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A la mitad del foro

La fortaleza del sur

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César Nava y Jesús Ortega, dirigentes de los partidos Acción Nacional y de la Revolución Democrática, conversaron en un programa de radio, donde este último informó que la próxima semana se definiría una alianza electoral con el blanquiazul por el gobierno de Quintana RooFoto La Jornada
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ara lustre de la alternancia fugitiva, Fernando Gómez Mont hizo gala de firmeza y fidelidad al jefe que lo designó: Yo no abandono la nave cuando se está hundiendo. El naufragio es evidente, nada más falta el grito de las mujeres y los niños primero. Pero en San Lázaro se encargó César Nava de exhibir al liderazgo de la equidad de géneros. Y cuando Felipe Calderón decidió reprender a los políticos de la pluralidad pendenciera, el diputado panista Javier Corral respondió que el de Los Pinos no es el actor más adecuado para exhortar a los legisladores a generar un ambiente de distensión, porque la pugna de los últimos días se derivó de un pacto suscrito por el titular de la Secretaría de Gobernación.

¡Sálvese quien pueda! O dispóngase a abordar las lanchas del priísmo que avizora buen puerto y recupera la ya olvidada ufanía hegemónica de todos tan temida, con voces fortalecidas por la división de poderes, alentadas por la debilidad de quienes anuncian coaliciones para darse valor y enfrentar al PRI donde no se ha dado la alternancia, o en la vasta geografía del sur, fortaleza del priato y de la revolución que vino del norte y se consolidó socialista, de camisa roja como herederos de Garrido Canabal. Otro César, pero Augusto y Santiago, el del PRI, respondió por la bancada de su partido: No aceptamos regaños de nadie y menos de un político que carece absolutamente de calidad moral.

Ya no pidió licencia don César para dejar su curul y marcharse a la campaña de las coaliciones, del combate imaginario que no cesa contra el poder que pasa de mano en mano sin dejar de ser del mismo partido: 80 años del PRI, repiten, sin distinguir entre PNR, PRM y PRI; sin aceptar que toda política es local, que ya en el poder resulta muy cuesta arriba declararse enemigo de quienes se perpetúan en él y, al mismo tiempo, postular la urgencia democrática de la relección para salvar a la democracia sin adjetivos. Y con candidatos independientes, individuos sin partido y por encima de toda sospecha, ya que no habrá modo de averiguar de dónde salió el dinero que pague sus campañas.

Pero eso se verá cuando concluya el proceso electoral de 2012. El de la elección presidencial que arrancó a destiempo, prueba de que los políticos mexicanos sólo conjugan el verbo madrugar. Y los hay que se caen de la cama. El duelo de lodo fue provocado por las ansias de Jesús Ortega y socios, prestos a abandonar al mesías y temerosos de que en la soledad su destino será el de partido testimonial, como tan serena y claramente lo anticipó Cuauhtémoc Cárdenas. El PAN, que perdió hasta el modo de andar en las elecciones de 2009, sumó su miedo al del PRD. Y las encuestas de temporada tiraron del hilo y descubrieron que el objetivo de las coaliciones era uno y no 12.

Reflejos condicionados por el eco de las encuestas. Con los dedos atrapados en el acuerdo firmado en Bucareli y negado con obstinación, César Nava decidió que el miedo compartido es la mejor garantía de cualquier alianza y denunció lo que él mismo firmó como una conjura para favorecer a Enrique Peña Nieto, al aspirante más publicitado, al del estado más poblado y con mayor número de votantes del país. Según los augures, favorito de 52 por ciento de la población abierta. Joaquín López Dóriga divulga cifras de Consulta Mitofski: Hoy, a 28 meses de las elecciones presidenciales, 51 por ciento de los encuestados dice que el PRI va a ganarlas. Y que Peña va a ser el próximo presidente de México con 53 puntos contra 14 de Santiago Creel y otros 14 de Andrés Manuel López Obrador.

Por eso adelantaron el combate, las campañas emponzoñadas por acusaciones, sin sustentarlas en la realidad. Al costo brutal del acuerdo firmado y negado, de la renuncia de Gómez Mont al PAN, de los devaneos del presidente Felipe Calderón, don César añadió el de las calumniosas acusaciones hechas en el Congreso de la Unión por la diputada del PAN María Elena Pérez de Tejada: No lo digo yo, lo dicen muchos medios. (Peña Nieto) está acusado de haber matado a su mujer. Y la coordinadora de la bancada del PAN dejó hacer, dejó pasar. Nava aseguró que se trataba de favorecer al aspirante con lo firmado por quien ve hundirse la nave y no la abandona: la estulticia gritada en San Lázaro precipitó la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto.

El PAN logró sacar al PRI de Los Pinos, a costa de los bárbaros del norte que con el Maquío lo habían impulsado a hacerse del poder. Conservan Baja California, pero ya perdieron Chihuahua y Nuevo León. Y se desbarata el núcleo conservador, desde Iturbide a la reacción que combatió a la Reforma, la separación Estado-Iglesia: Guanajuato y Jalisco son bastiones, pero perdieron Guadalajara, Zapopan, la zona metropolitana tapatía; perdieron Querétaro y San Luis Potosí. Morelos es el punto austral del territorio mexicano gobernado por el PAN. Más al sur, nada. Los desvaríos de la sana distancia hicieron gobernador de Yucatán a Patricio Patrón Laviada, heredero de la Casta Divina. Duró un suspiro y ahora gobierna la priísta Ivonne Ortega. Nada hay en el sur para el PAN.

Puede el cesarismo de corbata ubicar a Puebla en el sur. En la capital poblana recibieron bajo palio a Maximiliano. Pero la imagen depredadora y criminal de Mario Marín no ha alterado la opinión de los poblanos, de la gente del común. Ahí el PAN apostará al conservadurismo local. Pero el operador político que hoy gobierna es el mismo que recuperó la capital poblana para el PRI. Veracruz linda con Tamaulipas y llega hasta Tabasco. Miguel Ángel Yunes empezó su campaña como candidato del PAN y del Panal de la maestra milagrosa. Dante Delgado salió de prisión como Edmundo Dantés: rico y ávido de venganza. Yunes lo encarceló cuando gobernaba Patricio Chirinos. El panismo local dividido y Javier Duarte con el aparato del PRI afinado por Fidel Herrera para ganar y conservar la base de poder para 2012.

Oaxaca es la meta de los romeros que dispersó la realidad y ahora marchan al son de la desconfianza mutua y la fantasía de liquidar el caciquismo octogenario del PRI. Gabino Cué es un buen hombre. Pero como en los gallos, en el amarre y el soltador está el gane. Subestiman a Ulises Ruiz y el PRD se aferra a la obsesión caleidoscópica de Manuel Camacho, profeta apocalíptico y predicador del arribo del Mesías, a partir de su evasión de la rueda del karma tricolor en el sombrío y turbio 1994. Sinaloa no es Nayarit. Durango no es Guerrero. Y Oaxaca no es Chiapas, donde las victorias pírrricas eclipsaron el sol redondo y colorado.

Mañana lunes rinde su quinto informe de gobierno Félix González. De estilo suave y mano firme, el gobernador de Quintana Roo ha superado los obstáculos de cargos y fallas ajenas, cuyas consecuencias no eludió con el expediente de negar la militancia o repudiar el compromiso personal. Ha hecho lo suyo y el martes empezará la campaña por la candidatura del PRI. A tiempo para evitar que prosperen los métodos de la derecha imitadora de Aznar el exiguo. Hay cinco aspirantes: Roberto Borge y Carlos Joaquín adelante; un tercero en discordia, Eduardo Espinosa; y por derecho propio, Gabriel Mendicutti y Andrés Ruiz.

El sur no es territorio panista. En Quintana Roo, la desesperación mueve a don César hacia una coalición que llevaría como candidato a gobernador a Greg, el predicador que con las riquezas de Cancún deslumbró a las izquierdas.

El combate en el lodazal pone a Felipe Calderón al borde del naufragio; firme al timón de la nave que, según su segundo de a bordo, se está hundiendo.