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Descifrar el mapa de sus genes ayuda a disminuir el uso de pesticidas químicos

Genoma de la avispa ayudará al control biológico de plagas

Un trabajo similar en Londres permitirá cultivar superplanta para combatir la malaria

La artemisinina es un componente muy eficaz en los fármacos de terapia combinada

 
Periódico La Jornada
Viernes 15 de enero de 2010, p. 2

Jena, Alemania/Washington, 14 de enero. Son más pequeñas que la cabeza de un alfiler, pero son muy eficientes para el control biológico de plagas: las avispas Nasonia parasitan las pupas de las moscas y las destruyen.

Un equipo internacional de científicos descifró el genoma de tres especies de avispas Nasonia y presentó sus resultados en la revista estadounidense Science, en su edición de hoy viernes.

Estos insectos ponen hasta 50 huevos en las pupas de moscas.

Cuando estos huevos eclosionan, las larvas se comen a sus hospedadores.

Las avispas Nasonia tienen una distribución mundial, indicó el zoológo Reinhard Predel, de la ciudad alemana de Jena, quien participó en el proyecto.

La tarea de Predel fue evaluar las suposiciones de los expertos en genética respecto de ciertos genes. Miramos dentro de los animales para ver si existen los productos finales pronosticados.

Para sus investigaciones, los zoólogos de Jena tuvieron que extraer del cerebro de estas diminutas avispas grupos de células productoras de hormonas y analizar las sustancias con un espectrómetro de masas.

Este tipo de avispas parásitas buscan y matan sólo a determinados insectos, explicó el director del estudio, John Werren, de la Universidad de Rochester.

Si su potencial se explotara más, se podría reducir el uso de pesticidas químicos y evitar por tanto los efectos dañinos asociados sobre la salud y el medio ambiente.

Los expertos esperan que los nuevos conocimientos genéticos sirvan para utilizar mejor en el futuro a estas avispas contra organismos transmisores de enfermedades. Para poder optimizar desde el punto de vista genético a estos insectos, usados para el control biológico de plagas, y comprender mejor su biología, se debe descifrar el genoma de otras especies emparentadas, indicó Predel.

Lo que se busca es determinar qué genes son particularmente importantes para su vida parasitaria.

Herramienta esencial

En Londres, el primer mapa genético de una hierba medicinal usada en los mejores tratamientos contra la malaria fue publicado para ayudar a los científicos a desarrollar la especie en un cultivo de alto rendimiento y combatir la letal enfermedad transmitida por los mosquitos.

Investigadores británicos dijeron que el código genético de la Artemisia annua permitirá a los científicos seleccionar por genética las plantas jóvenes mejor desarrolladas y usarlas como padres en experimentos de cultivo, sin la necesidad de recurrir al enfoque de modificación genética, que requeriría más tiempo.

El mapa ya está mostrando ser una herramienta esencial para nosotros, dijo Dianna Bowles, del centro de productos agrícolas novedosos de la Universidad de York (CNAP).

Con nuestra nueva comprensión de la genética de la Artemisia podemos producir variedades mejoradas sin modificación genética (...) mucho más rápido de lo que sería posible de otra forma.

La investigación fue publicada en la revista Science.

La artemisinina, derivada del ajenjo dulce o de la planta Artemisia annua, es la mejor sustancia disponible contra la malaria, especialmente cuando se utiliza en medicinas de terapia combinada (TCA), fabricadas por laboratorios como el suizo Novartis AG, y el francés Sanofi-Aventis.

Un millón de muertes al año

Alrededor de 40 por ciento de la población mundial corre el riesgo de desarrollar malaria, una enfermedad potencialmente letal transmistida a través de la picadura de mosquitos.

La condición provoca más de un millón de muertes al año en todo el mundo y los niños representan casi 90 por ciento de los decesos. Las zonas más afectadas por la malaria son Africa subsahariana y algunas partes de Asia.

Los expertos consideran que alrededor de 6 mil 500 hectáreas de tierra –en su mayoría en China, Vietnam, Africa e India– se destinaron a cultivos de ajenjo en 2009, las cuales producen 30 toneladas anuales de artemisinina, que serían suficientes para unos 60 millones de tratamientos.

Pero los bajos rendimientos de la artemisinina en las actuales zonas de cultivo en Africa y Asia han vuelto más costosa la producción y las áreas de plantación se han reducido, lo que incrementa el temor a la escasez.

Cultivo comercialmente viable

Ian Graham, director del CNAP, dijo que los científicos ahora contaban con las herramientas moleculares para desarrollar la planta rápidamente en cultivos de alto rendimiento, que serían atractivos y comercialmente viables para los agricultores pequeños de los países en desarrollo.

Combina los enfoques moleculares de la era moderna con los métodos tradicionales del cultivo de plantas, concluyó Graham.