Copenhague, 11 de diciembre. Un grupo de trabajo formado por representantes de varios países miembros de la Organización de Naciones Unidas dio a conocer hoy el primer proyecto de acuerdo sobre el cambio climático mundial, con dos carencias significativas: la fecha límite para que los gobiernos adopten un tratado legalmente vinculante contra el calentamiento global y ofrecimientos concretos para financiar el uso de las llamadas energías limpias en países pobres.

El texto incluye además varios párrafos marcados entre paréntesis, lo que en el protocolo diplomático significa que existen desavenencias sobre el contenido y que esos fragmentos aún deben ser objeto de negociaciones.

El borrador evidencia las diferencias que produjo la difusión de análisis científicos que ponen en duda el argumento acerca de que el aumento de la temperatura promedio anual en el planeta es exclusivamente el resultado de actividades humanas, como la producción industrial, el transporte de combustión interna y la destrucción de bosques y selvas.

Respecto a las temperaturas, el documento sugiere limitar el aumento en un rango de 1.5 a 2.0 grados centígrados.

Las partes cooperarán para evitar cambios climáticos peligrosos, en mantener los objetivos últimos de la convención, reconociendo (la opinión científica general de) que el aumento de la temperatura promedio mundial sobre niveles preindustriales no debe ser superior a (2.0ºC) (1.5ºC), indica el texto elaborado por el Grupo de trabajo ad hoc sobre acción de cooperación de largo plazo.

Las delegaciones de 192 países tendrán que negociar sobre la base de este borrador en los próximos siete días. Las deliberaciones están presididas por Michael Zammit Cutajar, el representante de Malta, uno de los Estados insulares del mundo, de los más amenazados por el cambio climático.

Gobiernos se agrupan

Dado que representantes de la ONU y gubernamentales han puesto en duda la posibilidad de alcanzar en esta 15 conferencia sobre cambio climático un pacto que obligue por la vía legal a los países a reducir sus emisiones, en los círculos oficiales se espera que por lo menos surja un acuerdo político que daría pie a más reuniones en 2010, en las cuales se podrían definir algunos detalles.

Un pacto legalmente vinculante entrtaría en vigencia en 2013, cuando expiren los compromisos del Protocolo de Kyoto.

En la negociación del acuerdo, los gobiernos se han agrupado en tres posiciones: los de países pobres altamente vulnerables, los de grandes economías emergentes y los de naciones ricas.

Estados Unidos cuestionó el proyecto de acuerdo porque no exige suficientes esfuerzos a grandes países en vías de desarrollo.

En muchos sentidos, el texto es un paso constructivo, pero Estados Unidos no considera la atenuación como una base para la negociación, afirmó Todd Stern, enviado especial del gobierno del presidente Barack Obama.

Con base en este borrador de siete páginas, el mundo debería al menos reducir 50 por ciento las emisiones de gases de efecto invernadero para el año 2050, con respecto a los niveles de 1990, y las acciones deben estar encabezadas por las naciones más ricas. Otras opciones de reducción son 85 y 95 por ciento, pero eso tendrá que ser objeto de negociación.

China también manifestó su desacuerdo con este borrador, pero a causa de los temas económicos. El financiamiento de corto plazo para ayudar a países en desarrollo a enfrentar el calentamiento climático no es la respuesta, afirmó el viceministro chino de Relaciones Exteriores, He Yafei.

Otro tema motivo de diferencias en la conferencia fue la oferta de la Unión Europea de aportar 10 mil millones de dólares para financiar proyectos de respuesta al calentamiento global.

Creo que (los fondos) no sólo son insignificantes, sino que alimentan más la desconfianza sobre las intenciones de los dirigentes europeos en el ámbito del cambio climático, dijo Lumumba Stanislas Dia Ping, el jefe de la delegación de Sudán, país que preside el Grupo de los 77, del que también forman parte China y numerosos países latinoamericanos.

En la víspera de la celebración de una gran manifestación callejera contra el calentamiento global y la ausencia de acuerdos gubernamentales, la fuerza pública danesa reforzó la vigilancia en las calles de Copenhague.

La policía local detuvo a 75 manifestantes que resistieron la dispersión de su mitin, en el que anunciaron su intención de bloquear a las empresas responsables de la mayoría de las emisiones de gas invernadero, incluida la danesa Dong.