Opinión
Ver día anteriorMartes 3 de noviembre de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad Perdida

Los males de Iztapalapa

Realidades de la CFE, mentiras federales

H

ay quienes dicen que todo lo malo viene de momento, pero hay quienes en todo momento padecen todos los males. Un ejemplo de eso es la delegación Iztapalapa, que el sábado pasado recordó con tristeza que en este año cuando menos 200 personas han perdido la vida en esta demarcación debido a hechos violentos, muchos de ellos producto del narcotráfico.

La cifra que indica que en Iztapalapa hay casi una defunción diaria por violencia no es sino el producto de años de descuido y demagogia, por decirlo de alguna manera, y que nos habla del periodo caciquil que vivió la demarcación en manos del grupo político que comandan los Arce.

Así, a la falta de agua, de vías de comunicación, de bibliotecas, de centros de salud y de todos los males que acumuló el caciquismo, debe aunarse también la carencia de energía eléctrica, que se ha convertido en otro terrible mal para los habitantes de la delegación más grande del Distrito Federal.

Hasta el viernes pasado se registraban de tres a cinco bloqueos diarios en las calles de Iztapalapa, en protesta por la falta de luz. Una buena parte de las 14 mil manzanas que conforman la demarcación han sufrido, desde el decretazo, la carencia de energía eléctrica derivada de fallas no muy graves que no habían sido atendidas por quienes ahora se encargan de reparar esos desperfectos.

Tuvo que intervenir la delegada en funciones, Clara Brugada, quien llamó directamente al director de la Comisión Federal del Electricidad (CFE, la compañía moderna) para que, desde el pasado sábado, se destinara a un grupo de cuadrillas para solucionar el problema que estuvo a punto de causar hechos violentos en la demarcación.

Desde ese momento hay personal de empresas privadas haciendo el trabajo que hace un mes realizaba una compañía mexicana, acción que no sólo hace saber que la CFE por sí sola es incapaz de brindar el servicio, sino que la privatización, tantas veces negada por los funcionarios del gobierno de Calderón, está en marcha.

Aunque dados los hechos todos deberíamos estar acostumbrados a las mentiras y los engaños a los que nos ha sometido el gobierno federal, es preocupante y cada vez más peligroso para el país el rumbo que, con mayor descaro, impone el calderonismo.

Las alianzas de ese gobierno con el PRI son ahora el peor de los venenos para una sociedad que confió en un grupo político perdidamente comprometido con los intereses de las más importantes empresas mexicanas y extranjeras, a quienes ha cedido el poder político.

La manifiesta incapacidad de gobierno en Los Pinos fue remplazada en las cámaras legislativas que ahora, también incapaces, lo ceden de hecho a las empresas que mangonean el destino de México.

Mal apuntan quienes sólo ven en las acciones de diputados y senadores las manos de los gobernadores que se sienten con derecho a aspirar a la Presidencia de la República, porque son los mismos gobernadores quienes temerosos de los dineros disponibles para exhibir sus bondades políticas en futuras contiendas, o del lugar que pueda ocupar su imagen en los medios de comunicación electrónicos, han vendido su alma política a lo que ahora se ha dado en llamar: los poderes fácticos. No hay remedio.

De pasadita

Y ya que hablamos de males, no dejemos en el olvido a la delegación Gustavo A. Madero, donde las lluvias del fin de semana terminaron por demostrar qué tan vulnerables resultan algunas partes de la ciudad de México, donde no llegan los vientos de la modernidad, pero caen las tormentas de la desgracia. A ver qué tanto se puede hacer por las colonias marginales de la demarcación con los 600 millones que destinó Marcelo Ebrard para paliar la desgracia. De cualquier forma, lo mejor sería prevenir, es decir, invertir en los marginados, ¿no les parece?