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Renuncia el director de noticias de Globovisión, Alberto Ravell, duro crítico del presidente

Hugo Chávez no da respiro; firma contratos petroleros, expropia y gana partidos de softbol

La oposición avanza con dificultad en su mesa de unidad para elegir candidatos a elección popular

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Acompañado de estrellas del beisbol venezolano, el presidente Hugo Chávez conformó un equipo que ganó 14 a 12 un partido de softbol, ayer en CaracasFoto Ap
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Periódico La Jornada
Viernes 12 de febrero de 2010, p. 24

Caracas, 11 de de febrero. Mientras Venezuela se aletarga en víspera de los carnavales, el presidente Hugo Chávez no da un minuto de respiro a los electores. En sólo unas horas, anuncia la firma de importantes contratos con petroleras extranjeras, afina los premios y castigos de la emergencia eléctrica, gana una batalla crucial contra los medios que llama golpistas, anuncia que su partido irá a elecciones primarias, recibe la tercera renuncia de un ministro en un mes (el de Salud) y abre una investigación contra los joyeros que ocupaban uno de los cuatro edificios cuya expropiación ordenó el domingo pasado. Ah, y se da tiempo de ser estrella de un juego donde comparte bola con varias estrellas del beisbol venezolano. Y que, claro, es transmitida por la televisión estatal.

Se llevaron todo despavoridos ¿Qué estarían ocultando? Le he dicho a Tareck (El Aissami, ministro del Interior) que abra una investigación, una investigación científica porque se llevaron todo, arranca Chávez, contra los joyeros.

La investigación científica habrá de iniciar, quizás, en el techo de la joyería Arte Guyana, justo en la esquina caliente, como se conoce a un punto de la Plaza Bolívar donde, desde hace muchos años, los chavistas se reúnen a lanzar arengas, ver documentales revolucionarios y repartir propaganda.

Todos los exhibidores, que hasta el domingo contenían anillos, cadenas y otras joyas, están vacíos. Los plafones fueron apresuradamente retirados también: Pues si van a expropiar no les vamos a dejar los aires acondicionados, dice uno de los empleados, quien rápidamente pierde la palabra frente al huracán verbal de la encargada de la joyería, Gledis Moncada. Nos llevamos todo porque la gente del oficialismo se agitó después del anuncio del presidente, se plantaron aquí enfrente y empezaron a gritar que el oro era de ellos y cosas por el estilo.

Por un verdadero rescate del centro histórico

Moncada, quien votó por Chávez, dice que espera que en verdad se realice el rescate del centro histórico, y no entreguen los edificios a gente que los destruya. Lamenta, eso sí, que el anuncio del presidente haya desatado amenazas contra los empleados de la joyería, con 42 años en el lugar. Nos gritaron ladrones, mafiosos, prostitutas.

El alcalde Jorge Rodríguez, encargado de dar la cara tras la decisión de Chávez, no se ha reunido con los arrendatarios del edificio que, curiosamente, pertenecía, en comodato, a la Universidad de Occidente (UDO), que lo rentaba a los joyeros para completar el presupuesto de la casa de estudios.

Cuando la rectora de esa institución, Milena Bravo, intenta defenderse, se le van encima diversos funcionarios y dirigentes del partido oficial (que planean convertir el edificio en un Museo de la Revolución). Esas joyerías no tenían patente ni variable de uso. ¿Ese es el ejemplo que la UDO le quiere dar a sus estudiantes?, dice el alcalde Rodríguez, también ex vicepresidente de la República.

El alcalde ha insistido en que las joyerías no estaban en regla, porque el edificio tenía autorización para oficinas y no para comercios. En respuesta, los joyeros pegan copias de sus permisos en las vitrinas vacías. Algunos recuerdan, además, que la alcaldía es responsable de verificar que esos negocios estén en regla.

En 1969 el Ministerio de Educación entregó en comodato a la UDO el edificio en cuestión, llamado La Francia, uno de los que Chávez señaló con el dedo mientras decía: ¡Exprópiese! La rectora no ha hecho más que exponer la paradoja de que se expropie un bien que ya es público.

Mucho ruido que no deja ver que el asunto es apenas una parte de la estrategia electoral de Chávez.

Los venezolanos y Pavlov

Los venezolanos somos como los perritos de Pavlov: cuando sube el precio del petróleo, salivamos, dice el encuestador Luis Vicente León, de Datanálisis, una de las empresas que goza de reconocimiento entre las filas chavistas. Estamos condicionados a que las cosas mejorarán porque sube el precio del petróleo, completa.

La noche del miércoles hubo motivos para salivar.

El ministro de Energía, Rafael Ramírez, anunció la firma de dos contratos millonarios con dos consorcios extranjeros, para la explotación de porciones de la franja del Orinoco. Sólo por uno de ellos, firmado con la española Repsol y dos empresas indias, la estatal Petróleos de Venezuela recibió un bono de mil 50 millones de dólares, como derecho de piso y una cantidad similar como préstamo.

Durante el anuncio, efectuado en el presidencial Palacio de Miraflores, el presidente Chávez aprovechó la presencia de Alí Moshiri, alto directivo de la estadunidense Chevron (al frente del otro conglomerado), para enviarle un mensaje a su par estadunidense Barack Obama: Ojalá recuperemos el nivel de relaciones de cuando gobernaba Bill Clinton.

Cosa improbable, si se toma en cuenta que Chávez aprovecha el 31 aniversario de la revolución islámica, para felicitar a su par iraní, Mahmud Ahmadineyad.

Chávez confirma su respaldo a Irán por su decisión de enriquecer uranio y se suma a la revolución que nos lleva 20 años.

Golpevisión pierde frente a Discovery Chávez

De su muy petrolera agenda internacional, Chávez pasa a los asuntos domésticos. Suelta la definición que desde hace tiempo esperaban quienes aspiran a llegar a la Asamblea Nacional: el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), escogerá a sus candidatos mediante elecciones primarias, a diferencia de la pelea a cuchillo que ocurre en la oposición.

La oposición, mientras tanto, avanza con dificultades en su mesa de unidad, que está definiendo candidaturas comunes.

Según sus voceros, la oposición –que va de la ultraderecha hasta cierta ultraizquierda corrida a la socialdemocracia–, logrará acuerdos en la mayoría de los casos, toda vez que sus posibilidades de triunfo frente a la maquinaria del oficialismo dependen, en primer lugar, de no dividir sus votos. Versiones de la prensa local indican que sólo irá a primarias en la cuarta parte de los circuitos electorales. En parte porque eso puede dividirla irremediablemente y en parte porque las internas cuestan un dinero que la oposición dice no tener.

Les tenemos preparada una sorpresa para septiembre, dice Enrique Mendoza, ex gobernador del estado Miranda.

Pero más bien la sorpresa ocurre en las filas opositoras.

El rumor que comienza el miércoles se hace realidad este día: Alberto Federico Ravell, director del canal de noticias Globovisión, el espacio opositor por excelencia, renuncia a su cargo, presionado por los socios mayoritarios de la empresa (él sólo posee el 10 por ciento). A punto de ser intervenido su banco, por diversas irregularidades, el socio mayoritario, Guillermo Zuloaga, prefirió negociar con el gobierno.

Es difícil explicar para cuál de los bandos ha resultado más pernicioso Globovisión (o Golpevisión, como dice un viejo chiste). El canal de noticias ha sido un persistente y duro crítico del chavismo, aunque su audiencia no rebasa seis por ciento de los televidentes. Infamias, calumnias, mentiras, han sido la moneda corriente del canal (lo mismo que en La hojilla, la réplica chavista).

Ravell, para disgusto de la oposición política, se convirtió no sólo en una piedra en el zapato de Chávez, sino en un líder del antichavismo que, con sus decisiones editoriales, podía inventar un dirigente opositor o destruir la carrera de cualquiera.

La salida de Ravell es un duro golpe para la oposición radical contra Chávez que, a estas alturas, es casi toda.

Está previsto un cambio accionario, que llevaría aparejada una línea informativa más responsable y de respeto a la institucionalidad democrática, había dicho hace unos días José Vicente Rangel, periodista y ex vicepresidente, anticipando la jugada.

Es un triunfo nada despreciable para el presidente Chávez. Quizá para celebrarlo es que organiza un juego de softbol donde se hace acompañar de varias de las estrellas del beisbol local. Luminarias como El Kid Rodríguez, de los Mets. El equipo de Chávez, claro, gana 14 a 12. Y contra la consigna de la oposición (Luz, electricidad, agua/ uno, dos, tres,/ Chávez tas’ ponchao), nadie le hace tres outs al presidente de la camisa roja.