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El recinto mantendrá el ritmo de actividades que tuvo durante el año pasado

Exposiciones de Rulfo, Kahlo, Soulages y Matus en el Museo de la Ciudad de México
Foto
Juan Rulfo también destacó como fotógrafoFoto tomada del libro Noticias sobre Juan Rulfo, de Alberto Vital
 
Periódico La Jornada
Jueves 7 de enero de 2010, p. 5

El Museo de la Ciudad de México, uno de los más activos durante 2009, prepara para los meses de mayo a agosto del año en curso una magna exposición sobre el escritor mexicano Juan Rulfo, fallecido el 7 de enero de 1986.

La Secretaría de Cultura del Gobierno del Distrito Federal recordó que durante el año pasado el referido museo llevó a cabo un total de mil 78 actividades, entre exposiciones, talleres, conciertos, visitas guiadas, mesas redondas y puestas en escena.

Para 2010 tiene planeadas muestras de primer orden: Zócalo, Luciano Matus, enero-abril; Pierre Soulages, abril-agosto; Juan Rulfo, mayo-agosto; Proyecto Kahlo, agosto-noviembre; Abel Quesada, de noviembre a enero siguiente y El rostro de México, de noviembre a marzo.

Juan Rulfo fue uno de los grandes escritores latinoamericanos del siglo XX, y en sus obras se presenta una combinación de realidad y fantasía, cuya acción se desarrolla en escenarios y personajes que reflejan la gran problemática socio-cultural entretejida con el mundo fantástico.

Rulfo nació el 16 de mayo de 1917 en Apulco, localidad cercana a San Gabriel, en Jalisco, en el seno de una familia acomodada que perdió todo durante la Revolución Mexicana.

En 1923 su padre murió asesinado. Tres años después el cura Irineo Monroy trasladó su biblioteca a la casa de la madre de Rulfo; es ahí cuando el joven Juan comienza a leerla.

Para 1927, Juan y su hermano Severiano fueron enviados a un internado en Guadalajara, a fin de continuar con sus estudios, y a finales de ese año murió su madre, María.

En 1932, Juan Rulfo abandonó el internado, pero continuó sus estudios en Guadalajara, en un seminario, y viajó por primera vez a la ciudad de México.

En 1936 hizo el intento de estudiar derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México, y luego en la Facultad de Filosofía y Letras, sin conseguirlo; solamente acudió como oyente a algunas clases.

Entró a trabajar en la Secretaría de Gobernación, donde entabló amistad con el escritor Efrén Hernández; a partir de ese momento cuando inició su actividad literaria, la cual fue seguida muy de cerca por Hernández.

En 1940, Hernández llevó a la revista Romance, dirigida por Juan Rejano, algunos fragmentos de la novela El hijo del desaliento, de Rulfo, sin embargo, no fueron publicados y sólo sobrevive de esta obra el fragmento que lleva el título de Un pedazo de noche.

En 1945 publicó un cuento por primera vez, La vida no es muy seria en sus cosas, en el número 40, del mes de junio, de la revista América.

Posteriormente, también en la revista Pan, de Guadalajara, en ese año, los cuentos Nos han dado la tierra (número 2, julio) y Macario (número 6, noviembre).

Hacia 1946 Rulfo decidió radicar en la ciudad de México, trabajando en las oficinas de una conocida empresa fabricante de neumáticos. En realidad la idea de vivir en la ciudad nunca fue de su agrado, ni era su objetivo, pero se instaló en ella buscando una forma de ganarse la vida.

En marzo de 1947 presentó el cuento Es que somos muy pobres a un editor, quien lo rechazó porque lo encontraron subido de color, como dijo el propio Rulfo en una carta a su entonces novia, Clara Aparicio.

En una carta posterior, dirigida a ella, con fecha primero de junio, mencionó por primera vez que intenta escribir algo que se llamará Una estrella junto a la Luna, más tarde se convirtió en su magistral novela Pedro Páramo.

Realizó varios intentos para laborar en la industria cinematográfica, y en 1948 fueron transmitidos por radio algunos fragmentos de La cuesta de las comadres, que luego se publicó en la revista América, y en abril contrajo matrimonio con Clara Aparicio Reyes.

A finales de ese año comenzó a viajar como vendedor de la fábrica de neumáticos, y como agente viajero descubrió una veta de experiencias en los diferentes pueblos que visitó, las que fueron fundamentales en su obra literaria.

En 1949 publicó por primera vez, en la revista América, 11 fotografías captadas por su lente.

En 1952 apareció como director del número de enero de la revista Mapa, En este número publicó un artículo ilustrado, con fotografías suyas, Metztitlán, con el seudónimo de Juan de la Cosa.

Inició su primer periodo como becario (1952-53) del Centro Mexicano de Escritores, y el Fondo de Cultura Económica (FCE) publicó El llano en llamas, con 15 cuentos, a los que incorporó posteriormente La herencia de Matilde Arcángel, aparecido anteriormente en una revista.

Inició su segundo periodo como becario (1953-54) del Centro Mexicano de Escritores, y en 1954 entregó a este centro una copia mecanográfica, con pocas correcciones a mano, de la novela que en ese momento llevaba el título de Los murmullos.

Después entregó al FCE el original mecanográfico de la novela que ahora lleva el título de Pedro Páramo, con correcciones a mano más abundantes que las efectuadas en la copia entregada previamente al centro.

En 1955 el FCE publicó la novela Pedro Páramo; Rulfo comenzó a trabajar en la Comisión del Papaloapan. En 1956 realizó, por encargo, una serie de fotografías de los patios de ferrocarril de Nonoalco-Tlatelolco y en 1957 recibió el Premio Xavier Villaurrutia por su novela.

Su obra siempre mostró la vida del México rural con una mezcla de mitos, fantasmas, escenas surgidas del caciquismo mexicano.

Juan Rulfo dejó también un legado fotográfico de aproximadamente 6 mil negativos, material que se encuentra en proceso de clasificación.