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Acapara Demetrio Sodi el repudio de la mayoría perredista en la Asamblea Legislativa

Entre sorpresas y sobresaltos, la toma de protesta a los delegados

Antes de que empezara la ceremonia los ánimos entre los del sol azteca y el blanquiazul estaban desbordados

¡Espurio!, gritan al panista; les dolió, responde

Acosta lanza mueras al PT

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Para los panistas Demetrio Sodi y Carlos Orvañanos no fue día de fiesta ayer en la ALDF, cuando rindieron protesta como delegadosFoto Jesús Villaseca
 
Periódico La Jornada
Viernes 2 de octubre de 2009, p. 30

En orden alfabético, los 16 jefes delegacionales electos –12 del PRD, tres del PAN y Juanito, del PT–, que poco antes de las 12 horas rendirían protesta al cargo, miraban alrededor en espera del estallido. Tocó el turno a Demetrio Sodi, y la mecha que minutos antes encendió el panista Rafael Medina –quien en defensa de Rafael Acosta acusó a los perredistas de mafiosos– se había consumido. La Asamblea Legislativa del Distrito Federal reventó en expresiones de repudio al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y su producto: el nuevo delegado de Miguel Hidalgo, Demetrio Sodi.

Poco a poco, cada legislador de los distintos grupos parlamentarios iba poniendo su granito de pólvora. Unos en contra de los panistas Sodi y Carlos Orvañanos, delegado electo de Cuajimalpa, y otros en contra de los perredistas y su crítica a los órganos electorales.

Por eso, cuando Sodi se encaminó al frente de la tribuna para rendir protesta, los ánimos ya estaban caldeados, y estallaron justo en el momento en que una docena de diputados del PRD lo rodeó de manera intempestiva y desplegó un enorme moño negro y mantas de protesta, mientras desde todos los rincones del recinto de Donceles y Allende retumbaba un solo grito: ¡espurio... espurio!

El panista sólo atinaba a mover en el aire la mano con la exigencia: ¡aléjense!.. ¡aléjense! Los legisladores panistas se miraban unos a otros, no sabían qué hacer hasta que Mariana Gómez encabezó a su grupo, acudió al rescate y entre empujones y jaloneos formaron otro círculo alrededor de Sodi para que pudiera rendir protesta.

Ni eso cesó los gritos de espurio, vendido, mercenario que le endilgaban los del sol azteca Karen Quiroga, Lizbeth Rosas, Víctor Varela, Armando Jiménez, Beatriz Rojas, Lourdes Amaya y Valentina Batres. Previendo un incidente mayor, Alejandro Carbajal, vicecoordinador de la bancada del PRD, bajó de la zona de curules y logró que ambos bandos volvieran a sus lugares.

Pero la aventura para Sodi no paró ahí. Había empezado temprano. Tuvo que llegar mucho antes que el resto de los delegados electos. Entró por la puerta trasera de la Asamblea Legislativa para evitar agresiones. Luego, en el posicionamiento en tribuna de Víctor Romo, a nombre del PRD, enfrentó –junto con Carlos Orvañanos, delegado de Cuajimalpa– la acusación de ilegítimo y producto de una oscura negociación.

Los perredistas extendieron mantas de rechazo y colocaron un moño negro en la tribuna, un ataúd de cartón y una edición del Código Electoral del Distrito Federal.

Con la frágil tregua del PRD y cuando estaba de pie frente a la tribuna, Sodi intentó en dos ocasiones, con la mano izquierda en alto, rendir protesta, pero los gritos de espurio se lo impedían; para el tercer intento levantó la mano derecha. El clamor continuaba y sólo al quinto intento lo logró. Antes dijo irónico a los diputados de izquierda: se ve que les dolió.

Uno de los delegados del PRD que tuvieron problemas fue Raúl Flores, de Coyoacán, a quien los legisladores de su partido Armando Jiménez y José Maldonado le colocaron enfrente sendas cartulinas con la leyenda cumple tus promesas de campaña.

Tocó el turno a Rafael Acosta, quien desde que llegó con su típica banda en la cabeza atrajo los reflectores, primero por la recepción con besos que le dio la panista Mariana Gómez, y luego por los abrazos y amena charla que tuvo con Carlos Orvañanos. Juanito pasó al frente, alzó la mano derecha y rindió protesta, entre los gritos de los panistas de no renuncies. Al terminar gritó “¡muera el perre... muera el PT traidor”, y molesto se quitó la corbata roja, la arrojó al suelo, la pisoteó y repitió: ¡muera el PT traidor!

Así, con sorpresas y sobresaltos fue la sesión de ayer. Incluso ya terminado el acto de los jefes delegacionales, y antes de la comparecencia del secretario de Gobierno, José Ángel Ávila, el espectáculo continuaría.