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El diccionario enciclopédico será presentado hoy en el Centro Cultural Bella Época

Realizan la primera versión mexicana del más importante lexicón de música

La traducción fue coordinada por Alejandro Pérez-Sáez

La hazaña editorial fue consumada con la colaboración de Federico Bañuelos, Yael Bitrán y Juan Arturo Brennan

 
Periódico La Jornada
Jueves 11 de febrero de 2010, p. a10

Cuatro especialistas dirigidos por el maestro Alejandro Pérez-Sáez lograron una hazaña editorial que siembra parteaguas en el tema: una versión mexicana, exportable a España y el resto de Latinoamérica, del máximo referente mundial de consulta en un solo tomo en el mundo: The Oxford Companion to Music, que será presentado esta noche en el Centro Cultural Rosario Castellanos con su nombre en castellano: Diccionario Enciclopédido de la Música, editado en 1685 páginas por el Fondo de Cultura Económica (FCE).

El equipo está integrado por Federico Bañuelos, Yael Bitrán, Juan Arturo Brennan y Alejandro Pérez-Sáez, quienes tradujeron del inglés la versión más actualizada del encumbrado lexicón: la que publicó la Oxford University Press en 2002, en una edición coordinada por Alison Latham, quien modificó radicalmente la versión precedente, de 1983, mediante la adición de nuevas entradas, pero sobre todo un tratamiento ensayístico con temas tan importantes como la mujer en la música, las músicas tradicionales, las nuevas tecnologías y otros aspectos hasta entonces relegados.

Epopeya de siete años

Siete años tomó la epopeya, narra a La Jornada Alejandro Pérez-Sáez: en cuanto el Fondo de Cultura Económica obtuvo los derechos de traducción, nos sentamos los cuatro a organizar la estrategia, que en principio fue simple: un reparto por letras a cada uno, sin imaginar que tardaríamos cinco años en completar el trabajo, los siguientes dos años consistieron en protocolos de revisión y formación, ya con otro equipo.

Porque traducir un diccionario de música no es empresa fácil. Nos encontramos de inmediato con los primeros obstáculos. Saltos temáticos, saltos en el tiempo, nomenclaturas distintas, conflictos terminológicos inacabables. Ardua labor.

Resulta relevante que un equipo mexicano logre una versión propia de un lexicón tan prestigiado y que el camino sea inverso: se exportará a España y el resto de Latinoamérica, cuando tradicionalmente era de allá donde los lectores mexicanos nos nutríamos.

Al respecto, señala Pérez-Sáez, México funge como punto de encuentro, pues manejamos tanto la terminología de España como la de América del Sur, que es muy variada. Nuestra versión concilia, no centraliza, y esto le permite estar en muchos ámbitos.

Ejemplos de entradas del diccionario que significaron noches sin dormir, semanas enteras de investigación sobre un simple término: “la palabra nut se traduce como nuez, pero también como talón del arco de los instrumentos de cuerda, que también se llama heel y también se llama frog, que se traduce como rana, pero también se llama así la cejilla de un instrumento de diapasón”.

Peor aún: “la palabra solfeo no existe en inglés, en otro idioma sólo existe un término en francés, solfége, por tanto dejó de existir en la traducción, porque en inglés sólo existe: lectura a primera vista, o bien: lectura musical”.

Y es que aun en el mismo idioma, los músicos entienden de manera diferente ciertos términos, lo cual genera dudas incluso fuera de los diccionarios. Hay un término común: pitch, “que es la altura de la nota, la altura del sonido, la frecuencia de la nota. Si lo traduces tienes que decir altura, pero si lo buscas como tal en algún diccionario técnico, no lo encontrarás, porque sencillamente no suelen traducir la palabra pitch en los diccionarios de música.

Foto
Alejandro Pérez-Sáez con un ejemplar del Diccionario enciclopédico de la música, en versión mexicana, durante la entrevista con La Jornada. El también bajista del grupo Astillero, escribe actualmente Tres poemas tonales para cuarteto de jazz, como parte de un programa del Fonca, dedicado a la música tradicional de MéxicoFoto Marco Peláez

Un tesoro de información

“Nuestra decisión general –prosigue Alejandro Pérez-Sáez– consistió en volcar soluciones sin alterar el original. El traductor tiene derecho a hacer ciertos comentarios y acotaciones a pie de página, pero como un diccionario no se presta a notas de traducción, hubo que recurrir a las referencias cruzadas, por un lado y, por otro, a una acotación entre paréntesis.”

Para este caso, indica, “hay un ejemplo muy fácil: las figuras de nota (musical) se componen de una bolita, un punto y un palito, ese palito, que en español es tallo, le llamamos los músicos plica, pero la palabra plica pertenece a la teoría medieval, que significa racimo, que son varias notas. Como extensión se le llamaba en español plica, modificada del francés hemp, que significa lanza, jabalina y en inglés stem, que es tallo.

“Entonces tradujimos stem como plica y entre paréntesis pusimos stem en inglés, pero de repente llegas a una entrada que dice plica, porque es un término medieval, y vienen entonces los conflictos: hubo que aumentar en la entrada de ‘plica’ su acepción en español, que no existe en el diccionario original. Se trata de un ejemplo aparentemente tonto, pero que toma tiempo de reflexión.”

–¿De qué manera fue tomado en cuenta, para esta traducción, el público no especializado?

–Este libro resuelve problemas centrales. Es un tesoro de información que encuentra un filósofo, un educador, un arquitecto y en especial los jóvenes.

También hay algo central para entender la música, que consiste en conocer la vida y obra de los compositores. Quien desconoce de teoría musical o de los elementos formales de la música, tiene que acceder necesariamente por la vía histórica, y este diccionario, desde que fue creado en 1938 por una sola persona, Percy Sholes y así ha sobrevivido hasta el siglo XXI, siempre ha cubierto ese territorio.

–¿En qué consiste la contribución, en ese sentido, el de historiar fielmente la música, la nueva versión de este diccionario?

–La perspectiva predominante es la del romanticismo, y romántico significa predecible, que implica seguridad para el individuo, porque cuando espera algo y lo recibe se cumplen sus expectativas y se agrada, de ahí que la música contemporánea le resulte tan difícil de asimilar, porque entre otras cosas el espectador no sabe lo que viene.

“La visión romántica o también la mutilación que cambia la historia es algo que se está enmendando ya con historias que van a lo profundo, porque era más fácil hablar de la triste infancia que pudo haber tenido Beethoven.

“Ahora, en cambio, se recurre a la fuente auditiva, a la fuente documental, al conjunto de significados y se establece un sistema de vasos comunicantes.

“El resultado es una manera más fidedigna de acercarnos a la historia de la música. Es el caso en este Diccionario enciclopédico de la música, con cuya publicación se inician los festejos por los 70 años del Fondo de Cultura Económica.

Horacio Franco interpretará Fantasías para flauta, de Georg Philipp Telemann, y Chaconne para flauta sola, de Johann Sebastian Bach.

(La presentación se efectuará hoy, a las 20 horas, en el Centro Cultural Bella Época del FCE, que se ubica en la esquina de Benjamín Hill y Tamaulipas, colonia Condesa.)