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Plazas públicas, lugares de reunión para rendir honores a antiguas deidades

Iluminación mística torna a capitalinos de variado oficio en danzantes aztecas

Huitzilopochtli y Quetzalcóatl son evocados con movimientos y sonidos centenarios

Foto
Un grupo de danza mexica en el Hemiciclo a JuárezFoto Roberto García
 
Periódico La Jornada
Jueves 21 de enero de 2010, p. 29

Transformados en modernos mexicas, estudiantes, secretarias, obreros o profesionistas se reúnen al anochecer en algunos sitios como el Hemiciclo a Juárez, el Museo Nacional de Arte (Munal) o el Zócalo para realizar danzas y ceremonias consagradas deidades prehispánicas.

Esas danzas son meditación en movimiento, y sus pasos tienen profundo simbolismo, como la de Huitzilopochtli, o de la voluntad, que es de carácter guerrero y de resistencia, o la de Quetzalcóatl, que evoca la inteligencia, más suave, pausada y ceremoniosa.

También reviste gran simbolismo la danza de Tezcatlicopa, donde se imita la cojera del dios que en un lugar de un pie tiene un espejo humeante, y que está asociada a los poderes de la mente.

Se conocen y practican unas cien de esas danzas en la ciudad de México; alrededor de 40 por ciento de ellas datan de hace más de 500 años y fueron conservadas por grupos de concheros.

Carlos Alberto Miranda Flores, estudiante de la licenciatura en historia en la Universidad Autónoma Metropolitana, quien dirige un grupo mexicanista, donde se practica y enseña este tipo de danza, medicina tradicional, montañismo, lengua náhuatl, así como historia y filosofía del México antiguo, señala que según las concepciones prehispánicas, luego de practicar esas ceremonias durante muchos años se produce una apertura de la conciencia, una especie de iluminación mística.

Cada vez son más las personas que se acercan a practicar esas ceremonias, incluso algunos transeúntes que se sienten atraídos.

Bicentenario y mexicanidad

Muchos de estos grupos tratan de rescatar la esencia de lo mexicano, y aceptan a cualquier persona que se quiera incorporar. Antiguamente esos conocimientos se manejaban con hermetismo, estaban confinados a círculos selectos de indígenas, y en algunos casos se vetaba el ingreso de gente de la ciudad a esas ceremonias.

Ante el fracaso de las instituciones religiosas, el mexicano está volviendo a sus orígenes prehispánicos, agrega el estudiante.

Al referirse al bicentenario de la Independencia, Miranda Flores, cuyo nombre mexicano es Yaoehécatl (viento guerrero), afirma: “No estamos de acuerdo en celebrar 200 años de ser mexicanos, pues es la típica posición del hombre occidental que desdeña la herencia indígena. En realidad, ya antes de la Independencia, de la Reforma y de la Revolución había mexicanos que se consideraban como tales.

Desde la conquista se le dijo a la gente que era novohispana, o que pertenecía a una determinada casta, (criollos, mestizos, mulatos, etcétera).

Es probable, comenta, que este año los grupos mexicanistas lleven a cabo una serie de actividades de tipo cultural para expresar su rechazo a la concepción eurocentrista de la Independencia.

En contraste, esos grupos encuentran más afinidad con momentos y figuras de la Revolución, como es el caso de Emiliano Zapata. Asimismo, reivindican la figura de Benito Juárez, pues fue un indígena de Oaxaca que luchó por México.

Por ello, el grupo que encabeza Carlos Alberto Miranda realiza algunas de sus prácticas en el Hemiciclo a Juárez, debido al simbolismo histórico del lugar.

Explica que hay diferentes corrientes entre quienes buscan rescatar la herencia prehispánica. Los llamados concheros, de los que hay unos cien grupos en ciudades de México, Querétaro, Jalisco y Guanajuato, entre otras, tienen un origen más remoto, hasta los tiempos de la Colonia, cuando tuvieron que recurrir al sincretismo para preservar las prácticas indígenas, que presentaban como cantos y danzas a la Virgen y a los santos en los atrios de las iglesias. Sin embargo, en épocas recientes han surgido grupos mexicanistas, que ya suman unos 10 en el primer cuadro de la ciudad de México, los cuales reivindican directamente las ideas prehispánicas sin recurrir al sincretismo.