Entre 2007 y 2009, México continuó bajando en cumplimiento satisfactorio de los principales 20 indicadores de competitividad del Foro Económico Mundial. Acerca de la calificación sobre el desvió de fondos públicos, en la que hace dos años se ubicaba en el lugar 60, cayó al 100, de un total de 133 naciones consideradas.

El Índice Global de Competitividad del foro refiere que los dos únicos indicadores en que el país repuntó fueron el de la calidad de carreteras, en el que en 2007 se ubicaba en el sitio 59 y en 2009 ocupa el 57, y el referente a la disponibilidad de científicos e ingenieros, que creció de 96 a 94. Por el contario, en calidad de la educación primaria bajó del 95 a 115.

Un análisis elaborado por Roberto Michel, director de la Unidad de Evaluación y Control de la Auditoría Superior de la Federación, dependiente de la Cámara de Diputados, advierte también que en una muestra de 30 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México ocupa el lugar 28 en tardanza de la revisión de la cuenta pública.

Los indicadores descritos son contundentes y dan cuenta de por qué persiste en el país la demanda social de mejorar la calidad de la oferta de los servicios y las políticas públicas, reducir el dispendio, abatir la impunidad e identificar y combatir decisivamente la corrupción.

En el ámbito de la confianza del público en los políticos, México bajó del sitio 91 al 94 durante el trienio 2007-2009. Respecto a carga de la regulación gubernamental, la caída observada fue de 112 a 117; delincuencia organizada, de 120 a 129; fiabilidad de los servicios de policía, 119 a 124; calidad de suministros de electricidad, 82 a 88; mortalidad infantil, 82 a 88; calidad del sistema educativo, 92 a 115.

Calidad de matemáticas y ciencias, 113 a 127; eficacia de la política antimonopolio, 77 a 89; costos de la política agrícola, 105 a 120; rigidez del empleo, 63 a 102; prácticas de contratación y despido de trabajadores, 75 a 106; participación femenina en la fuerza laboral, 112 a 114; disponibilidad del capital de riesgo, 86 a 98; usuarios de Internet, 59 a 73, y usuarios de telefonía móvil, 69 a 89.

La conclusión del análisis de la Unidad de Evaluación y Control de la Cámara de Diputados establece que en el último cuarto de siglo –de 1982 a 2008–, la economía mexicana creció a una tasa promedio anual de apenas 2 por ciento, con lo que el producto interno bruto (PIB) por habitante se estancó, el combate a la pobreza no tuvo los resultados esperados y el país perdió presencia en el mundo.

El deterioro en los indicadores de competitividad de México refleja esa pérdida en fuertes rezagos sociales y desequilibrios regionales. Por ejemplo, mientras 98 por ciento de las viviendas en el Distrito Federal disponen de drenaje, en Chiapas más de la mitad carece de ese servicio. En Aguascalientes, 97 por ciento de hogares cuenta con agua potable, en tanto que en Guerrero 27 de cada 100 carece de ese servicio.

Paradójicamente, el gasto en educación del país –que ronda 7 por ciento del PIB– se encuentra entre los mayores niveles de las naciones industrializadas. Sin embargo, en lectura, matemáticas y ciencias, en México están las peores calificaciones dentro de la OCDE.