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La obra del artista no se entiende sin la épica política de trasfondo, dice el realizador

El informe Toledo no es apología: trata el binomio arte-sociedad

El eje narrativo son los 15 grabados que realizó el juchiteco en torno a un relato de Franz Kafka

La cinta de Albino Álvarez compite en el Festival Internacional de Cine de Morelia

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Toledo es humilde ante el arte. La humildad es su gran motor, comentó el director Albino Álvarez en entrevistaFoto Archivo
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Periódico La Jornada
Sábado 10 de octubre de 2009, p. 9

Morelia, Mich., 9 de octubre. Más que una apología sobre uno de los artistas plásticos más importantes en nuestro país y muy estimado en el extranjero, El informe Toledo, cinta de no ficción que compite en el Festival Internacional de Cine de Morelia en el rubro de mejor documental mexicano, trata la vinculación del arte con los movimientos sociales.

Francisco Toledo, un genio, es el mejor ejemplo. Su obra es indivisible en ese contexto. No se puede entender, si no se ve esa épica política que hay de trasfondo, comenta en entrevista Albino Álvarez, realizador de este documental, cuyo eje narrativo son los 15 grabados que Toledo hizo en torno del relato Un informe para una academia, de Franz Kafka, lo que revela el rostro del artista juchiteco.

Dicen los productores acerca de este filme: “La tinta con la que Kafka escribe la historia de Pedro El Rojo y la aguatinta de los grabados de Toledo, van trazando las líneas de salidas indefinidamente buscadas. Como el protagonista del relato de Kafka (un mono que narra a unos distinguidos científicos la historia de su metamorfosis), el Pedro El Rojo de estos grabado-autorretratos de Toledo escande un recorrido que nos lleva del París de los años 60 hasta el reciente conflicto magisterial en Oaxaca (2006)”.

Compromiso real, sin poses

Para Álvarez, egresado del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos y autor de varios documentales, así como subdirector de producción de TV UNAM en diversos periodos, la obra de Francisco va vinculada con su entorno, con su compromiso; es un ser realmente preocupado por eso, no es pose.

Cuenta el detonante para filmar este trabajo: “Desde que estudiaba en el CCH Sur en los años 70 me identifico con situaciones políticas; me tocó el golpe de Estado en Chile. En ese tiempo leía el diario unomásuno, donde aparecían los grabados de Toledo. También supe que en un pueblito en la costa de Oaxaca, llamado Juchitán, la Coalición Obrero Campesino Estudiantil del Istmo, había derrotado al PRI en los comicios locales. Muchos intelectuales y estudiantes estaban volcados en ir a esa tierra, donde se respiraba un rescate de identidades; ahí, en medio de la vorágine, Francisco, con sus hijos y su mujer luchaba, era un tipo al que los terratenientes y caciques le tenían miedo. Simpaticé con ese movimiento, pero lo que más me impactó fue el trabajo de este hombre, sobre todo sus grabados, de cinematografía impresionante”.

Álvarez, en complicidad con la directora de Casa Lamm, Germaine Gómez Haro (especialista en plástica oaxaqueña) en la investigación, decidieron profundizar, meter la cámara como intermediaria entre autor y espectador.

–Esa intromisión, ¿es parte de los riesgos?

–Sí, pero pensamos el documental con cierto ritmo, en privilegiar la parte narrativa más que la de información dura, partiendo también de los valiosos testimonios, no sólo de Francisco, sino de todos los testigos, como su familia, Elena Poniatowska y Carlos Monsiváis, entre muchos otros cercanos.

Dice el realizador: “Francisco no ha visto el documental, pero ha dicho que respeta nuestra libertad. Dijo que no quería verlo antes porque no deseaba meter su cuchara. ‘Si a mí nadie me censuró, en mi vida podría censurar a alguien’, nos comentó. Eso es satisfactorio. El logro es obtener su generosidad. Es un tipo con gran autocrítica, no conozco a nadie que sufra tanto por la repetición, porque realmente se aburre”.

El cineasta confiesa que conforme aparecían cosas iba tomando distancia del artista, que comenzó a sentir que lo rodeaban. Muchas veces enfrentamos situaciones de espera para hablar con él. Gran parte del guión se fue desdibujando; se perdía el rumbo por el cual construirían la historia, hasta que idearon la cuestión esta de Kafka.

Verse en un espejo

Albino Álvarez comenta que si bien Toledo no ha visto el trabajo en su totalidad, le mostró un adelanto en una computadora.

Recuerda: “Cuando aparecía en el cuadro se volteaba, como vampiro frente a un espejo (‘ese personaje –él mismo– no importa’, nos decía), pero cuando aparecía su obra, estaba absorto viéndola, me pedía que regresara la escena. No creo que vaya a disfrutar mucho verse en la pantalla grande”.

Hay que decir, asegura el director, que Toledo es humilde ante el arte. La humildad es su gran motor. Es un personaje que se aburre a sí mismo porque es un gran curioso del otro yo, que es lo que le permite abarcar el mundo. Se preocupa cuando es sujeto de su propio arte. A nivel de imagen no creo que le guste verse. Pero sí estará pendiente de cómo se ve su obra en el cine (es un gran cinéfilo).

Resalta en el documental la animación, que se hizo a partir de sus grabados. “El mismo Francisco autorizó que profanáramos su obra, que en sí misma tiene movimiento y dinámica. Nos tomamos la libertad de animarla, contrasentido de la dinámica del cuadro, pero lo hicimos para contar la obra de Kafka, la de Pedro El Rojo. Uno de sus libros favoritos es Las aventuras del rey mono, es como el Quijote de la Mancha de los chinos, donde vimos esa pare simiesca de Francisco, esa parte del mono araña desmadroso que tiene humor sarcástico, irreverente, transgresor, tal como es él.”

El documental cuenta con música original de Steven Brown (Tuxedomoon, Nine Rain) y la animación de Diez y Media. Es producido por Lo Otro Producciones, con el apoyo de Casa Lamm.

La distribución correrá a cargo de Canana Films.