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En el Teatro de la Ciudad, ensayo de una trama en la cual se confrontan magia y realidad

La CND presenta La sílfide y el escocés dentro de una función doble de ballet

Es una comedia de engaños y traiciones entre todos los personajes

Vivaldi para 13 bailarines, de Carlos López, complementa el programa

 
Periódico La Jornada
Sábado 3 de octubre de 2009, p. 6

Este fin de semana, la Compañía Nacional de Danza (CND) presentará en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris una función doble de ballet, que combina una obra clásica del siglo XIX con una creación mexicana reciente: La sílfide y el escocés y Vivaldi para 13 bailarines.

La primera, explicó el coreógrafo Carlos López en entrevista con La Jornada, es una creación del francés August Bourneville, basada en el original de Filippo Taglioni y Adolph Nurrit, y es el primer ballet de la época romántica, en el que se combinan realidad y fantasía, de ahí su importancia en el mundo de la danza clásica.

Estrenada en el Teatro de la Ópera de París en 1832, la obra no se conservó en su totalidad después de haberse presentado, pero Bourneville tuvo la iniciativa de rehacerla en 1934, apegándose todo lo posible al espíritu inicial, y la montó en Dinamarca, donde tuvo gran recibimiento del público.

De ese país pasó a Nueva York, gracias a que el American Ballet Theatre compró los derechos de la creación de Bourneville, y a finales de los años 80 fue adquirida por la bailarina y coreógrafa Susana Benavides, quien la incorporó al repertorio de la CND.

La sílfide y el escocés cuenta la historia de James, joven escocés que planea casarse con su novia Effie, pero que en la noche anterior a la boda conoce en sueños a una sílfide o hada, quien lo deslumbra con su belleza.

En la trama aparece la bruja Madge, quien busca vengarse de James por haber sido ignorada, lo cual genera una cadena de engaños y traiciones entre todos los personajes.

Esta es una obra tradicional, y la programamos para que la gente la conozca y sepa cómo se hacía ballet en aquel entonces. La puesta en escena es muy agradable, con un argumento que combina lo mágico con pasajes sumamente realistas y danzas folclóricas escocesas, describió el coreógrafo.

Grave, el cierre del BTE

En la segunda parte de la función se presentará Vivaldi para 13 bailarines, escrita por el propio Carlos López, obra que hice en varias etapas, empezando en 1989, y que en sus inicios tenía música de Vivaldi, Dvorák y Prokofiev.

Hace unos años, el creador modificó el planteamiento original y lo convirtió en un montaje de ocho partes, que reúne diversos pasajes musicales de Vivaldi, con la dirección de las maestras Natasha Lagunas y Reyna Pérez.

La obra, afirmó López, no tiene argumento, es simplemente danza por danza, un ballet neoclásico basado en la técnica tradicional del ballet, pero con influencias contemporáneas, como el jazz y ritmos folclóricos, para darle mayor dinamismo y atrevimiento.

Vivaldi, dijo, es un autor ideal para trasladar al lenguaje de la danza, porque su música no es monótona y plana; por el contrario, está llena de cambios y contrastes que incitan al coreógrafo a crear movimientos, lo cual es muy divertido.

El resultado es un mano a mano entre música barroca, escrita hace más de 200 años, con la interpretación moderna que le dan los bailarines de este siglo, con mejor técnica, lenguaje y cuerpo; es una combinación entre presente y pasado.

Consultado sobre la reciente desaparición del Ballet Teatro del Espacio (BTE), Carlos López consideró que se trata de una grave y muy triste pérdida. No sé realmente la intimidad respecto al presupuesto de Bellas Artes, lo único que te puedo decir es que, cualquiera que sea la causa, es lamentable que desaparezca un grupo que ha hecho producciones extraordinarias.

Ante la desaparición del BTE, la danza en México debería estar de luto. Da miedo que sigan desapareciendo proyectos artísticos, porque no podemos darle cuello a instituciones culturales muy importantes aunque la situación (económica) sea crítica. Todo mundo estamos a la expectativa de lo que pueda suceder.

La sílfide y el escocés y Vivaldi para 13 bailarines se presentó ayer; la función de hoy será las 20 horas y el domingo a las 18 horas en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris (Donceles 36, Centro Histórico).

Perturbación que conduce a la tragedia

Arturo Jiménez

En el escenario del Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, mediante la coreografía La sílfide y el escocés, el mundo de la magia rompe la frontera, invade el mundo de la realidad y lo perturba, hasta el punto de conducir a una tragedia.

Una sílfide –bellos seres femeninos de rasgos humanos, alados y con capacidad de volar– aparece ante el joven escocés James, quien está a punto de casarse con su prometida Effie, para cambiar el rumbo de la historia real.

En esa compleja trama, que se convierte en reto para la parte teatral y narrativa de toda coreografía clásica, aparecerán también otros personajes, como Gurn, primo de James y enamorado de Effie, y la bruja Madge, quien planea una venganza tras una ofensa del joven escocés.

Las costuras e ingeniería que permitió ver un ensayo de esa obra hizo evidente la importancia de los recursos técnicos, creativos, dancísticos y dramáticos para poder generar la fantasía de esa confrontación entre la magia y la realidad, de ese encuentro de consecuencias fatales entre James (Harold Quintero) y la bella sílfide (Agustina Galizzi).

El ensayo transcurrió entre indicaciones de iluminación, vestuario, escenografía, actorales y del amplio bagaje de pasos de danza, dadas desde las butacas, con un micrófono, por las maestras Natasha Lagunas, Tihui Gutiérrez y Sylvie Reynaud.

Se trata de un montaje de alta exigencia que deberá transcurrir sin fallas visibles, tanto en un salón medieval con todo y chimenea –donde se dan algunos de los mejores momentos de coreografía grupales–, como en un espeso bosque, donde James y la sílfide enfrentarán los obstáculos a su amor y también mostrarán, sobre todo el primero, sus espectaculares cualidades técnicas.

La sílfide y el escocés, coreografía de Terrence S. Orr, según la original de August Bournoville, con música de Hermann von Lovenskjold, es una de las dos puestas que la Compañía Nacional de Danza, en una colaboración del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y la Secretaría de Cultura del DF, presenta este viernes, sábado y domingo en el recinto de Donceles 36.

La otra es Vivaldi para trece bailarines, de Carlos López, coreografía de exploraciones neoclásicas en la que, a diferencia de la anterior, la narración de una historia y la teatralidad están ausentes para dar paso al disfrute pleno de las cualidades de los bailarines y bailarinas, como solistas y como cuerpo de baile.