Sociedad y Justicia
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Aún no se prueba que haya contaminación de semillas, afirma

Cibiogem: deben considerarse las opciones tecnológicas para mejorar el grano criollo
Enviada
Periódico La Jornada
Miércoles 3 de marzo de 2010, p. 35

Guadalajara,Jal., 2 de marzo. Después de casi una década de que se detectó la contaminación con transgénicos en las siembras tradicionales de Oaxaca, no se han visto consecuencias, y aunque México es cuna del maíz, deben considerarse las opciones tecnológicas para asegurar la existencia del grano por más tiempo, señaló Ariel Álvarez, secretario ejecutivo de la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados (Cibiogem).

Entrevistado en el contexto de la Conferencia técnica internacional sobre biotecnologías agrícolas en los países en desarrollo, realizada por la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el experto dijo que en distintos sectores hay temor de que las trasnacionales de la biotecnología se apoderen de este mercado, pero la legislación mexicana es muy restrictiva y ha limitado la participación de científicos nacionales.

Sobre el afán de cultivar maíz transgénico –hasta ahora autorizado en fase experimental–, sostuvo que se habla mucho de ello, pero como cuna del maíz (hay 62 razas conocidas de este alimento en el país) también tenemos que ver las diferentes opciones para asegurar que tengamos ese maíz por más tiempo.

El responsable de la Cibiogem, encargada de establecer las políticas relativas a la seguridad de la biotecnología respecto al uso de organismos genéticamente modificados, se preguntó si dichos cultivos no son una opción “por que, por ejemplo, cuando se introdujeron los híbridos –hace 50 años– ocurrió el mismo debate. Se dijo que se acabarían los criollos”.

Ahora –señaló– se habla de contaminación, la cual tiene connotaciones muy negativas; quisiera saber ¿desde cuándo podemos hablar de esa contaminación, entre comillas, de transgenes en maíz? En 2001 se detectó en la sierra de Oaxaca y, ¿dónde están las consecuencias?.

Ante la pregunta de si recientemente se han hecho estudios científicos en las siembras de maíces criollos para saber si están contaminados, respondió: “podemos encontrar los transgenes, pero no vamos a saber si se acaban de introducir. No hemos visto consecuencias. El flujo génico per se no constituye un riesgo.

“Si me dicen: ‘es que no debe haber un gen’, podemos debatir si es una cuestión biológica o de principios. Pero no hemos visto ninguna consecuencia. Nos estamos cerrando a la posibilidad de que esta tecnología pueda ayudanos a mejorar esos criollos”.

Dijo que si se encuentran transgenes en los maíces criollos y éstos mantienen su identidad, se siguen cultivando como siempre, con las mismas propiedades, lo que sería un indicativo. Explicó que podrían poner genes en los granos criollos y resolver problemas sociales de los productores. “Si se decide que México no debe tener maíces transgénicos, que sea con bases solidas, científicas, no sólo ‘por que no debe haber’. La idea es generar conocimiento para la toma de decisiones”.

–¿Qué debe pasar para saber que hay un efecto negativo?

–Tendríamos que ver realmente si hay alteración en el genoma de los criollos que cambie las características, que el productor ya no reconozca su maíz, que los haga más susceptibles a una enfermedad, que la presencia de un gen está causando daños en el teocintle y éste se comporte como una maleza más invasora”.

Puntualizó que los interesados en comprar los maíces de las grandes compañías son los agricultores comerciales que siempre han adquirido híbridos y que año con año han pagado la semilla. Los pequeños productores seguirán sembrando los criollos; nadie les va a imponer el cultivo de transgénicos.