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Mañana inauguran muestra sobre el jazzista

Reviven a Miles Davis en la Cité de la Musique
 
Periódico La Jornada
Jueves 15 de octubre de 2009, p. 9

París, 14 de octubre. La leyenda del jazz Miles Davis resucitará el viernes en una exposición en la parisiense Cité de la Musique, que levanta un velo sobre este misterioso, provocador y carismático trompetista estadunidense, que revolucionó el jazz.

Mediante unos 350 objetos –filmes, fotos, manuscritos, tapas de discos, vestuario, trompetas–, la exposición recrea el universo del músico nacido en 1926 en Saint Louis, Illinois: desde su llegada a Nueva York en 1944 hasta su último concierto en París, en 1991, poco antes de su muerte.

Pero es la música la que está en el corazón de esta muestra, explicó Vicent Bessiéres, encargado de la exposición Queremos a Miles, título de uno de sus álbumes.

La exhibición, que cerrará el 17 de enero, es un llamado a redescubrir su música, señaló Bessiéres, en un recorrido en el que no esconde su emoción por la próxima inauguración de la muestra, a la que asistirán los hijos de Miles, ni su inmenso respeto por el músico.

Encarnó al genio de la música; fue un personaje carismático, ambiguo, misterioso, enigmático, con una ambición personal muy fuerte. Su deseo de tener éxito, pese al color de su piel, le dio una fuerza inagotable, dijo.

Miles, quien tocó con cientos de músicos –aprendió nada menos que con Charlie Parker y Dizzy Gillespie–, nunca cesó de renovarse, de cambiar: su fulgurante trompeta jamás dejó de sorprender.

La originalidad de Bessiéres, quien trabajó dos años en la organización de la muestra, es haberse inspirado en la manera de Miles de tocar la trompeta, con una sordina de acero, que le daba un tono más íntimo y personal.

“La escenografía se inspiró de ‘la sordina’ de Miles”, explica Bessieres, al mostrar en una de las primeras salas una pequeña cabina, una suerte de capilla sonora, donde vibra la trompeta inconfundible de Miles.

Miles siempre reconoció que había descubierto en París –adonde llegó por primera vez en 1949– una ciudad donde era reconocido, amado, tratado con respeto, como igual, dijo Bessiéres.