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Haití, en el abismo de una larga historia de desastres naturales y políticos: Danticat

Obama y organismos de ayuda responden a esta tragedia cruel e incomprensible

Las estrategias de asistencia han hecho a este país dependiente y vulnerable, sostienen analistas

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Incontables daños a la infraestructura de Puerto Príncipe provocó el terremoto de 7 grados Richter ocurrido el martes pasadoFoto Reuters
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En Estrasburgo, un técnico del Instituto Sísmico de Francia muestra el registro del terremoto que afectó a Haití el pasado martesFoto Reuters
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Un herido es trasladado a un centro hospitalario de República DominicanaFoto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 14 de enero de 2010, p. 21

Nueva York, 13 enero. El gobierno de Barack Obama, la comunidad inmigrante haitiana, así como decenas de organizaciones civiles y de asistencia internacional han dado una respuesta masiva de asistencia y apoyo a la catástrofe en Haití, al tiempo que tratan de ubicar a su personal y familiares en la nación devastada.

Las comunidades haitianas en Nueva York y el sur de Florida –las más grandes en Estados Unidos– buscan desesperadamente información de sus familiares, la mayoría no han tenido suerte con la comunicación vía celular, aunque algunos lograron breves conversaciones que sólo les confirmaban lo peor. Radio Soleil, en Brooklyn, intentó transmitir toda la información posible, y en restaurantes, cafés y centros comunitarios en Brooklyn y Queens, al igual que en el Pequeño Haití de Miami, los haitianos se congregaban para ver las imágenes en televisión y compartir información.

Edwidge Danticat, quizá la escritora haitiana más reconocida en el mundo actualmente, dijo que esto parece el abismo de una larga y dolorosa historia de desastres naturales y políticos, en entrevista con Amy Goodman en su noticiero nacional Democracy Now.

Envía equipos de búsqueda

En Washington, Barack Obama, en la primera emergencia por un desastre natural de su presidencia, expresó que esta es una tragedia especialmente cruel e incomprensible. Su gobierno ya desplegó equipos de búsqueda y rescate, operaciones de sobrevuelo para evaluar la situación y movilizó un portaviones y tres naves anfibias hacia la isla mientras se evalúa qué más se requiere.

Michael Bloomberg, alcalde de Nueva York, anunció que la ciudad recaudará fondos de asistencia y declaró que “a nombre de 8.4 millones de neoyorquinos: nou ave’w (estamos con ustedes”).

La Organización de Naciones Unidas, con su sede destruida y mucho de su personal desaparecido en Puerto Príncipe, anunció que pondrá a disposición 10 millones de dólares de su fondo de emergencia, y emprenderá acciones para recaudar más. El secretario general Ban Ki-moon convocó a una sesión para informar a los países miembros de lo sucedido y expresó su preocupación por el personal de la ONU –incluidos 9 mil cascos azules– en ese país, además existe el temor de que Hedi Annabi, el jefe de la misión en ese país, haya perecido. Por el momento, se confirmó que 14 cascos azules murieron y un centenar de empleados del organismo siguen desaparecidos. Ted Turner, fundador de CNN, se comprometió a enviar un millón de dólares a nombre de la Fundación de la ONU (organización que él fundó).

La escuela de medicina de la Universidad de Miami envío un avión con médicos y enfermeras y se prepara para recibir víctimas de ese país, y otras organizaciones médicas, incluida la Cruz Roja, preparan el envío de equipos médicos.

Organizaciones de solidaridad internacional, de asistencia médica, caritativas y de apoyo de inmigrantes solicitan fondos para responder a la crisis, pero al igual que la ONU y el gobierno estadunidense, enfrentan problemas para coordinar la asistencia, ya que buscan a su propio personal en Haití.

Por otro lado, artistas haitianos internacionalmente reconocidos respondieron de inmediato. El músico Wyclef Jean, una de las figuras más famosas de Haití, ex integrante del grupo Fugees, y productor musical, regresó a su país.

La escritora Danticat, haitiana que reside en Miami, ganadora de uno de los llamados premios genio de la Fundación MacArthur, declaró a National Public Radio que esto es el Apocalipsis para este pequeño y abusado país, y que aún está a la espera de noticias sobre sus familiares en la isla.

A la vez, algunos señalan que las dimensiones del desastre tienen que entenderse en el contexto de una historia de intervención, explotación y políticas estadunidenses de asistencia que han llevado al deterioro económico y social del país más pobre del hemisferio, y que hicieron que su población fuera más vulnerable a los desastres naturales.

Brian Concannon, director del Instituto por la Justicia y la Democracia en Haití, declaró al Institute for Public Accuracy que en el corto plazo el pueblo haitiano necesita que la comunidad internacional responda masivamente en apoyo a esta tragedia. Pero en el largo plazo, el pueblo haitiano necesita que la comunidad internacional deje de imponer políticas que los hacen más vulnerables a desastres naturales. Éstas incluyen las de comercio y asistencia que obligan a que los haitianos rurales migren a las ciudades donde no existe vivienda segura, y políticas que minan o derrocan a gobiernos democráticamente electos.

Y es que la historia de Haití es de constantes agresiones del exterior desde su lucha por la independencia hasta hoy; dos invasiones estadunidenses (incluida una ocupación de 1915 hasta 1934), y el apoyo por décadas que Washington dio a dictaduras. A ello se suma el derrocamiento en 1991 –en un golpe de Estado apoyado por la CIA, según críticos–, y finalmente el destierro forzado de su primer presidente democráticamente electo, Jean Bertrand Aristide, exiliado en Sudáfrica. Todo ello ocurre bajo las presidencias de George Bush (padre) y Bill Clinton. Éste último envío 20 mil soldados estadunidenses para estabilizar al país tras el derrocamiento de Aristide, quien fue reinstalado, pero bajo estricto control de Washington y sus fuerzas militares hasta 1999.

Según algunos críticos, las políticas de asistencia hacia Haití, sobre todo en el rubro de alimentos, han sido un desastre al abrir la agricultura al comercio internacional, lo que ha llevado al país, de la autosuficiencia alimentaria (arroz) a una dependencia casi total de las importaciones desde Estados Unidos. Eso ha nutrido la migración a las ciudades, sobre todo a Puerto Príncipe, donde se concentran entre dos y tres millones de la población total de nueve millones, así como un éxodo a Estados Unidos. Por cierto, unos 30 mil haitianos enfrentan su deportación actualmente, y la comunidad haitiana aquí está a la espera de si Obama suspenderá esos procesos por razones humanitarias. Por ahora, el servicio de inmigración anunció la suspensión temporal de las deportaciones a ese país.