La música de concierto en México está pasando por las mismas crisis que todo lo demás. En los años recientes se ha caracterizado por altibajos absolutamente atípicos que hacen difícil el trabajo para quienes escribimos sobre música. Las curvas de excelencia y de abyección que puede haber en el quehacer musical en México son muy notables, no hemos llegado a un mínima franja o parámetro en el que la actividad de la música de concierto se lleve a cabo dentro de ciertos límites de corrección, calidad, y exigencia, advierte Juan Arturo Brennan, crítico de música de La Jornada y autor de Pentagrama de letras, que reúne algunos de los textos periodísticos que ha publicado en 30 años de trabajo.

“Esta exigencia –añade– debe darse en todas partes, tanto en los músicos como en el público que a veces es muy poco exigente y aplaude a rabiar prácticamente lo que sea. Por eso las dos o tres ocasiones que en estos 30 años me ha tocado escuchar silbidos, abucheos para un intérprete o una obra nueva, han sido muy saludables.

“Hace falta un entorno cultural mucho más sólido para que el fenómeno –tanto musical como de apreciación musical– llegue a un nivel aceptable.”

Brennan, melómano tardío (descubrió su pasión por la música a los 15 años gracias a la batuta mágica del director Eduardo Mata), subraya en entrevista que para lograr avances se tiene que pasar por el tema de la educación, que actualmente es uno de los aspectos más patéticos de nuestra historia reciente, ya que mientras siga estando a cargo de la gente que está a cargo no vamos a salir del hoyo, y esa es una convicción profunda que tengo y me entristece muchísimo.

Existe público para la música de concierto, hay condiciones, pero no se están aprovechando, cambian los funcionarios, los proyectos, los administradores musicales, pero los planes de estudio de las principales escuelas de música no se actualizan. Para subsanar las deficiencias se necesitan tres cosas fundamentales: educación, educación y educación, subraya el autor de Cómo acercarse a la música, publicado en 1988.

Riqueza y variedad de géneros

México, prosigue Brennan, en contraste con lo que se cree, no está lleno de música. “Es un país lleno de ruido que utiliza la música para acallar el silencio que nos incomoda. Toda la buena música nos enfrenta a eso, yo te hablo de la música de concierto, pero reconozco de manera absolutamente total las maravillas musicales que hay en casi todos los géneros, el jazz, el gran rock, la gran música folclórica y de las etnias de todo el mundo, el blues y la música gitana.

“Yo me dedico a la música de concierto por simple preferencia, porque ahí entré, esa me impactó y es en la que he encontrado una mayor riqueza y variedad y me habla más de cerca que las otras, sin que deje de disfrutar periódicamente otras manifestaciones musicales.

He llegado a convencerme de que una de las transformaciones más nocivas de nuestra sociedad en particular, no sé si es a escala mundial, pero en la nuestra es que nos hemos vuelto un país aterrado del silencio. Creo que el silencio es uno de los grandes privilegios al que el ser humano puede acceder. Con lo melómano que soy le doy un valor absolutamente supremo al silencio, creo que como sociedad nos hemos vuelto un colectivo aterrado del silencio y tenemos que llenarnos de ruido, porque estamos huecos y el silencio nos enfrenta o enfrenta a muchos de nosotros a ese hueco existencial interno.

Juan Arturo Brennan presentará Pentagrama de letras, publicado en la colección Periodismo Cultural del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, el jueves 28 a las 18:30 horas en el Aula Magna del Centro Nacional de las Artes (CNA), en Río Churubusco, esquina calzada de Tlalpan.