Vía Twitter y La Jornada en línea ofrecieron sus condolencias y recordaron su obra
Lunes 1º de marzo de 2010, p. 5
Los lectores de Carlos Montemayor le rindieron un homenaje vía Internet. Las redes sociales y la página de La Jornada, su casa, se convirtieron este domingo en el espacio en el que cientos de usuarios reconocieron la vida y obra del escritor fallecido la madrugada del 28 de febrero.
Condolencias, fragmentos de su poesía o sus ensayos, anécdotas, enlaces a sus textos o audios, llenaron decenas de pequeños textos, todos refiriéndose a sus aportaciones a la vida cultural social y política del país.
La editorial Random-House Mondadori, a través de su oficina de prensa, dio a conocer la información a primera hora vía Twitter. De ahí, La Jornada se convirtió en el primer medio de comunicación en difundir el deceso, primeros datos que pronto fueron retomados por la comunidad twitera.
A partir de ese momento escritores, periodistas y lectores del escritor chihuahuense comenzaron a retwitear la información y subirla también a sus páginas de Facebook. En unas horas el hashtag #carlosmontemayor se convirtió en el primer trend topic (el tema del día) en México, y también fue colocado por personas, agencias informativas y periódicos de otras partes del mundo. Fue la despedida a una de las grandes plumas de México.
Apenas el sábado, debido a la gravedad del escritor, periódicos de Chihuahua anunciaron el fallecimiento del intelectual, información que fue retomada en Twitter y dada por cierta por muchos usuarios.
La versión fue desmentida de inmediato; quienes la habían dado por cierta rectificaron y fue objeto de un nuevo debate acerca de la responsabilidad de los medios y la necesidad de verificar la información antes de enviarla al ciberespacio.
En Twitter llegaron las primeras condolencias: “Falleció Carlos Montemayor”, así, escueto y sencillo. “Su pensamiento se queda y aún más vivo”, escribió manolomex; mientras otros, como roaldin, propusieron declarar duelo nacional por la muerte de don Carlos.
“Yo supe de la guerra sucia por #carlosmontemayor. Mi breve twithomenaje”, dijo edymex; y ElKarso: “wow, se nos va un verdadero maestro de la letra, un ejemplo, simplemente un maestro”, pero sobre todo el llamado a honrar su memoria leyendo su obra.

En la página de La Jornada, lejos de la dictadura de los 140 caracteres, los comentarios fueron más amplios, múltiples reconocimientos y despedidas, agradecimientos y duelo. Carlos Montemayor fue despedido así en su casa online:
“Descanse en paz, maestro. Todos aquellos que fuimos iluminados por su pensamiento crítico, responsable y sensible ante la realidad social estamos de luto y lamentamos enormemente su pérdida. Un mexicano excepcional y ejemplar nos deja; ahora su legado tiene que ser difundido para cumplir el sueño que tanto buscó: hacer una sociedad más justa y culta. Mi más sentido pésame a todos sus amigos y familiares”, comentó Aldo Torres a las 11:47 de la mañana.
“Voz y análisis irremplazables”
Entonces sus lectores hicieron suyo ese espacio en la red sin importar la extensión: “Es una de las pocas voces de la intelectualidad mexicana que mantuvo una verticalidad y una entereza de convicciones hacia la situación de pérdidas en nuestro país, documentadas y fundamentadas en la tristeza de la realidad nacional que nada tiene que ver con festejos de Independencia. Su voz y sus análisis son irremplazables; adiós mi querido compadre, seguiremos cantando contigo en esa lucha por nuestra dignidad y honorabilidad nacionales y la justicia social. Gracias por haber compartido tu sabiduría y conocimientos en el calor del hogar. Las obras que realizamos juntos seguirán sonando en las salas de conciertos”, expresó, desde Querétaro, Francisco Núñez.
Y Jhonny le dedicó un poema de Rosario Castellanos: “Fuimos dejando huellas./ Larga y pacientemente acariciamos el rostro de la piedra. Nombramos así los lugares, los días con/ una lengua eterna./ Señalamos un árbol sangrando su corteza por volverlo entre todos/ el único y el santo./ Se erguía entre nosotros y sostenía el cielo el árbol señalado./ Teníamos guardada/ –como un granito de otro atado en un pañuelo–/ Una sola palabra./ Y cuando la decíamos eran los corazones/el espejo del alba.”
Y otros muy breves, apenas una línea: “Mi más sincero reconocimiento y admiración por don Carlos Montemayor”.
“Descanse en paz”, dijo un lector de nombre José Luis Hernández, y Roberto Bugliani se despidió así: “Un abrazo, don Carlos. Descansa en paz, querido amigo”.