrar algún capítulo de Alcanzar una estrella en el que saliera la perenne belleza de Dacia González y la emergente de Sasha Sokol. En la cola del súper, ojeaba y hojeaba las revistas frívolas que te distraen de la cuenta para contemplar las minifaldas (y lo que de ellas se desprende) de tu envidiable acompañante Rebeca de Alba.

Sé que tienes una enorme inclinación afectiva por la niñez, y más cuando es débil y desamparada. Has participado en infinidad de actos altruistas tendientes a mejorar sus angustiosas condiciones de vida. Lo has hecho gratuitamente, sin cobro alguno ni en dinero, ni en especie: como Legionario, serías un verdadero fracaso.

En razón de un sentimiento íntimo, profundo, quisiste procrear. Para conseguirlo no mentiste ni abusaste. No ejerciste seducción ni violencia. Evitaste, con honestidad y respeto singulares, la relación carnal hasta hace poco inevitable para la fecundación, con excepción, por supuesto, de la ocurrida hace 2010 años.

Optaste por la subrogación gestacional, engendraste y has sido responsable de tu acción, material, afectiva y anímicamente: Matteo y Valentino no tendrán nunca que demandar de la justicia el reconocimiento de la paternidad, un legítimo patrimonio ni mucho menos amor. De ellos dijiste: son seres de luz, seguir viviendo como lo hice hasta hoy sería opacar ese brillo con el que mis hijos han nacido. Definitivamente Matteo y Valentino tuvieron un padre ligeramente diferente al reverendo padre Maciel.

Hace unos días realizaste una verdadera hombrada, gayada, mujerada, bisexualada, como se le deba nombrar en los tiempos que corren, a un acto digno, honorable, valeroso: asumiste tu preferencia sexual.

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El cantante boricua Ricky Martin posa con sus hijos Valentino y Ma-tteoFoto Ap

Esta decisión tiene evidentes repercusiones en el ámbito personal, pero también en el público. Afrontaste la decepción, el calambre y puede que hasta rechazos en el círculo familiar. Más allá de éste, diste pábulo a que las envidias y los prejuicio se te lanzaran encima blandiendo la espada flamígera de algún arcángel (ellos, que se dice no tienen sexo). Pero al mismo tiempo pudiste identificar a los parientes que verdaderamente te quieren y respetan, a tus amigos, colaboradores y fans de a de veras.

Tu vocación (es decir, ese llamado interior) por la paternidad y la revelación de tus preferencias sexuales… Me corrijo: las preferencias sexuales son apenas una parte de tu integridad como ser humano. Quiero decir, la asunción que has hecho de tu estructura biológica, mental, anímica, es, en estos precisos momentos, de enorme trascendencia social. Tu fama mundial, tu ascendiente sobre millares de jóvenes y el acceso privilegiado a los medios que tú tienes, ha hecho que closets, armarios y hasta burós se cimbren y se entreabran. ¡Por supuesto que tu declaración ha sido para bien! Y por eso mismo te propongo: a partir del próximo año cambia para el mes de marzo el reventón de tu cumpleaños. La fecha en que Ricky Martin nace como ser humano real, consciente y libre.

Y algo de la mayor importancia: esos dos actos, voluntariamente por ti decididos, son un rotundo mentís para quienes, con alma y mente emponzoñadas, decretan que los niños no pueden ser respetados, amados, educados, por hombres o mujeres que gusten, deseen, amen a sus semejantes, cuando son demasiado semejantes.

Finalmente: no coincido con quienes suponen que tu atrevimiento te va a ocasionar problemas. Estoy convencido de que tu próxima presentación en el Auditorio va a requerir de muchas funciones extra. Si mi hija me lleva, asistiré, por que estoy seguro de encontrar infinidad de conocidos a quienes saludar: qué tal mi coronel, ¿cuándo regresó de Chihuahua? ¡Hola diputado!, ¿cómo va la reforma?, apresúrese, ya viene otro manifiesto de la Generación del SÍ. ¡Padre, buenas noches!, le juro que me ha sido imposible asistir al novenario. Ingeniera, ¿que ganó la licitación del GDF?, ¡felicidades! Muy valiente su columna, doctora, muy valiente. ¡Bien merecida la oreja del domingo, matador! ¡Chiripa!, lo de las Chivas fue chiripa, nos vemos en el Bar Bar para llorarla juntos, mi goleador.

Entre los conocidos y los disfrazados, ¡ya la hiciste, Ricky; ya la hiciste!