Sociedad y Justicia
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Impulsa programa para que comunidades de al menos 6 estados regresen a la actividad

Conafor: caída de la producción maderera, por crisis y apertura

Deteriorado, el tejido social en poblados de zonas boscosas, señala Manuel Torres

El director de la comisión admite fallas en planes de reforestación y reglas de operación

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Restablecer vegetación en 400 mil hectáreas, meta de las autoridades. En la imagen, jóvenes y niños que participaron en la campaña Planta un árbol y sé parte de la historia, en 2008Foto Notimex
 
Periódico La Jornada
Martes 9 de febrero de 2010, p. 35

El director de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), Juan Manuel Torres Rojo, reconoce fallas en ese organismo. Del Pro Árbol –principal programa ambiental en los primeros dos años del actual gobierno federal– asegura que se daban recursos a quien lo pidiera, y la reforestación tenía poca planeación.

La caída de la producción forestal tiene que ver con el mercado y la situación económica, más que con la estrategia de producción, pero sí hay deterioro del tejido social (en comunidades de zonas boscosas) y se recurre a actividades ilícitas. Si no tratamos de crear una actividad rentable seguirá pasando eso y habrá más deterioro en esas zonas.

Torres Rojo fue designado al frente de la Conafor el 12 de septiembre de 2009, seis meses después de la salida de José Cibrián. Especialista en bosques, egresado de la Universidad Autónoma Chapingo, antes de llegar a ese organismo fue director de la División de Economía del Centro de Investigación y Docencia Económicas.

En entrevista, admite que la superficie forestal bajo manejo se redujo y la producción maderera ha caído. Esto tiene muchas razones, pero básicamente es la económica. Ha habido un notable incremento de las importaciones. Los productos chilenos han entrado muy baratos y son de buena calidad. A finales de la década pasada había poca penetración de la madera chilena, y en la actualidad cualquier maderería la tiene.

Recuerda que entre 2000 y 2003 –primeros años de la Conafor– era impresionante la cantidad de inventarios que había, tanto de trocería como de madera. Después hubo una cadena hacia atrás: cerraron empresas que resultaron ser incosteables y bajó la demanda del producto, sobre todo en el norte del país. Detalla que en el caso de Oaxaca y Chiapas el nivel máximo de producción se logró entre 2001 y 2002, pero después ejidos y comunidades empezaron a tener un segundo periodo de renovación de programas de manejo y se redujo la explotación de los bosques.

Indica que el comportamiento de la superficie de producción se refleja en la balanza comercial. Si se hace una gráfica, se ve que la producción va a la baja y los incentivos para la producción de la Conafor hacia arriba, entonces cualquiera diría que no sirven, señala. Los apoyos lo que buscan es que ejidos y comunidades vuelvan a la actividad y se integren a la producción, sobre todo en Durango, Chihuahua, Jalisco, Michoacán, Oaxaca y Chiapas.

Torres Rojo acepta que entre las fallas de la comisión –desconcentrada de la Secretará de Medio Ambiente– estaban las reglas de operación, que eran complicadas y tenían 42 formatos. Pero hubo presión de organizaciones e industrias para que se modificaran, y se han simplificado. También había fallas estratégicas al asignar recursos en áreas como sanidad e incendios, ya que se canalizaban fondos cuando el beneficiario pedía el programa, pero ahora es más dirigido.

Respecto de Pro Árbol indica: estaba muy disperso. Se daba dinero a quien lo pedía, no se identificaba dónde había impacto, salía caro y era muy complicado. Ahora, para cada acción se definen áreas de focalización y estrategias para concentrar los esfuerzos.

De todos los programas, explica, el de reforestación es el que más cambios ha tenido. Se espera que habrá menos demanda y cuenta con varios candados. Hay requisitos, como dictamen técnico y georreferenciar el área que se va a reforestar, para que en la evaluación se conozca bien la zona, y no se adelanta mucho dinero al beneficiario del programa; se da 40 por ciento y al final, tras la verificación, el resto.

Menciona que ya no se buscarán romper récord Guinness y habrá más planeación, lo cual empezará desde la producción de semillas y transporte de plantas adecuadas a cada región. La meta, enfatiza, es cubrir 400 mil hectáreas, igual que el año pasado, aunque debido a la sequía se plantaron 327 mil hectáreas.

Puntualiza que del presupuesto de este año, estimado en alrededor de 5 mil millones de pesos, “en términos gruesos una tercera parte se va a reforestación, 25 por ciento a plantaciones forestales comerciales y el resto a producción. De este último porcentaje se destinan fondos a los programas Desarrollo Forestal y Desarrollo Forestal Comunitario.

El presupuesto de este último es de alrededor de 300 millones de pesos, lo que representa un incremento –en 2009 tuvo 95 millones de pesos– y tendrá presencia en 12 estados, con el fin de generar capacidades en las comunidades forestales para que después conformen empresas, diversifiquen actividades y salgan a los mercados.

Recuerda que la Conafor empezó con 200 millones de pesos, y llegó a 6 mil millones. La estructura administrativa no estaba equipada para manejar ese presupuesto ni programas. El corporativismo, que impulsaron pasadas administraciones con la formación de asociaciones de silvicultores que obtenían más puntos para acceder a programas, ya se modificó y no aparece esa condición en las reglas de operación.

La caída de la producción, concluye, tiene que ver con el mercado y la situación económica, no con la estrategia de producción. Lo que hace la Conafor no se verá reflejado en cinco años, sino en más tiempo, y en este momento no se puede medir. El ingreso para la gente sí, pero en los bosques se lleva más tiempo.