Nueva gramática Magda Riquer La Gramática (…) nos hace ver el maravilloso artificio de la lengua, enseñándonos de qué partes consta, sus nombres, definiciones, y oficios y como se juntan y enlazan para formar el texido de la oración. Prólogo de la primera gramática española (1771) Para Lorenzo Valla, el gran humanista italiano del siglo XV, “habla mejor el pueblo que el filósofo”. Tal era su fe en el valor social de la gramática que, como guía para la configuración del pensamiento y para el refinamiento del espíritu que se inscribe en los planos individual y social de la vida cotidiana, cumple su llamado a iluminar la realidad, y no se reduce a conjuntos de calificaciones y esquemas abstractos. El pensar de Valla cobra sentido en el contexto de la presentación, en España, de la Nueva Gramática de la Lengua Española, resultado del consenso y de once años de trabajo conjunto de las veintidós academias de la lengua: diecinueve hispanoamericanas, la Española, la Filipina y la de Estados Unidos.
El proyecto se gestó en 1998, en el Congreso de la Asociación de Academias celebrado en la ciudad de Puebla, y ahora es la primera vez que la gramática académica explica el español de América y abarca el español de todo el mundo, como una gramática “total” que dibuja el mapa de la unidad y de la variedad de las diferentes estructuras del idioma que hablan 400 millones de personas en el mundo. Es una gramática de descriptiva y normativa que contiene textos literarios, ensayísticos, científicos, periodísticos y de procedencia oral, y que abarca todas las épocas y todos los países hispanohablantes. Adverbios como “de carretilla” que es como leen los cubanos, o “a la fija”, como lo hacen los colombianos, han sido incluidos y permiten comprender a los que leen “de carrerilla” cómo se lee, según el lugar. En Centroamérica, a quienes les gusta “ir de gorra”, les dicen que van “de fai” y en Puerto Rico “de cachete”. “Me lo sé de paporreta”, dice Bryce Echenique en Magdalena peruana y otros cuentos, lo que en otros países se sabrían de memoria. El empleo de locuciones latinas queda en ocasiones muy bien, pero hay que saber emplearlas, ya que lo correcto es decir “motu proprio” y no “de motu proprio”, y también “grosso modo” y no “a grosso modo”. Ya están en las librerías los dos primeros volúmenes: morfología y sintaxis, y antes de que termine el primer trimestre de este año estará listo el tercer volumen: fonética y fonología.
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