En contraste con la escasa asistencia de trabajadores de la desaparecida Luz y Fuerza del Centro (LFC) a los puntos de liquidación, en la oficina de reclamaciones del Sistema de Administración y Enajenación de Bienes (SAE) aquello parece, a diario, una romería.

Desde temprano, cientos de personas hacen fila para buscar solución a sus reclamos por adeudos salariales, malos cálculos del finiquito y, sobre todo, el cobro de pensiones alimenticias (sic), tanto de electricistas jubilados como en activo, al momento de que se expidió el decreto presidencial para desaparecer al organismo descentralizado el pasado 11 de octubre.

En tanto, la radio repite a toda hora y en todo el cuadrante los anuncios con los cuales se recuerda a los electricistas: ¡Faltan cuatro días (ayer) para recibir tu compensación adicional!

Con énfasis, en horarios y programas de gran audiencia, y durante las mañanas, particularmente en las llamadas barras femeninas, el gobierno federal ha incrementado sus pautas que, por lo demás, muchos de quienes han recibido ese bono consideran insignificante.

Por eso las largas filas y las explicaciones insuficientes de los empleados del SAE cuando hablan con ellos sobre la banqueta del edificio ubicado en la avenida México-Coyoacán.

A quienes laboraban en LFC les adeudan las semanas 41 y 42 de salario; esto es, las dos últimas que la empresa prestó servicios. Pero en los carteles instalados en el centro de reclamaciones y en forma directa por los burócratas del SAE se les informa que sólo se pagará la semana 41.

Además, al igual que para el resto de trámites, la precondición es haber cobrado el finiquito. Ya se trate de la prima vacacional, de tiempo extra, etcétera, el ex trabajador debe presentar su convenio de liquidación, credencial de elector, último talón de pago y un escrito donde exponga por cuál concepto acude a reclamar.

Este escrito se ha convertido en un calvario porque la mayoría llega sin ese documento. Para los trámites sencillos, como el adeudo de las semanas devengadas, por ejemplo, ya existen machotes que en el puesto de periódicos instalado fuera de las oficinas del SAE se venden hasta en 11 pesos (empezaron costando tres pesos) y ha sido tal el éxito del propietario del local que instaló ahí mismo una fotocopiadora.

Pero quienes van por pensión alimenticia (sic) la pasan peor: primero, se les exige comprobar que el trabajador ya recibió su liquidación; después, presentar un historial sobre las circunstancias por las cuales se le otorgaba ese pago y desde cuándo.

Y aquí ya han hecho su aparición los coyotes, porque para elaborar ese documento ya hay abogados dispuestos y para hacerlo cobran hasta mil 500 pesos.

No tenemos información. Vengo desde Querétaro. Hablé por teléfono y me mandaron a Cuajimalpa. Allá voy de pendejo; me dijeron que ahí no es, que viniera para acá, y tampoco me dicen nada, es uno de los cientos de lamentos que se escuchan.