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Se abrió en el Claustro de Sor Juana una muestra colectiva de 12 fotógrafas

Documentan la esperanza y la cruda realidad de la migración

Después del DF, la exposición se montará en San Cristóbal de las Casas y varias urbes de EU

La clase política se ha apropiado de ese fenómeno del desgarramiento: Sandra Lorenzano

Foto
Obra de Martha Toledo, incluida en su serie Sueño americano, pesadilla mexicana, que forma parte de la muestra Mudanzas: migraciones múltiples, organizada por el Museo de Mujeres Mexicanas (Muma), con la curaduría de Lucero González, que reúne trabajos de fotógrafas indígenas
 
Periódico La Jornada
Sábado 14 de noviembre de 2009, p. 3

Dicen que cada persona es de donde están sus muertos. Por ello es desgarrador cuando, en busca de cumplir un tramposo sueño o por un desesperado afán de mejorar las condiciones de vida propias y la de los seres cercanos, debe abandonarse la tierra natal y asentarse en confines lejanos y ajenos, por encima del dolor que eso implica y la consciencia de que incluso puede significar la muerte.

Esa es la realidad a la que alude la exposición fotográfica Mudanzas: migraciones múltiples, que se inauguró anteanoche en la Universidad del Claustro de Sor Juana (Izazaga 92, Centro Histórico), en coincidencia con un aniversario más del natalicio de la Décima Musa.

Organizada por el Museo de Mujeres Artistas Mexicanas (Muma), con el apoyo del Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (Unifem), la muestra está integrada por obras de 12 jóvenes fotógrafas mexicanas de orígenes y culturas diversas.

En particular destaca que gran parte de ellas son de procedencia indígena, entre otras, de las culturas tzotzil, tzeltal chol, zapoteca, zoque, mixteca y chatina, además de que la mayoría ha vivido en carne propia los estragos de la migración, sea de manera directa o indirecta.

Curada por la fotógrafa Lucero González, fundadora y directora del Muma, con esta propuesta –que incluye un catálogo– se busca tender un puente desde distintas experiencias y representaciones sobre el tema de la migración y sus múltiples expresiones e imaginarios.

Así, puede encontrarse el punto de vista de esas mujeres indígenas sobre cómo afecta ese fenómeno dentro de sus familias y sus comunidades.

Ya no es una mirada externa, sino una conexión con los sujetos fotografiados, según apunta Lucero González en el catálogo.

Otras artistas construyeron sus imágenes desde su propio yo de migrantes, reconociéndose en los otros como en un juego de espejos para encontrarse con similitudes y diferencias entre estar ilegal o legal con la posibilidad de regresar a su lugar de origen.

Y también puede apreciarse el quehacer de fotógrafas que siguieron los pasos de los migrantes que llegaron a Chicago, Nueva York y otros desplazamientos transfronterizos, con el ánimo de documentar una serie de historias en las que el anhelo y la esperanza se funden y confunden con la crudeza de una realidad inesperada.

Uno de los aspectos principales de esta exposición, que posteriormente se montará en San Cristóbal de las Casas, Chiapas y de allí a diversas ciudades de Estados Unidos, es que refleja la dura realidad de lo que son las migraciones y las mudanzas, resaltó la directora regional de Unifem para México, Teresa Rodríguez, en conferencia de prensa.

Son procesos presentes en la humanidad desde el inicio de los siglos, pero la realidad nos muestra que en el siglo XXI tienen características especiales, cada vez más duras, indicó la diplomática, para quien, además, resulta preocupante que a 60 años del reconocimiento de los derechos humanos de las personas, aún sea un tema desconocido por aquellos que cruzan las fronteras para trabajar en otros lugares.

En su condición de vicerrectora de la Universidad del Claustro de Sor Juana y autora del texto de la presentación del catálogo de la muestra, Sandra Lorenzano sostuvo, a su vez, que el tema de la memoria resulta clave para acercarse a las imágenes de las 12 artistas, al estar indiscutiblemente ligadas con la melancolía.

Al respecto, recordó lo dicho por Roland Barthes, en su libro Camera lucida, para situar a la fotografía como un ejercicio de suyo melancólico, ante ese vínculo que tiene con la memoria.

Esa es una característica que hace de la fotografía un arte tan cercano para todo ser humano, incluso con las imágenes más combativas, como pueden ser las periodísticas, afirmó Lorenzano, quien se dijo sorprendida de cómo la clase política se ha apropiado de ese fenómeno del desgarramiento que implica la migración.

Citó como ejemplo que en el Informe que debe rendir cada año el presidente de la República sobre el estado que guarda la administración pública, éste no tiene empacho en incluir entre los ingresos que ha tenido su administración las remesas que los migrantes mexicanos en Estados Unidos envían a nuestro país.