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La muestra del artista en Bellas Artes invita a la reflexión a partir de objetos cotidianos

René Magritte comparte pensamientos y sueños plasmados en imágenes poéticas

Desde el jueves 18 el público podrá admirar 152 obras de uno de los máximos exponentes del surrealismo

Sillas, sombreros, manzanas, piedras y árboles pueblan la estética del autor belga

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Obra de Magritte, incluida en la exposición del Museo del Palacio de Bellas ArtesFoto Guillermo Sologuren
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Obra de Magritte, incluida en la exposición del Museo del Palacio de Bellas ArtesFoto Guillermo Sologuren
 
Periódico La Jornada
Viernes 12 de marzo de 2010, p. 5

Un abrigo destruido, sin cuerpo que lo habite, levita en el espacio; al fondo, una ciudad inmersa en la oscuridad. Un mundo sostenido por enormes ramas brilla en la noche, mientras un pájaro despliega las alas y hace visible el cielo.

La obra de René Magritte está en México e invita a la reflexión a partir de objetos cotidianos: sillas, sombrillas, sombreros, manzanas, bombines, pan, piedras, barcos, árboles y nubes. Imágenes poéticas de la realidad invisible del artista belga más relevante que albergará el Museo del Palacio de Bellas Artes durante cuatro meses.

Magritte plasma la relación entre las imágenes y las cosas. En su cuadro La gran guerra, una mujer vestida de blanco sostiene un paraguas, pero su rostro está oculto por un ramo de violetas, detrás de ella aparece el mar. Lo que puede ser visible, como los ojos, la boca y la nariz, el artista lo oculta y es cuando entra la imaginación del espectador para hacer visible la realidad.

La muestra El mundo invisible de René Magritte, que se presenta en el contexto del bicentenario de la Independencia y centenario de la Revolución, comprende 40 años de la labor de artista belga, uno de los máximos exponentes del surrealismo.

Golconda: sobre la fachada de unos edificios aparecen cuerpos de hombres suspendidos, vestidos de negro y con sombreros de copa; el cielo está despejado, es lo que se observa a través de una ventana. El ser humano representado bajo una misma apariencia en el cielo, aunque pertenezca a la tierra.

Con la curaduría de Roxana Velásquez, directora del recinto, y de Sandra Benito, la muestra aborda los procesos de producción del artista desde 1922 hasta 1966, justo un año antes de su muerte.

El público podrá conocer sus primeras búsquedas en el entorno de las vanguardias, el surrealismo y sus trabajos como ilustrador, hasta la publicación de Las palabras y las imágenes.

Venturosa yuxtaposición

Ilusiones, palabras, objetos. La yuxtaposición da lugar al mundo invisible del artista para sugerir lo que el ser común no ve. Lo visible está suspendido de lo invisible. Un cielo con inmensas nubes, permanece atrapado por la oscuridad.

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Obra de Magritte, incluida en la exposición del Museo del Palacio de Bellas Artes, durante un recorrido con los representantes de los medios de comunicaciónFoto Guillermo Sologuren

El objetivo principal de la exposición, que requirió una inversión de 16 millones de pesos, es reunir por primera vez en México pinturas, dibujos y litografías, junto con filmes y fotografías sobre su vida y su obra para que el público tenga un panorama amplio de la estética de Magritte.

Las salas Nacional, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, Jorge González Camarena, José Clemente Orozco y Rufino Tamayo albergan las 152 piezas procedentes de Austria, Bélgica, Canadá, Estados Unidos, Francia, Israel, Portugal, Suiza, aunque algunas son de México.

La primera sala, denominada Surrealista belga, permitirá conocer los inicios de Magritte y sus influencias, como el dadaismo; la segunda, Misterios poéticos de la fotografía, presenta los experimentos del artista con las imágenes fotográficas y el cine.

La tercera sala, cuyo tema es Viaje a París y de vuelta a Bruselas, incluye obras que el pintor realizó en el tiempo en que conoció a los surrealistas franceses y posteriormente asimiló influencia para crear un surrealismo muy original.

Las salas Nacional y Diego Rivera muestran el fascinante mundo invisible de Magritte, en el cual salta a un primer plano que hay detrás. Se trata de las obras creadas en los años 50 del siglo pasado; ahí se encuentra la mayor parte del acervo.

La muestra finaliza con la parte llamada Paradojas de un noble burgués, en la que se aprecia el juego de la iconografía del hombre con el bombín y de los rostros ocultos. Aquí se unen conceptos con imágenes de los objetos.

Pipas, piezas de ajedrez y paraguas son parte del mundo de un hombre que comparte pensamientos y sueños, al cual el público podrá disfrutar a partir del 18 de marzo en el Museo del Palacio de Bellas Artes (avenida Juárez y Eje Central).