Organizaciones campesinas e indígenas, defensores de derechos humanos y ex presos políticos afirmaron que frente al objetivo de institucionalizar en México la cultura del miedo y la represión contra los movimientos sociales, es urgente fijar nuevas estrategias para impulsar una transformación radical de la sociedad, pero sin caer en un papel de víctimas, sino de actores sociales con capacidad real de cambio.

Al concluir el seminario Represión y criminalización de los movimientos sociales rurales en el México del siglo XXI: memoria, género y resistencia, se suscribió una declaración de fortalecimiento de vínculos entre los movimientos sociales y el sector académico, con una participación real en mesas de negociación y asesoría.

Asimismo, pese al terror cotidiano contra pueblos y comunidades, el aumento de asesinatos y desapariciones de dirigentes sociales, de casos de tortura y represión, se llamó a generar nuevas alternativas de organización, pero sobre todo de transformación profunda de la realidad.

Cada vez hay más mujeres al frente de las luchas sociales dando la cara y apropiándose de un proceso de desconolización que va del territorio de sus comunidades y regiones hasta el propio cuerpo al reclamar no que no sean nuevamente violentadas, afirmó Luciano Concheiro, catedrático de posgrado en desarrollo rural y organizador del encuentro.

Romualdo Santiago, ex preso de conciencia de Amnistía Internacional y miembro de la Organización de Pueblos Indígenas Mepaa’ en Guerrero, dijo que sin la presencia activa de las compañeras, la lucha no sería una realidad.

Jorge Albino, vocero del municipio autónomo de San Juan Copala, Oaxaca, quien denunció la creciente militarización a que son sometidas las comunidades indígenas y la ausencia de respeto a derechos elementales, afirmó que en enero de 2007 se creó dicho municipio como ejercicio de autogobierno.

Desde el pasado martes, dijo, se vive un clima de tensión por el riesgo de que elementos policiacos y militares ingresen por presuntos conflictos intercomunitarios, lo que puede generar un nuevo caso de represión.

Asistentes al encuentro, como la Organización Campesina Emiliano Zapata, Radio Ñomdaa, Serapaz, Colectivo contra la Tortura y la Impunidad, Centro de Derechos Humanos Tlalchinollan y la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, suscribieron una declaración de solidaridad con las comunidades triquis para exigir que no haya un nuevo caso de represión.