Opinión
Ver día anteriorDomingo 29 de noviembre de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Belleza rosada
M

uchas ciudades de nuestro país se caracterizan por la cromática que les imprime el color de la piedra con que están recubiertas muchas de sus construcciones. Es el caso de la hermosa Morelia, capital del estado de Michocán, que destaca por la luminosa cantera rosada.

En un reciente viaje para participar en la feria del libro que organiza la Secretaría de Cultura de la entidad, que dirige Jaime Hernández Díaz, tuvimos la oportunidad de disfrutar la ciudad que tiene bien merecido el nombramiento que le otorgó la UNESCO en 1991, como Patrimonio Cultural de la Humanidad.

De la importancia que dan a la cultura nos hablan dos de los espacios a los que da vida la dependencia: la Casa de la Cultura en donde se llevó a cabo la feria del libro, que ocupa el imponente edificio del antiguo convento del Carmen y el Palacio Clavijero, soberbia construcción barroca que fue la sede de un colegio jesuita. De una gran sobriedad, su único lujo parece ser la piedra rosa que lo cubre por completo, variando de tonalidad según la luz del día. Llama la atención la notable restauración que se realizó antes de dedicarlo a museo, que presenta exposiciones de gran calidad; está a la altura de los mejores del mundo.

Pero hay que seguir caminando porque falta mucho que ver; a unas cuadras se yergue majestuosa la catedral, también en cantera rosa, con dos altas torres y una fachada adornada con relieves en piedra blanca. Conserva el atrio y está rodeada por gratos espacios arbolados. El interior perdió casi todo lo de valor, excepto un cristo de caña muy bello. Los sábados por la noche hay un espectáculo con luces, música, pantallas y fuegos artificiales, que cuenta la historia del monumento, tornando los alrededores en una alegre verbena popular.

Al concluir hay que darse una vuelta para ver el acueducto iluminado de noche y si tiene suerte, le toca como a mí una exposición de tapetes y esculturas de flores y aserrín, espectacular. El remate es la cenaduría La Lupita, para degustar algunas de las especialidades de la cocina michoacana. Nos decidimos por los uchepos y las corundas que son unos tamales sabrosísimos, unos de maíz tierno y los otros de nixtamal, acompañados con atole de guayaba.

Poseedora de una extensa actividad cultural, los últimos días de la feria del libro coincidieron con el comienzo del Festival de Música de Morelia, que en sus 21 años de vida se ha consolidado como el mejor festival de música de concierto en México. No hay que olvidar que en esta ciudad se fundó en 1743 el Conservatorio de las Rosas, la institución de enseñanza musical más antigua de América. Cada año invita a algún país que lleva a sus músicos y se imparten cursos y clases magistrales, lo que permite un fructífero intercambio.

Este año le tocó a Gran Bretaña, que trajo un buen contingente, que en los recintos más hermosos interpretaron un extraordinario programa de actividades. Tuvimos la suerte de deleitarnos con un concierto de violonchelo y piano, en el Templo de las Rosas. Al salir era imposible no asomarse a admirar el viejo convento que es sede del conservatorio y asombrarnos con los fascinantes lavaderos de la misma piedra de color rosado.

Otro sitio irresistible es el antiguo convento de San Francisco, sólida edificación del siglo XVI, que ahora aloja la Casa de las Artesanías, con un increíble contenido: muebles tallados, alfarería, vajillas pintadas, joyería, esculturas en barro, alucinantes objetos de cobre, textiles bordados, deshilados, cestería, lo que se les ocurra, todo bellísimo y casi todo de gran calidad, pues es evidente que se cuida ese aspecto.

Y el espacio se me acaba aunque falta mucho que platicarles, pero no puedo dejar de mencionar la visita que nos hizo Juan García Chávez, organizador del festejo librero y gran anfitrión, al recién restaurado convento agustino de Cuitzeo, impresionante construcción del siglo XVI, que conserva magníficos frescos, situado junto al lago del mismo nombre.