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Efraím Hernández Xolocotzi, Nuestro padrino Grupo de Estudios Ambientales, AC
Cuando comenzamos a acercarnos al campo mexicano, en tierras de indios, allá por los años 70s, descubrimos al maestro Xolo en Chapingo (y con él a Miguel Ángel Martínez, Rafael Paczka y Alberto Ramos, entre otros). Entonces cambió inexorablemente nuestra percepción de la ciencia y de la política. Varios de quienes fundaríamos el Grupo de Estudios Ambientales, AC (GEA, AC), tuvimos la oportunidad de acercarnos al maestro para dialogar sobre nuestras búsquedas en comunidades indígenas y recibir sus respetuosos consejos y atinados regaños. Nos impulsaba a intercambiar experiencias con otros grupos de trabajo y de investigación invitándonos a seminarios, cursos y talleres. Entre sus constantes enseñanzas estaban la disciplina en el trabajo, la sistematización y el análisis de los problemas a los que nos enfrentábamos en el campo y, por supuesto, la metodología de la exploración etnobotánica, una de sus valiosas aportaciones para comprender la extraordinaria riqueza y complejidad del conocimiento campesino milenario. Algunos habíamos abandonado las universidades para hacer trabajo de base. Él no descalificó nuestro enfoque heterodoxo de acercarnos, como colectivo muy informal, a conocer en vivo y en directo la vereda práctica de la experiencia campesina; por el contrario, nos miró enigmático con sus profundos ojos azules y nos estimuló a regresar al ámbito académico para emprender investigación de profundidad que fortaleciera nuestra formación, para publicar y defender nuestros trabajos profesionalmente. El maestro Xolo era un investigador tenaz y comprometido con la investigación científica y con las comunidades campesinas e indígenas: abrevó de ellas con respeto y defendió sus conocimientos y tecnologías. Así fue generando con sus alumnos más cercanos el concepto de la investigación de huarache, muy adecuado para nuestros empeños. Aquí destacamos un párrafo suyo, publicado en 1978 en Narxhí Nandhá, la revista del Copider: “Generamos también las ideas de iniciar la investigación de huarache. La reacción espontánea ante una investigación a nivel de huarache interpreta de inmediato que es un tipo de investigación que no ha de valer gran cosa. Es natural que ello ocurra, porque quienes usan huarache en nuestro país tienden a ser menospreciados: no forman parte de la cultura moderna, progresista, que sólo usa zapatos. Tenemos una concepción diferente sobre el particular. Llamamos investigación de huarache a aquella que empieza por las bases, que va al terreno de los hechos, que va con la gente que está realizando las acciones; investigación de huarache es aquella que, con toda la humildad del caso, aprende o tratará de aprender de esa gente, aquella que está consciente de que muchas veces nuestra cultura nos frena, nos inhibe e impide que aprendamos muchas cosas que están en realidad a nuestro alcance.” A lo largo de varios años de cuestionamientos y consejos útiles del maestro, fuimos forjando la idea de construir un instrumento dentro de la sociedad civil, hasta que en 1977 parimos al GEA, AC. Decimos que es nuestro padrino porque nos ayudó con el nombre y los objetivos. Los aprendizajes logrados a lo largo de más de tres décadas de vida como organización dedicada a lo socioambiental llevan la huella que dejó en nosotros, sobre todo en el impulso de la ciencia campesina y de un verdadero diálogo de saberes. Su fundamentación plurirregional del concepto híbrido de agroecosistema nos llevó a comprender que nuestro trabajo no es ambiental, sino agroambiental, es más, socioambiental. Las intrincadas relaciones entre sociedad, biodiversidad y agrobiodiversidad nos han sido comprensibles justamente gracias al formidable aporte del Xolo y sus colaboradores cercanos, el que pudimos recoger en vivo. También gracias a él comprendimos que el maíz es el corazón de nuestra patria mexicana. Hemos atestiguado, lamentablemente, la degradación paulatina del campo mexicano, propiciada por los sucesivos gobiernos que hemos padecido y sus políticas anticampesinas. No obstante, su insistencia en que constituye un grave error sustituir o dar por agotada históricamente a la tecnología agrícola tradicional continúa siendo un brillante reconocimiento al saber milenario de los pueblos de la república mexicana, vigente para hoy y para mañana. Con la idea de difundir el pensamiento del maestro Xolo, Marco Díaz León le hizo una entrevista en 1990, luego transformada en una serie de cinco programas de video y un libro titulados Nueve mil años de agricultura en México. Homenaje a Efraím Hernández Xolocotzi, publicados por el GEA, AC, el Fonca, la Conabio y la UACh (1994-1996) como un profundo reconocimiento póstumo a la invaluable brecha que abrió en las academias agronómica, botánica y ecológica. Casi dos décadas después, no deja de sorprender la vigencia de su mensaje. Y sigue la yunta andando… Gracias, maestro.
Philippe Barret Noviembre del 83, fecha de mi primer viaje a México. Llego con el nombre de “dos personas que tienes que visitar”, me había dicho Marco: el maestro Hernández X. y Jasmín Aguilar. Sigo la recomendación: hasta Chapingo primero, y luego al sur de la ciudad, hasta Santa Úrsula Coapa. Allí, con Jasmín, empezamos a intercambiar. Yo le comparto mi experiencia en los Andes ecuatorianos con el enfoque de sistemas agrarios y ella me habla del trabajo que inicia en la Sierra Juárez, asesorada por el maestro Hernández X. Febrero del 87, regreso a México. Alcanzo al equipo de Jasmín en la Sierra. Me fascina su facilidad para relacionarse con la gente, la manera en que fomenta la experimentación campesina, su voluntad de aprender y aportar. Seguramente ella es una científica de huarache.
El año siguiente iniciamos una colaboración duradera para sistematizar experiencias de desarrollo rural y publicar la revista Pasos. El número tres lo dedica al maestro, “cuya visión y experiencia abrió un amplio camino en el conocimiento del medio rural y contribuyó al acercamiento entre la ciencia moderna y el profundo saber campesino”. Esta colaboración revela nuestro interés común sobre los conocimientos campesinos. La influencia de Hernández X., nutrida por su propia experiencia en la chinampa, en la milpa oaxaqueña y, luego, en la selva baja de Guerrero, se cruza con mi propio trabajo en Francia sobre la ingeniería ecológica. Mientras descubro las diferentes formas de manejo campesino de la palma Brahea dulcis en la región de Chilapa, ella se interesa en el manejo del brezo Calluna vulgaris en el Limousin. Nos parece más y más claro que ciertos conocimientos empíricos generados por los campesinos del mundo nos pueden ayudar a enfrentar los grandes desafíos ecológicos actuales. Así nace la utopía de una enciclopedia campesina, dedicada al conocimiento empírico. Se inicia una época de viajes a los cuatro continentes cuando Jasmín participa activamente en la red internacional Agricultura Campesina y Modernización. Dialogando con líderes y especialistas del tema, Jasmín amplía su visión y contribuye a la promoción de la agricultura campesina como elemento clave del presente y futuro de los pueblos. Después de haber estudiado las políticas agroambientales europeas, actúa en México por el reconocimiento de la multifuncionalidad de la agricultura. En la India se acerca a una asociación civil instalada en el Indian Institute of Management de Ahmedabad, una de las más prestigiosas business schools del país: Honey Bee Network, que mantiene una base de datos multimedia para que campesinos puedan aprender de otros campesinos. Jasmín llega hasta los maravillosos spice gardens (huertos de especias) de los Ghats occidentales, con los especialistas en ecología humana de la Universidad de Bangalore. Con el apoyo de la Fundación de los Cárpatos, atraviesa Rumania y Ucrania, se sorprende al descubrir milpas europeas y devuelve su propia visión de este campesinado tradicional. Jasmín se despidió en octubre de este mundo, dejándonos con una inmensa tristeza. Ojalá podamos convertir esta tristeza en un ánimo mayor para seguir sus Pasos por las veredas campesinas. Ingeniero agrónomo, miembro de GEYSER, asociación civil francesa |