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Gracias a México, mi padre fue un gran fotógrafo en su época, dice su hija Alejandra

El archivo íntegro de Leo Matiz será donado a un museo del Distrito Federal

El recinto de la Casa de Las Ajaracas albergará 15 mil positivos, 500 mil negativos y una colección de 300 cámaras del también caricaturista

Presentan libro sobre el artista colombiano

Foto
Alejandra Matiz muestra el libro sobre su padre, El México de Leo Matiz, que hoy será presentado en el Museo de la Ciudad de MéxicoFoto Guillermo Sologuren
 
Periódico La Jornada
Jueves 25 de febrero de 2010, p. 5

Si no hubiera sido por México, mi padre no hubiera logrado ser lo que fue: uno de los 10 mejores fotógrafos del mundo en su época. La historiadora de arte Alejandra Matiz argumenta así su determinación de trasladar a nuestro país el archivo íntegro de su progenitor, el fotógrafo colombiano Leo Matiz (1917-1998), y donarlo a una institución mexicana.

Se trata del Museo Archivo de la Fotografía, dependiente de la Secretaría de Cultura del Gobierno del Distrito Federal, ubicado en el Centro Histórico, en el inmueble conocido como Casa de Las Ajaracas.

El archivo consta de 15 mil positivos, 500 mil negativos, una colección de 300 cámaras fotográficas, cartas y todos los recortes de prensa del mundo donde aparece trabajo del citado personaje, sea en su faceta de periodista gráfico, artista o caricaturista.

Es todo el acervo de la Fundación Leo Matiz, aclara Alejandra, quien es su presidenta. “Puede decirse que, sí, trasladé la fundación a México; sólo dejé una oficinita y un museo que están haciendo en Aracataca, sitio donde nació mi padre.

Lo siento mucho por Colombia, pero siento más a México. Pienso que era justo que toda la obra de Leo Matiz se viniera para acá, porque México fue el que lo formó, el que lo ayudó, el que creyó en él. Mi padre debe formar parte del arte mexicano, aunque haya nacido en otro país.

Versión digitalizada

En entrevista a propósito de la publicación del libro El México de Leo Matiz, que será presentado este jueves, a las 19 horas, en el Museo de la Ciudad de México (Pino Suárez 30, Centro Histórico), Alejandra Matiz precisa que si bien el archivo original se encuentra ya en la citada institución, lo que donará a la misma será una versión digitalizada del mismo.

Comenta que tiene pensado vender parte de los originales y que su deseo es hacerlo a una institución mexicana. Ello con el fin, al igual que el archivo digitalizado, de que la obra de mi padre sea gozada, estudiada, investigada, explotada por los mexicanos, y que sean ellos quienes la pongan al alcance del resto del mundo.

La historiadora de arte recuerda que Leo Matiz llegó a México en 1941, ya como fotógrafo, si bien en sus documentos se asentaba que era de oficio dibujante, caricaturista.

Era el nuestro en aquel entonces un país fabuloso, sobre todo en el terreno del arte y la cultura, según la especialista: Era la época del México de Oro, cuando se le consideraba la París latinoamericana. Europa estaba en guerra y entonces muchos intelectuales y artistas, entre ellos varios fotógrafos, decidieron venirse a este país. Basta recordar a Tina (Modotti), (Edward) Weston y (Luis) Buñuel.

Fue aquí donde el joven fotógrafo Leo Matiz logró cautivar con su trabajo al director de la revista Así, para la que realizó trabajos memorables, como la conmovedora serie que acompañó el texto de Luis Spota sobre las Islas Marías, imágenes que le valieron el premio nacional de periodismo.

De allí dio el salto al cine, luego de que su particular mirada impresionó a Gabriel Figueroa, quien lo invitó a trabajar con él y Manuel Álvarez Bravo durante seis años, época en la que convivió y retrató a gran parte de las figuras de la llamada Época de Oro.

Leo Matiz hizo el primer casting para lanzar a María Félix a la pantalla grande, así como los primeros desnudos de esta actriz, con la que tuvo amoríos, a decir de la hija del fotógrafo.

Una de las principales virtudes que Alejandra Matiz destaca de su padre como persona y artista es su profundo sentido humano. De allí que, sostiene, también se interesara por captar a los personajes de la calle, del campo, de las comunidades rurales e indígenas, a los niños, a los desposeídos.

Fue mi padre quien le enseñó el México de los olvidados a Luis Buñuel antes de que el cineasta rodara su película con ese nombre, la gente no lo sabe. Mi papá ya había hecho artículos sobre los olvidados y Buñuel le pidió que lo acompañara porque necesitaba hacer una película; lo invitó incluso a ser el director de fotografía, lo cual declinó, no sin antes presentarle a Gabriel Figueroa.

Mirada muy amplia

Luego de precisar que el acervo de Leo Matiz sobre México consta de 5 mil positivos y cerca de 100 mil negativos, producto de cerca de 10 años de trabajo en el país, Alejandra Matiz recuerda que Gabriel García Márquez definió a la fotografía de Matiz como muy cinematográfica.

Las fotos de mi papá tienen alma, movimiento, vida; no son frías, estáticas; son fotos que viven, que se mueven, que dicen, que transmiten un mensaje. Su mirada era muy amplia: fue capaz de mostrar lo más crudo de la tragedia humana y la belleza de la sutileza femenina.

Esos son los valores que Alejandra Matiz destaca del libro El México de Leo Matiz: En él podemos encontrar muchos Méxicos: el de los muralistas, el del cine, el arqueológico, el indígena, el del periodismo gráfico, el de los niños, el de los olvidados, el de los bellos paisajes.