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Dice Micheletti que uno de los errores de Zelaya fue rodearse de comunistas de taberna

Crisis hondureña saca a la luz fuerzas que se enfrentan desde antes del golpe

Al líder golpista lo representa en el diálogo el grupo que manda en el país desde los años 80

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Partidarios del presidente Manuel Zelaya gritan consignas de repudio al régimen golpista durante un mitin ayer en TegucigalpaFoto Reuters
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Reunión de la resistencia en apoyo al presidente hondureño Manuel Zelaya, ayer en Tegucigalpa. La policía informó que la madrugada del sábado hubo disparos contra la Conferencia Episcopal y una de las hipótesis es que el atentado se debe al apoyo de la Iglesia católica al golpeFoto Reuters
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Periódico La Jornada
Lunes 12 de octubre de 2009, p. 27

Tegucigalpa, 11 de octubre. Desde que se generaron los hechos del día 28 de junio esto no había ocurrido. El proceso de consultas que llevó adelante el presidente (Óscar) Arias tuvo como interlocutores a las dos partes, pero nunca estuvieron sentados juntos, dice la canciller mexicana Patricia Espinosa.

Le fallan la memoria o sus servicios informativos, o se le impone el objetivo de convencer que es un avance importante el solo hecho de que los representantes de los dos bandos estén frente a frente, mesa de por medio.

Habla la canciller el jueves 8, un día después de la regañada que el golpista Roberto Micheletti les puso a los representantes de los países miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA).

No existe tal logro de la regañada OEA.

Que alguien en la embajada de México en Costa Rica se tome la molestia de recordar a la canciller que los dos bandos ya estuvieron sentados, en la casa del presidente de Costa Rica.

Tuvimos tres rondas de pláticas con ellos y no se llegó absolutamente a nada, dice la diputada Silvia Ayala, una de las representantes de Zelaya en el diálogo de San José. Ayala recuerda, además, que la delegación de Micheletti la integraron dos de los negociadores actuales. Estuvieron cerrados y parece que siguen así, ahora con el añadido de que los cancilleres vinieron a ser la burla de Micheletti, lamenta Ayala.

La burla no impide que la canciller mexicana llame los hechos que se generaron el 28 de junio al golpe de Estado, ni que insista en que México defiende el orden constitucional y no a Zelaya porque el tema no son los individuos (evidentemente, el gobierno calderonista le sigue cobrando a Zelaya sus expresiones pícaras en el Distrito Federal).

Aguantan sin chistar

Salvo los delegados de Brasil y Argentina, los representantes diplomáticos restantes aguantan casi sin chistar los ladridos de Micheletti.

Lo mismo nos dijo la vez pasada, dice la canciller Espinosa. Y puede ser, pero ahora Micheletti hizo transmitir su revancha verbal por la televisión.

Como haría un estadista. Por algo la congresista republicana Ileana Ross-Lehtinen, icono de los anticastristas de derecha, dice que Cuba debería tener un gobernante como Roberto Micheletti.

Mientras llega ese día, los que disfrutan a Roberto Micheletti son los catrachos.

Seis a la mesa

Los negociadores abren una pausa para la fiesta que se convierte en duelo. Me gustaría que Honduras ganara 4 a 0, pero me conformo al menos con un gol, había dicho Micheletti la víspera del partido entre la selección hondureña de futbol y su rival de Estados Unidos. El marcador fue 3 a 2, a favor de los “yankees que nos la van a pagar”, como decía un periódico local antes del encuentro.

El futbol y las consultas de cada parte abrieron una pausa en el diálogo, que se reinicia este martes, a dos días de que venza el plazo puesto por Manuel Zelaya para llegar a un acuerdo.

Honduras ha puesto su futuro inmediato en manos de una abogada nacionalista aliada de un liberal, un académico de pasado sandinista, un dirigente sindical, un jurista liberal, una abogada procedente de la izquierda universitaria y un poderoso empresario democristiano.

Las biografías de los negociadores de la crisis arrojan luz sobre las fuerzas que se enfrentan en este país desde antes del golpe de Estado (o de los sucesos del 28 de junio, como prefiere la canciller Espinosa).

Por el lado de Zelaya, participan el ministro de Gobernación, Víctor Meza; la ministra del Trabajo, Mayra Mejía, y el líder sindical Juan Barahona. Los tres provienen de la izquierda, pese a que Zelaya es un liberal de pura cepa.

Micheletti ha enviado a la mesa a dos repetidores, es decir, que participaron en las pláticas de San José. Son el empresario Arturo Corrales y la ex presidenta de la Suprema Corte Vilma Morales. El trío lo completa el abogado Armando Aguilar, quien fue ministro en el gobierno del liberal Carlos Roberto Reina (1994-1998).

Los ñángaras

Vamos a vigilar a tu ministro, y al menor desliz lo hacemos mierda con una campaña mediática. Eso le dijeron a Manuel Zelaya algunos políticos y empresarios cuando puso a Meza en la cartera de Gobernación, justo en el año de las precampañas. El ministerio de marras suele ser utilizado por los dos partidos que han gobernado Honduras los últimos 30 años (el Liberal y el Nacional), para cerrar o abrir la llave de recursos en tiempos electorales.

Meza llegó al gobierno de Zelaya después del segundo año de gobierno, en coincidencia con el viraje del hombre del sombrero, que unos atribuyen a una conversión y otros a pragmatismo puro.

Antes de entrar al gobierno de Zelaya, Meza era un crítico de los virajes ideológicos y administrativos del presidente: Aquí domina una lógica caótica, solía decir.

Tras el golpe de Estado, fue uno de los miembros del gabinete de Zelaya que se quedaron en el país. Antes se había distanciado del presidente debido a que él y el ministro de Defensa, Edmundo Orellana, estuvieron en desacuerdo con desobedecer la orden de la Corte Suprema que prohibió a Zelaya realizar la consulta sobre la cuarta urna hacia la Constituyente.

Pocos días después del 28 de junio, enterado de que su nombre estaba en una lista de personas por aprehender, Meza buscó al general Romeo Vázquez, jefe de las fuerzas armadas hondureñas: Le dije que sabía que nos querían capturar de modo humillante y violento, y que no lo iba a permitir, que me tendrían que matar. Vásquez le aseguró que no había ninguna orden de captura en su contra.

Entonces aproveché para preguntarle si no se daba cuenta de que ellos, los militares, estaban siendo usados para reprimir a los pobres en las carreteras, mientras los otros se estaban repartiendo el botín en la casa presidencial, decía Meza en agosto.

Miembros de la resistencia atribuyen a Meza, jefe de la delegación zelayista, grandes dotes para la negociación, aunque en realidad Zelaya no tuvo mucha tela de donde cortar, dado que su gente de mayor confianza está fuera del país, sin opción de regresar puesto que el gobierno de facto ha anunciado una y otra vez que hay órdenes de aprehensión al menos en contra de Milton Jiménez, encargado de la vicepresidencia, y Enrique Flores Lanza, ministro de la presidencia. El círculo de hierro de Zelaya lo completa la canciller Patricia Rodas.

Algunos dicen que Meza fue trotskista y otros que pro chino, pero más bien se le recuerda como un miembro con carnet del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), algún tiempo cercano a Tomás Borge y muy amigo de Edén Pastora, el Comandante Cero. Terminó peleado con la cúpula sandinista.

Ese pasado no significa que Meza fuera de los miembros del gabinete felices con la relación de Zelaya con el presidente de Venezuela. A Meza le gusta citar al también venezolano Teodoro Petkoff: Como él dice, uno no se divorcia de Stalin para casarse con Chávez.

Antes de incorporarse al gobierno de Zelaya, Meza era un académico reconocido que coordinó la elaboración del trabajo más serio que se ha hecho sobre los intereses político-empresariales que mandan en Honduras.

Yo no estoy en el diálogo representando a Zelaya ni al Partido Liberal (PL), ¡estoy ahí por la resistencia!, grita Juan Barahona, líder del sindicato de trabajadores del Instituto Nacional Agrario y dirigente del Bloque Popular, la columna vertebral de la resistencia. Es jueves 8 y la misión de la OEA acaba de despedirse de Tegucigalpa.

Barahona recuerda lo que han dicho los dirigentes de la resistencia desde hace dos meses: El presidente Zelaya puede firmar lo que sea. Al día siguiente que sea reinstalado, nosotros estaremos en la calle luchando por la Asamblea Nacional Constituyente.

Al igual que Meza, en los 80 Barahona fue detenido, desaparecido por un tiempo y torturado por el tristemente célebre Escuadrón 3-16, entrenado por Estados Unidos. Lo tuvieron con capucha durante un mes, dice la profesora Reyna Centeno, quien lo considera un líder nato.

La ministra del Trabajo, Mayra Mejía, completa la delegación zelayista en el diálogo. Ella pertenece a una familia liberal histórica del departamento de Intibucá, es abogada y se le ubica como procedente de la izquierda universitaria.

En resumen, se trata de tres ñángaras, como se llama, un tanto despectivamente, a los izquierdistas en esta nación. A gente como ellos se refiere Micheletti cuando dice que uno de los errores de Zelaya fue que en su gobierno se rodeó de comunistas de taberna.

Las fuerzas tradicionales y los acuerdos difíciles o imposibles

Los tres representantes del gobierno de facto encarnan a las fuerzas políticas tradicionales que mandan en Honduras desde siempre, y que se han alternado en el poder desde el fin de los gobiernos militares.

Se trata de Arturo Corrales, el dueño del Partido Demócrata Cristiano (PDC) y exitoso empresario al amparo del poder, gobierne quien gobierne; de Vilma Morales, ex presidenta de la Corte Suprema de Justicia y de militancia nacionalista, y del jurista y militante liberal Armando Aguilar.

Desde que los militares abandonaron el poder formal, en 1982, los liberales han tenido cinco presidentes y los nacionalistas dos. El PDC, marginal en votos, ha inclinado la balanza cuando los dos grandes quedan con fuerzas similares en el Congreso.

Felícito Avila, candidato presidencial del PDC, dice que Corrales tiene negocios agropecuarios y en el área de comunicaciones y admite que siempre que hay problemas fuertes lo llaman como componedor: Es muy habilidoso, por eso si hay un problema entre los liberales, lo llaman; si hay un problema entre los nacionalistas, lo llaman, y si hay un problema nacional, también.

Hace años, el analista Matías Funes citó la frase de un personaje de John Steinbeck: Desconfía de los muy vivos. Arturo Corrales, presente en la reunión, se removió en su asiento, pensando que la frase estaba dedicada a él.

Corrales fue ministro de Cooperación bajo el gobierno de Carlos Flores Facussé y según los zelayistas representa también los intereses de los empresarios del ramo de la energía. Es dueño, con otros socios del PL, de una empresa que se dedica a la medición del consumo de energía eléctrica. Sea nacionalista o liberal, el gobierno siempre renueva el contrato.

A nosotros nos da mucha desconfianza porque es un maniobrero, dice el diputado Marvin Ponce, del partido Unificación Democrática.

Vilma Morales es una abogada de baja estatura, anchas espaldas, sesentona y soltera, militante del Partido Nacional (PN). A pesar de ser del partido contrario, es muy cercana al presidente de facto Roberto Micheletti, quien fue presidente de la empresa estatal de telecomunicaciones, Hondutel. Morales fue apoderada legal de la empresa en ese tiempo. Años más tarde, como presidenta de la Corte Suprema de Justicia, Morales se puso al servicio de Micheletti para que pudiera ser precandidato a la presidencia, aunque la Constitución, en uno de sus artículos pétreos que tanto defiende el ahora presidente de facto, se lo impedía.

En el proceso de selección de los magistrados, ella obtuvo uno de los puntajes más bajos, pero se quedó en el cargo gracias a sus relaciones políticas y a que, según la tradición, en un periodo corresponden ocho magistrados al PN y siete al PL. Al siguiente periodo es al revés.

Su gestión como presidenta de la Corte se recuerda como un periodo gris. El hecho destacable fue que varios fiscales, jóvenes en su mayoría, protagonizaron una huelga de hambre para denunciar la corrupción de la justicia hondureña.

Aguilar fue también magistrado y ministro del presidente Reina. Desde hace varios años no figuraba en la política activa y se le señala como un personaje opaco.

La negociación entró en una tregua por el partido de futbol más importante de los últimos años y porque el 12 de octubre, Día de la Raza, es feriado en Honduras.

El viernes pasado, optimista, la abogada Morales habló de un avance de 60 por ciento en las pláticas. Meza ha dicho que tienen acuerdos en cinco de los ocho puntos más importantes del pacto de San José y ha sugerido que no serán rígidos en el plazo fatal puesto por Zelaya (este jueves).

Se sabe que entre los acuerdos están un gobierno de unidad nacional y que no habrá amnistía para ninguno de los involucrados en los sucesos del 28 de junio.

El problema es que el punto central para la resistencia fue dejado para el final. Lo pone así Juan Barahona: Aunque haya 60 por ciento de avance, si no hay restitución del presidente todo se echa para atrás.

Ruy Casaes, embajador de Brasil ante la OEA, ha puesto el tono quizá más realista que pesimista: Lamentablemente los progresos son difíciles, si no imposibles.