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Las películas me llegan como asaltantes nocturnos: Werner Herzog
 
Periódico La Jornada
Domingo 21 de febrero de 2010, p. 7

Berlín, 20 de febrero. Werner Herzog recibió a un reducido grupo de periodistas provenientes de distintas regiones del mundo, del que La Jornada tuvo el privilegio de formar parte. De una visión poco convencional, arriesgada y casi rebelde, el cineasta alemán, quien presidió el jurado de la 60 edición del Festival de Cine de Berlín, confirmó lo que ya se había escuchado sobre él. Así como su filmografía ha causado impacto durante su larga vida creativa, él mismo tiene una personalidad que nunca provoca indiferencia.

Sin entrar en detalles ni dar nombres Herzog habló sobre su labor como presidente del jurado, que lo obligó a ver varias cintas diarias y lo hizo sentirse fresco. Siempre comencé la jornada con la esperanza de ver una gran cinta, aunque esa clase de película se ve cada diez o 20 años, dijo el autor de Fitzcarraldo (1982).

Nacido el 5 de septiembre de 1942 en Munich, creció en un pueblo alpino austriaco y vio su primera película a los 11 años. Entonces no sabía que existía el cine hasta que llegó una proyección ambulante a nuestra aula de clases en las montañas, así que a lo largo de mi vida he visto grandes y maravillosas películas, pero no muchas.

Tartamudos, cojos y bizcos

El cineasta dijo que la selección en competencia reflejó este año una crisis, aludiendo a la turbulencia financiera que afectó a numerosas economías en el mundo. Eso se traduce en un cierto ánimo que fue similar en unas seis de las 20 que figuraron en competencia.

Fundador del nuevo cine alemán, director, documentalista y guionista de entre 50 y 60 películas, reconoció ver su obra con ojo crítico, sobre todo cuando hubiera podido hacer algo mejor, pero me resigno rápidamente. Son como niños que tienen pequeños defectos; uno tartamudea, otro tiene una cojera y otro más es bizco, pero amo mis películas con todo y sus defectos, porque aunque son parte de mi propia creación tienen vida propia.

A Herzog no le gustan las etiquetas y dijo nunca haber perseguido una carrera. Nunca la he tenido, lo que tengo es una vida, y explicó que carrera es algo que se aprende y luego se toman decisiones para ascender como en una escalera.” Herzog dijo conocer a muchos cineastas que consultan las listas de libros más vendidos en busca de algo que filmar. “Yo nunca he trabajado así, son las películas las que me llegan de alguna manera.

Vienen a mí como asaltantes nocturnos, escucho un ruido, voy a la cocina y hay ahí entre seis y siete asaltantes que se han metido sin ser invitados, una invasión de mi hogar. Herzog recordó el proyecto de filmar La conquista de México desde la perspectiva de los aztecas, que tuvo que abandonar por el excesivo costo de su producción. Esa película no pudo ser financiada, pero no me provoca insomnio, porque mientras estoy aquí sentado hay unas siete u ocho películas haciendo presión.

El director de Aguirre, la cólera de Dios (1973), reconoce que siempre ha sido así. Tengo demasiados proyectos, el año pasado hice tres películas, pero hubiera podido hacer 14 si pudiera trabajar más rápido y financiar su producción.

Rezo por buenos actores

Herzog, quien reside en Los Ángeles porque ahí se casó con una fotógrafa rusa, niega tener algún interés en Hollywood o en Estados Unidos, pese a que su más reciente cinta Bad LeutenantEnemigo interno– (2009) protagonizada por el estadunidense Nicolas Cage, fue rodada en Nueva Orleáns. Al cineasta le gusta filmar lejos del estudio, en el mundo real, y busca sus escenarios en cualquier parte del mundo. He hecho películas en la Antártida, el año pasado hice otra en el sur de Etiopía, para mí es irrelevante si el escenario es Estados Unidos, la Luna o el espacio sideral.

Para el cineasta un actor no está definido por su cara, como sucede en la corriente dominante de Hollywood. Eso sucede con Leonardo DiCaprio o Brad Pitt, en cuyo caso hay que rezar porque también sean buenos actores. Sobre al actor alemán Klaus Kinski, protagonista de memorables películas suyas como Nosferatu el Vampiro, Aguirre, la cólera de Dios, Woyzec, Fitzcarraldo y Cobra Verde, con quien tuvo una difícil relación, Herzog explica que lo más interesante en él era la intensidad, una presencia que irradiaba en pantalla que muy pocos actores tienen.

Herzog, un autodidacta que nunca trabajó al lado de otro realizador, afirma que para ser cineasta es irrelevante la formación académica. Lo más importante para la gente que comienza a hacer cine es tener el coraje para seguir sus propios sueños. No es sólo perseverancia, es seguir tu propia visión y no tener miedo.