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Andanzas

Bajo el signo de Diaghilew

A

100 años de su aparición en el Palais de Chaillot de París, en 1909, Les Ballets Russes de Sergei de Diaghilew aún conservan todo el brillo y esplendor que conmoviera al mundo cultural de la Europa de principios del siglo pasado. Aquella compañía que formara el empresario ruso con los mejores elementos de las escuelas imperiales de ballet –aún de la Rusia zarista– durante 20 años, impactó con su arte a las más importantes ciudades del mundo, transformando para siempre el espectáculo del ballet como hasta entonces se conocía, así como el sistema de trabajo y manejo de un grupo de tal envergadura, actualmente en uso en casi todas los grandes ballets.

El Ballet Russe Diaghilew logró la proeza de reunir a coreógrafos, bailarines, compositores, músicos y pintores, quienes se encargaron de dar el más grande paso hacia la modernidad desde los tiempos de Gluck y Noverre, los grandes reformadores de la ópera y el ballet en el siglo XVIII.

Desde el pasado diciembre, Montecarlo, París y otras ciudades francesas han estado festejando los 100 años de esta legendaria compañía con una serie de actividades, que incluyen presentaciones de los ballets originales y de coreógrafos famosos posteriores y de la actualidad, exposiciones de vestuarios y escenografías de la época, conferencias, clases magistrales, nuevas ediciones de libros, conciertos, etcéctera. Todo ello se mezcla con obra invaluable de pintores como Baskt, Roerich, Benois, Picasso, Grigorieva, Juan Gris, así como recitales de música de Chopin, Stravinsky, Debussy, Ravel, Rimsky-Korsakov, Borodin y otros, demostrando que esta fabulosa compañía definitivamente realizó la proeza del cambio a través de la preservación, alentando a las nuevas generaciones de bailarines y coreógrafos que hoy en día representan lo mejor de la danza mundial.

Algunos coreógrafos que celebran con entusiasmo al Ballet Russe y la obra de Diaghilew son, por supuesto, Fokine, Nijinsky, Massine, Balanchine y grandes coreógrafos actuales, como Kylian, Maillot, Mamboye, Marie Chouinard, Neuimayer, Cherkahui, Carlota Ikeda y Ko Morobushi.

Los inicios del Ballet Russe se dan luego de que Diaghilew, hombre de gran cultura y promotor en su país de exposiciones, conciertos y publicaciones literarias de actualidad en 1908, lleva como empresario la ópera rusa Boris Godunov al gran teatro de la Ópera de París y obtiene un sonado triunfo. El público parisino, refinado y ansioso por la cultura eslava, pedía a voces conocer más de ese arte, por lo que Diaghilew firmó un importante contrato en el Theatre Du Chatelet para presentar nuevas cosas al año siguiente.

Desde entonces, al conformar el ballet ruso para la gira de 1909, este singular hombre se convierte en el más grande empresario de danza del siglo XX a partir del formidable e inolvidable éxito que causó la compañía durante más de 20 años. Durante este tiempo no sólo se mostraron las raíces y el modernismo del arte eslavo, sino que promueve el desarrollo de las grandes personalidades de la época en la música y la danza.

La influencia de la música y el arte eslavo fue indeleble. En el ballet, la mayoría de los bailarines y coreógrafos se esparcieron por el mundo al arribo de la revolución soviética, enseñando la técnica del ballet ruso, que predomina hasta la fecha. Pero no sólo impartieron clases, sino que repusieron las coreografías en los repertorios de otras compañías, o hicieron las propias. Los nombres y apellidos rusos en el mundo del ballet internacional son símbolo de calidad y tradición, siendo muy bien valorados y respetados por doquier.

Sergei de Diaghilew muere en 1929, pero su gloria ha sobrevivido la pasión y el escándalo y es también punto de partida en la modernidad. Les Ballets Russes perduran aún después de su muerte como Les Ballets de Montecarlo junto con su aroma y maravillosa escuela.