Sociedad y Justicia
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Sólo aportarán 10 por ciento de los combustibles que se consumen en el país

Biocombustibles, lejos de ser la solución en materia energética, asegura investigador

Para ser utilizados en todos los vehículos deben mezclarse con petróleo o diesel, indica

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Producción de maíz en Estados UnidosFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Sábado 19 de septiembre de 2009, p. 50

Los biocombustibles no van a desplazar a las energías de origen fósil; no son la panacea ni la gran solución a los problemas energéticos, aseguró Rodolfo Quintero Ramírez, investigador del Departamento de Procesos y Tecnología de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Entrevistado en el contexto del primer ciclo de conferencias sobre biocombustibles de segunda generación, el especialista afirmó que mientras no se descubra un energético maravilloso equivalente al petróleo, los biocombustibles en México sólo podrán aportar –en el mejor de los casos– 10 o 15 por ciento del total de combustibles líquidos que se consumen en el país.

Argumentó que, por lo general, los biocombustibles se mezclan en proporciones menores con gasolina o diesel, porque utilizar únicamente biocomustibles implicaría modificar los motores de todos los vehículos y transportes; por ello, requieren de los derivados de energías fósiles.

“De hecho, en los países que más se producen biocombustibles, éstos aún representan una pequeña proporción dentro del total de energías líquidas. Por ejemplo, Brasil –que es el país que más etanol produce– apenas alcanza 25 por ciento, y en Estados Unidos, 10”.

Explicó que, además, en esas naciones, donde se ha desarrollado mucho la producción de etanol, la sociedad ha accedido subsidiar esta industria, lo cual en México sería muy difícil de aceptar.

El especialista informó que en la UAM, desde hace un año, existe un proyecto de producción de biocombustibles de segunda generación, denominado Biomasa, recurso sustentable esencial. El caso de la producción de bioetanol, que desarrollan académicos de las unidades de Cuajimalpa, Azcapotzalco e Iztapalapa, y que pretende producir etanol a partir de biomasa (lignocelulósicos); es decir, desechos de productos alimenticios no comestibles.

Quintero agregó que el desarrollo de los biocombustibles de segunda generación, al no originarse de productos alimenticios, no despertaría tanta polémica como los de primera generación, ya que producir este etanol no entraría en competencia con la cosecha de maíz.

Aunque creará otra competencia, porque para producir etanol de segunda generación habrá que dedicar la agricultura a la energía; se van a requerir tierras, agua e insumos para este tipo de producto que ya no será alimento. Pero, por otro lado, también sabemos que el petróleo barato se ha acabado, que no es renovable y que es una de las principales fuentes de generación de gases invernadero, y hay que ir buscando alternativas y sumando fuentes energéticas.