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Ver día anteriorJueves 4 de febrero de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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México, rezagado en captación tributaria

Piden auxilio en Baja California Sur contra invasiones

E

n su decidida lucha por ocupar las primeras posiciones latinoamericanas, sólo que registradas de abajo hacia arriba, México obtiene un galardón adicional: ocupa el último escalón regional en lo que a carga tributaria efectiva se refiere, la cual equivale a 9.8 por ciento del producto interno bruto, con lo que vuelve a dejar en ridículo a su sempiterno competidor, Haití, con 9.9 por ciento (el terremoto de enero marcará la diferencia). Pero son tantos ya los premios a la inversa, que la clase política de nueva cuenta envió a la congeladora la apremiante necesidad de una reforma fiscal estructural, real, de fondo.

En términos teóricos, México reporta una carga tributaria potencial equivalente a 24.4 por ciento del PIB, pero en los hechos –con la ayuda de los regímenes especiales y demás exenciones fiscales– la carga efectiva se reduce a 9.8 por ciento, de acuerdo con el más reciente cuan detallado análisis que sobre el tema divulgó la Cepal (Evasión y equidad en América Latina; enero 2010), en el que se subraya que sólo cuatro países latinoamericanos, de los 19 considerados en el estudio, se encuentran por encima de la línea de regresión y México no es uno de ellos. Por el contrario, su caso destaca –para mal. Pues de acuerdo con su nivel de desarrollo la presión tributaria es menos de la mitad de la recaudación potencial. Otros países con posibilidades de incrementar la carga tributaria para hacerla más compatible a su nivel de PIB per cápita son: Venezuela, Guatemala, Panamá y Ecuador, donde el aumento de la misma podría situarse entre 6.3 y 8.3 puntos del producto. A excepción de Guatemala, en los otros cuatro países existen importantes ingresos no tributarios (provenientes del petróleo o del canal de Panamá) que compensan en parte este bajo nivel de recaudación tributaria.

Destaca que el nivel y estructura impositiva de México no ha cambiado substancialmente durante los últimos 25 años. La recaudación tributaria del país, como porcentaje del tamaño de la economía, prácticamente permaneció igual durante el periodo 1980-2000. Los ingresos tributarios incluso disminuyeron durante 2000-2005 aproximadamente medio punto porcentual del ingreso nacional. A pesar del bajo dinamismo mostrado por los ingresos tributarios, el ingreso presupuestario del gobierno federal aumentó prácticamente dos puntos porcentuales del PIB durante 1980-2005, gracias en buena medida al desempeño de las fuentes de ingreso no tributarias, especialmente aquellas de naturaleza petrolera.

Los altos precios internacionales del petróleo surgidos desde inicio del presente siglo permitieron un importante aumento relativo de dicha fuente de ingresos. Durante el periodo 2000-2005, los ingresos no tributarios se incrementaron 2 puntos porcentuales en relación con el PIB, mientras los ingresos tributarios cayeron un punto porcentual en el mismo lapso. De hecho, para 2005 la contribución de las fuentes no petroleras representó más de 40 por ciento del total de los ingresos presupuestarios del gobierno federal. Apenas una década antes, dicho porcentaje alcanzó sólo 30 por ciento. De esta forma, el alto dinamismo de los ingresos petroleros no tributarios ha compensado las insuficiencias recaudatorias provenientes de impuesto.

Sin embargo, si bien es cierto que el alza en los precios internacionales del petróleo durante estos años pudiera ser considerada un evento afortunado desde el punto de vista fiscal en México, en los hechos tiene potenciales consecuencias negativas en el mediano y largo plazo. A mayores niveles de ingresos petroleros, menor el sentido de urgencia por parte del Congreso por emprender una reforma tributaria estructural que elimine tratamientos preferenciales. La recaudación del sistema tributario mexicano es una de las más bajas del hemisferio occidental, y en comparación con el tamaño del PIB resulta ser 4.5 puntos porcentuales menor en relación con el promedio de los países de América Latina. La relativa escasez de recursos fiscales limita la capacidad de México para financiar el gasto público orientado a proyectos de alta tasa de retorno social.

En su conjunto, los tratamientos preferenciales establecidos por la Ley del Impuesto Sobre la Renta y otros ordenamientos administrativos derivados de la misma representaron 1.6 por ciento del PIB para 2008, monto que representó casi 30 por ciento del presupuesto total para el mismo ejercicio fiscal. El ISR es en buena medida un reflejo de la actual estructura del sistema tributario mexicano. Por un lado, el régimen incluye tasas tributarias competitivas y aspectos de probada eficiencia; por el otro, otorga amplias exenciones a sectores de contribuyentes sin que exista de por medio una sólida justificación social o económica. Como resultado de la combinación de estos dos aspectos, el régimen de ISR aplicable a individuos demuestra ser relativamente competitivo en el exterior, pero incapaz de generar una fuente suficiente y estable de ingresos fiscales. Los estímulos sectoriales y regionales suelen recaer en proyectos de inversión que de cualquier forma se realizarían, impactando negativamente la simplicidad, equidad, eficiencia y capacidad recaudatoria del sistema tributario; al final, la carga fiscal queda inequitativamente repartida entre sectores, promoviendo ineficiente asignación de recursos.

¿Y la reforma fiscal integral? Ésa puede esperar. Es más sabrosa la grilla electoral.

Las rebanadas del pastel

SOS desde la Universidad Autónoma de Baja California Sur: “sufrimos una nueva amenaza de inversiones que en realidad son sólo grandes negocios para unos cuantos, incluidos muchos de nuestros políticos al más alto nivel, a costa del futuro de los sudcalifornianos. Estamos invadidos de ‘desarrollos turísticos’ de extranjeros que son sólo grandes negocios inmobiliarios, que nos han arrebatado casi la totalidad de nuestras playas, y ahora la nueva amenaza es la explotación de una mina de oro en la ¡¡¡Reserva de la Biosfera de Vizcaíno!!!, una parte de la sierra de donde baja el agua que alimenta a poblaciones tan importantes en nuestro estado como Todos Santos, y que todo indica contaminará con arsénico los mantos freáticos de esta zona. Necesitamos urgentemente apoyo de afuera. Como nunca hemos visto una gran cantidad de manifestaciones en contra por parte de académicos, especialistas, sociedad civil, y aún así todo indica que están decididos a poner esta mina en marcha” (Desde La Paz, María Luisa Cabral).