La Universidad Intercultural
de los Pueblos del Sur

Ricardo Vega Ruiz


Foto: Ricardo Vega

En 2006 el gobierno de Guerrero promovió la creación de una universidad intercultural. Varias comunidades de la región apoyaron la propuesta; sin embargo, cuando se dio a conocer que la universidad “se edificaría en La Ciénaga, un terreno en litigio y ubicado sobre una falla geológica”, además de que el proyecto favorecía a constructoras privadas (La Jornada Guerrero, 11/08/2007), las comunidades indígenas de la costa-montaña y organizaciones sociales de Guerrero, junto con académicos de diversas instituciones de educación superior del país, decidieron impulsar la creación de una institución alternativa: la Universidad Intercultural de los Pueblos del Sur (UNISUR), que fue inaugurada en agosto de 2007 en la pequeña comunidad de Santa Cruz del Rincón, Guerrero.

La lucha de los pueblos indígenas por una educación autónoma acorde con sus necesidades es un proceso de larga data en nuestro país. En Guerrero, a finales de los ochenta, la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación y el Consejo Guerrerense 500 años de Resistencia India, Negra y Popular iniciaron una lucha que, entre otras cosas, reclamaba un proyecto de educación para los pueblos indígenas; la UNISUR es resultado de ese proceso. También es consecuencia del resurgimiento de la identidad indígena como elemento simbólico aglutinador, ya no sólo de la vida en comunidad como lo había sido hasta entonces, sino como reivindicación política. La descomposición del sistema corporativo emanado de la Revolución, en el marco de la reestructuración del Estado mexicano bajo el embate neoliberal, puso fin a la cooptación de un número importante de indígenas en las centrales campesinas y a las relaciones de dominación y de encubrimiento de su identidad a las que hasta entonces estaban sujetos.

Esta reivindicación de la identidad indígena es elemento central de la unisur; como lo declaran algunos integrantes de su colegio académico: “La educación que se propone por parte de los propios sujetos es una educación que parta del seno de las mismas comunidades para que su matriz sea la misma que la de su cultura: una educación intercultural.” Otro elemento fundamental es su forma de financiamiento, asentada en la solidaridad y la vida comunitaria. Al no tener reconocimiento de la SEP ni apoyo económico del gobierno, sus recursos proceden de los aportes de las comunidades donde la Universidad se asienta.

La meta del proyecto educativo no sólo es formar intelectuales capaces de comprender su realidad y manejar un cuerpo conceptual riguroso, sino para que sean capaces de actuar en la solución de problemas de su entorno. Los jóvenes que ingresan presentan un proyecto de investigación acerca de algún problema de su comunidad, que debe ser avalado por las autoridades comunitarias y, para egresar, deben mostrar sus avances de investigación e intentar resolver materialmente el problema investigado. En vez de limitarse a formar “sujetos de conocimiento” capaces de proponer pero incapaces de implicarse en la solución de los problemas que estudian, el proyecto de la UNISUR busca producir una ruptura epistemológica para formar un sujeto de conocimiento para la acción.

La UNISUR emerge en un contexto educativo poco alentador. Desde el primer gobierno neoliberal (principios de los ochenta) se mantiene la tendencia a la contención de la matrícula de ingreso y a la apertura de este sector al capital privado (consolidada con la Ley General de Educación del gobierno de Salinas de Gortari). Desde entonces se marcha hacia la privatización educativa y el incremento de escuelas particulares. Este traslado de un servicio público a manos privadas supone una forma de acumulación de riqueza (acumulación por desposesión), donde las clases dominantes “incorporan” al terreno de sus negocios un bien que antes era público.

En este contexto excluyente y privatizador, la UNISUR camina a contracorriente. Frente a la reducción de la matrícula y ausencia de presupuesto público, encuentra nuevas formas de financiamiento; frente a la exclusión histórica de los sectores indígenas del proyecto educativo nacional, reivindica la identidad de sus pueblos; frente a una visión que sitúa al intelectual como espectador pasivo de los acontecimientos, se propone la formación de intelectuales indígenas comprometidos con la solución de los problemas que aquejan a sus pueblos.

Ricardo Vega Ruiz es estudiante de la licenciatura en Ciencias Sociales: Antropología y Sociología, uacm, San Lorenzo Tezonco y ayudante de investigación del área “Problemas en América Latina” del Departamento Política y Cultura de la UAM-X.

Para saber más.
José Joaquín Flores Félix y Alfredo Méndez, “Las luchas indias, sus intelectuales y la Universidad Intercultural de los Pueblos del Sur”, en OSAL, Buenos Aires, CLACSO, año VIII, núm. 23, abril de 2008.

David Harvey, “Acumulación por desposesión” en El nuevo imperialismo, Akal, España, 2007.

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