CARTA  ABIERTA

El Consejo de Gobierno de la Conaie,

una sola voz, a la nación ecuatoriana

“El supremo jefe”, pretende mentir a la nación, al afirmar que la movilización convocada por la Conaie, es exclusiva de los indígenas. Con esta afirmación, muestra una vez más la soberbia, la prepotencia, la vanidad de creer que lo único cierto es lo que dice él y que es incuestionable su incapacidad de entender al país plurinacional y democrático.

Pretender que lo único que vale es su palabra, es  absurdo, señor supremo jefe. Sus insultos no nos han llegado jamás pues somos ciudadanos ecuatorianos, somos pueblos y nacionalidades indígenas, de dignidad intacta.

Somos nosotros los que concebimos, propusimos, defendimos y exigimos la Asamblea Nacional Constituyente pues el país necesita un cambio profundo y radical.

Somos nosotros, nacionalidades y pueblos para quienes la palabra es sagrada, que el régimen ha perdido el verdadero rumbo del cambio y se ha orientado hacia la derecha recalcitrante. El supremo, nos llamó infantiles, y no contestamos, pues el racismo es miserable y a eso no se contesta. Nos trató de ser 4 dirigentes a exigir garantías a la democracia y tampoco le contestamos, pues nosotros somos millones y no creemos en la democracia de las cifras sino en la de derechos.

El presidente cantó impúdicamente pidiendo que nos vayamos, sin que eso nos haya afectado porque ésta es nuestra tierra y la defendemos y jamás nos iremos para que la entreguen a las transnacionales y al poder económico que ha destruido el país y que ha hecho que millones de hermanos ecuatorianos se hayan ido buscando fuera, lo que se les niega con soberbia en el país.

 Nos dijo el poder que éramos locos, pero la razón es nuestra fuerza y eso lo demostramos día a día con responsabilidad. Los decretos en contra de nuestros derechos, en contra de nuestras instituciones construidas con luchas grandes y levantamientos, fueron privadas de su autonomía y convertidas en botín político dado a quienes vendieron sus conciencias.

El poder no acepta que los indígenas somos actores sociales, políticos, constructores de país y no solamente votos, objetos, como nos percibían los gobiernos racistas y colonialistas de los que el régimen actual no se diferencia.

El supremo entregó concesiones mineras y petroleras en nuestros espacios de vida, que son sagrados y fundamentales. Nuestras “Wuarmis” fueron discriminadas y maltratadas cuando levantaron sus voces contra la injusticia; se las ha tratado de pobres e ignorantes desconociendo que se las ha empobrecido por las políticas económicas que favorecen a pocos y discriminan a muchos.

El supremo, en derroche de racismo ambiental impuso una ley de minería que es el nuevo dios del supremo que nos llevará al holocausto.

La discriminación no es nueva para nosotros; la historia colonial y escrita por los supremos dueños del país, nos ha tratado de ignorantes, de opositores del progreso, vagos, sin almas, ni derechos. El poder económico violento y racista nos ha querido borrar de la faz de la tierra y ahora se pretende repetir la historia. No lo lograrán.

El supremo ahora atenta nuestra dignidad en la Amazonia, sin éxito.

Yo, soy amazónico, nací allí en una tierra libre, quise paz para mi gente. Las  leyes de la revolución ciudadana no son leyes para nuestros pueblos.

Con las leyes del supremo, se fortalece el monstruo del poder económico; son leyes que han destruido al país y por eso reclamamos, con dignidad milenaria.

La movilización ya empezó en los páramos, en la Amazonia, en los manglares, en las calles, en los espíritus de los que queremos un país plurinacional, de derechos, de todos.

 

Marlon Santi

Conaie Pushak Kuraka

Sarayaku Runa

Kitu 25 del 2009 del año colonial

 
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