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La deforestación de las selvas y la caza indiscriminada son los mayores peligros

En 25 años puede extinguirse el jaguar, advierte panel de expertos

Hace 50 años la población total en América Latina superaba los 300 mil, hoy son menos de 30 mil

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En el pantanal, BrasilFoto L. Silveira
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Palmar largo en Formosa, ArgentinaFoto M. Di Bitteti
 
Periódico La Jornada
Viernes 27 de noviembre de 2009, p. 2

Después de diez años sin reunirse, 28 expertos de 13 países de América Latina se congregaron en el simposio El jaguar en el siglo XXI: la perspectiva continental, en Mérida, Yucatán, para analizar la situación de conservación de este felino en el continente.

En el encuentro, organizado por el Instituto de Ecología (IE) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), revelaron que las poblaciones de jaguar –venerado por los antiguos pueblos americanos por su fuerza y poder– caen de manera drástica debido a la elevada tasa de deforestación de su hábitat y, además, por la caza indiscriminada.

Ante este escenario, los participantes en la reunión emitieron la Declaración de Mérida, la cual exige a todos los gobiernos de los países donde habita el jaguar, que detengan la matanza indiscriminada e injustificada de este emblemático animal.

El biólogo Rodrigo Medellín, investigador del IE, quien dirige con Gerardo Ceballos el Programa Nacional para la Conservación del Jaguar, aseguró en entrevista que de continuar el ritmo de depredación en contra de este vetebrado, en diez años ya no habrá más poblaciones en el continente y, posiblemente, en menos de un cuarto de siglo habrán desaparecido de la tierra.

–¿Cuántos jaguares quedan en América?

–Estimamos que de 300 mil que existían hace 50 años en todo el continente (desde el sur de Estados Unidos al centro de Argentina) hoy hay entre 15 y 30 mil ejemplares. En el caso de México hay unos 4 mil, concentrados en su mayoría en la selva maya; desde el sur de la península de Yucatán hasta el sur de la Selva Lacandona hay entre mil y mil 500. Una buena población de jaguares garantiza que los servicios ambientales que proporciona la biodiversidad están correctos. Si tuviéramos una buena población de jaguares en Chiapas y Tabasco no tendríamos las inundaciones que hoy tenemos, porque cuando la población del jaguar está en buenas condiciones significa que también lo está la selva y entonces ésta funciona como una esponja ante las lluvias torrenciales de la zona.

–¿Cuáles son las principales causas de la caída demográfica?

–La causa crónica más importante es la deforestación, y la causa aguda, la cacería directa e impune. A veces el jaguar puede causar problemas a los ganaderos, pero hay que tener en cuenta que se han destruido su hábitat, se cazan sus presas (jabalí y venado) y, si luego se le ponen delante unos animales que no se defienden, no podemos esperar que no los toque. Cuando se producen conflictos por el ganado hay que trabajar con los ganaderos para evitar estas situaciones. En algunos países, como Brasil, se ha invertido en ranchos ganaderos para que durante nueve meses al año éstos se dediquen a su actividad y los tres meses restantes al ecoturismo. Son muchos los turistas que quieren ver fauna silvestre. Como los ganaderos se benefician del turismo han decidido sacarles las armas a los cazadores, les dan carne de vaca para que no capturen animales de monte y así lograron incrementan las presas del jaguar.

–¿Pero el jaguar se deja ver por los turistas?

–El jaguar es muy susceptible a la actividad humana, pero en esta reunión vimos que cuando bajó el turismo por la contingencia sanitaria de la influenza A/ H1N1, un jaguar se metió en un gimnasio de un hotel de Cancún. Cuando pegan los huracanes y los turistas se van, los jaguares se meten en los jardines de Cancún para explorar. Al bajar el movimiento de gente y de coches, se acercan.

–¿Por qué la gente les dispara a los jaguares?

–Porque han matado ganado, por los colmillos, por la piel, por trofeo o por la adrenalina que representa matar al máximo depredador de Latinoamérica. En todo el México rural se mata: ejidatarios, campesinos indígenas, terratenientes, propietarios de pequeñas tierras, todos están matando jaguares.

–¿Pero la cacería del jaguar no es algo nuevo?

–No, venimos perdiendo jaguares desde hace décadas, pero ahora el proceso se está acelerando porque se reduce su hábitat y, por otro lado, con esto del narcotráfico se incrementa el uso de armas. Antes eran rifles 22 y escopetas chiquitas, pero ahora ya son AK 47, que son automáticas y con un poder de fuego mucho mayor.

–¿Qué exigen los conservacionistas a los gobiernos?

–Que apliquen penas de cárcel para quienes cazan al jaguar, porque es una especie en peligro de extinción. Que se muestren las fotos de esas personas encarceladas en los medios para se frene el delito. También, que promuevan entre la población lo beneficios de conservar la selva, como la silvicultura y el ecoturismo. Nosotros no queremos deslindarnos de la responsabilidad de conservar al jaguar, seguiremos trabajando como lo hemos hecho durante 15 años en la investigación y en los programas de educación ambiental con los ganaderos, pero los gobiernos tienen que empezar a hacer su parte. El pasado 22 de noviembre enviamos una carta al secretario de Medio Ambiente, Juan Rafael Elvira Quesada, que sigue sin respuesta. No vemos un compromiso de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente ni de las altas autoridades de la Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales para acabar con la cacería ilegal.

–¿Se pueden recuperar las poblaciones de jaguar?

–Si investigadores, gobierno y sociedad civil no actuamos rápidamente, en diez años ya no existirán poblaciones de jaguares y en 25 años extinguimos la especie en todo el continente.