El PAN en el Senado consideró ayer que la Presidencia de la República mostró un gesto de buena voluntad y disposición al diálogo al reunirse dirigentes del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) con Luis Felipe Bravo Mena, secretario particular de Felipe Calderón.

Por su lado, legisladores del PRI y el PRD insistieron en exigirle al gobierno que saque las manos de ese gremio. Tomás Torres, del sol azteca, criticó la actuación del secretario del Trabajo, Javier Lozano, quien negó la toma de nota a la nueva dirigencia del SME, y dijo que el procedimiento seguido por el funcionario no es el idóneo.

Agregó que Lozano no está haciendo política, lo que puede escalar el conflicto y llevarlo a otros niveles. Recordó por ejemplo que también está en disputa la titularidad del contrato colectivo de Petróleos Mexicanos y pueden venir otras.

El priísta Carlos Jiménez se manifestó contra la intromisión del gobierno en los sindicatos y señaló que estas organizaciones con todo y los errores que pueden tener, deben ser cambiadas por los propios trabajadores.

No es válida una política de Estado en contra del interés de los gremios, que pueda tener escondida una intención de corte neoliberal, puntualizó el legislador.

Demandó que Calderón deje a los trabajadores que resuelvan sus conflictos. Estoy de acuerdo en que el Presidente se preocupe porque tengamos cada vez un sindicalismo mejor, pero no entrometerse en las decisiones sindicales.

A su vez, José Sacramento, del PAN, dijo que la Presidencia de la República mostró un gesto de buena voluntad al dialogar con Martín Esparza.

El también legislador del blanquiazul Marko Cortés pidió a los senadores asumir su papel de representantes de la sociedad y no permitir que se abuse de ella o se le quiera tomar como rehén, a raíz de un conflicto interno como el de los electricistas.