El poeta destacó por la desnuda intemperancia de su verso
Miércoles 3 de marzo de 2010, p. 6
Reconocido como un poeta capaz de enaltecer y rescatar las fibras más últimas del alma humana, debido a la desnuda intemperancia de su verso
, la madrugada de este martes falleció el escritor chiapaneco Enoch Cancino Casahonda, a los 82 años, debido a complicaciones por insuficiencia renal, informó el Fondo de Cultura Económica.
Médico de profesión, presidente de la corresponsalía del Seminario de Cultura Mexicana en Tuxtla Gutiérrez y miembro correspondiente de la Academia Mexicana de la Lengua desde 1974, Cancino Casahonda es autor de Canto a Chiapas (1949), Con las alas del sueño (1952), La vid y el labrador (1957), Ciertas canciones (1964), Estas cosas de siempre (1970), Antología poética (1979), Tedios y memorias (1982) y La vieja novedad de las palabras (1985), entre otros poemarios.
Nacido el 6 de octubre de 1928, el poeta perteneció al movimiento cultural llamado Ateneo Chiapaneco, al lado de Jaime Sabines y Rosario Castellanos.
Su nombre es una institución en la poesía chiapaneca. En su obra, de acuerdo con la publicación Tinta de Chiapas, “vibra la provincia a plenitud. En su particular regionalismo, en su autorreconocimiento, se encuentran –justamente– los valores universales de su poesía”.