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Vox libris
El gran faisán del mundo
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Herta Müller, narradora rumano-alemana premio Nobel de Literatura 2009, el pasado 8 de octubre durante la conferencia de prensa que ofreció en Berlín con motivo de ese galardónFoto Ap
Periódico La Jornada
Domingo 18 de octubre de 2009, p. a20

Pocas prosas logran la poesía.

Sin desatender ninguna de sus reglas, la prosa de Herta Müller escala estalagmitas, atraviesa magma y corteza terrenal para emerger como un géiser límpido, cristalino.

Y cuando una prosa está imbuida del espíritu poético adquiere un poder mágico, misterioso, no necesita inclusive nombrarse prosa poética:

Windisch siente frío. Mira a lo lejos. Donde acaba la carretera, las olas de hierba se quiebran sobre el pueblo. Allí al final camina un hombre. El hombre es un hilo negro que se interna entre las plantas. Las olas de hierba lo levantan por encima del suelo.

Así remata el relato inicial, primero de 49, que conforman El hombre es un gran faisán en el mundo, una de las dos obras de la flamante premio Nobel de Literatura que se pueden conseguir en México, con el sello Siruela.

Los párrafos magros, las frases cortas, el todo transcurre con una sencillez tan desnuda como inexorable. El minimalismo actúa de manera acumulativa. El juego de las apariencias indica que nada sucede mientras todo pasa. El trasvasamiento de lo cotidiano, su interiorización, conducen de pronto –y ese de repente puede ocurrir horas después de pasada la página– a un estallido interior, una implosión.

La estructura de los dos libros de Herta Müller que circulan en México es una obra de arte de arquitectura, un prodigio de orfebrería, una fascinante prueba científica del comportamiento de las vibraciones de energía humana, un complicado mecanismo de relojería que funciona con precisión quirúrgica. Joyas pulidas.

Se asemejan en su concepción, manufactura, pero sobre todo su eficacia a las partituras de Anton Webern, esas gemas bruñidas tan punzantes como filosas que a la hora de sonar ni hienden ni hieren sino acarician, gimen, susurran para luego gritar, convulsionar, conmover hasta las lágrimas.

Hay pasajes, como el titulado La marca de la muerte, que en tan sólo 12 párrafos condensa un tratado entero de Soren Kierkegaard, tres filmes de Ingmar Bergman y actualiza el ensayo más actual de Baudrillard: sintetiza el misterio de las relaciones de pareja, la naturaleza más íntima de ser marido y mujer mediante las herramientas minimales pero con una claridad brutal: el amaridamiento pagano y sempiterno de Eros con Tánatos.

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Título: En tierras bajas

Autora: Herta Müller

Traducción: Juan José del Solar

Editorial: Siruela

Número de páginas: 184

Precio de lista: 345 pesos.

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Título: El hombre es un gran faisán en el mundo

Autora: Herta Müller

Traducción: Juan José del Solar

Editorial: Siruela

Número de páginas: 128

Precio de lista: 325 pesos

El caso de En tierras bajas, esta vez 15 relatos, de los cuales el que da título a todo el libro es el único extenso, expande los poderes de esa mujer diminuta, tímida y frágil que vimos el 8 de octubre anterior como un pajarillo melancólico, temeroso, amenazado por los reflectores, los fla-shes y las cámaras. Ya en su edición del domingo 28 de noviembre de 1999 en estas páginas se habían recogido sus palabras, en aquella visita a México de la entonces conocida apenas en círculos de iniciados: es posible que escribir sea para mí sólo una forma de arreglar las cosas conmigo misma, dijo a La Jornada.

Ese compromiso interior es notable en la estrategia narrativa de En tierras bajas: una niña de siete, ocho años, redacta sobre las líneas del viento su memoria, que es la memoria de una pequeña comunidad, que es la memoria del mundo.

Es como ese listado de eventos sin calificación, esa manera de enunciar que tenemos cuando niños y luego perdemos en discursos muy elaborados.

La sencillez de la escritura de la nueva premio Nobel contiene complicaciones extremas, laberintos, maquinaria etérea y sofisticada, costuras invisibles de un zurcido fino que otorga plenitud de sensaciones, emociones, una energía vital que no cesa y que está siempre a punto de estallar. Dinamita pura que trae por encima untados los colores de la naturaleza y por dentro la realidad más profunda del ser.

A manera de stacatto, por ejemplo, recurre a figuras, recursos, iconos que se mueven. Por ejemplo, si en el segundo párrafo aparece la frase sostenía un ramillete ajado de flores blancas a la altura del pecho, para retratar el cadáver de su padre, cinco párrafos adelante reaparece el leitmotiv: En otra foto aparecía en traje de novio. Sólo se le veía la mitad del pecho. La otra mitad era un ramillete ajado de flores blancas que mamá tenía en la mano. Sus cabezas estaban tan cerca una de la otra que los lóbulos de sus orejas se tocaban.

Pocas prosas logran la poesía. La prosa de Herta Müller es una de ellas.