Opinión
Ver día anteriorMiércoles 9 de septiembre de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Niños

Laberinto de color

¿R

ojo para niños? y el amarillo, el blanco, el negro y el verde hoja, el color mamey, el amarillo atigrado y el azul cielo, el azul marino y los demás colores que regala Vicente Rojo, al enviar Correspondencias, Mensajes a... varios artistas y un Juego de cartas para niños, desde el Museo Estación Indianilla.

Al entrar a esta bella construcción parece que subimos a una pequeña isla llena de color que llama a los niños a disfrutar de una aventura con el arte y que invita a los que se atreven a pensar en la grandeza, la rareza, la escasez del impar, del precioso mundo infinito en el que habitamos. Al principio encontramos un gran árbol lleno de luz y al llegar a lo más alto los peques podrán ver una sabrosa fruta de cáscara gruesa llena de papel, cartón, tuercas, pinceles, brochas,manchas de color y las constructoras manos de Vicente Rojo, que el fotógrafo Rafael López Castro ha seguido en el trabajo en que la razón deviene en sensibilidad, en un concierto de cámara que nos muestran en espléndidos fotogramas cómo Vicente Rojo piensa y organiza hasta el último detalle de sus obras. Al bajar del árbol nos llevamos un mapa mental para recorrer el camino estético que nos comparte el artista para encontrar su tesoro.

Después de una pradera de luz encontramos un bosque de árboles donde están colgadas las correspondencias que están dirigidas a diferentes artistas con los que él se quiere comunicar, entre los que podemos ver a Joseph Conrad al que le dedica un cuadro de nudos y colores azules; a Fritz Lang, al que saluda con laberintos medios tonos de negros; signos y pátinas para Gutenberg; para Agnes Mártin, pintora canadiense, son los grises cálidos, malvas y naranjas pálidos, y así seguimos por este bosque lleno de correspondencias para más artistas, donde el bosque nos envuelve en una atmósfera de libertad creativa en la cual resalta la vibración que logra con la combinación de los colores y los diseños llenos de fuerza y sereno equilibrio.

Al seguir por el camino del tesoro encontramos un lugar lleno de rocas blancas que en la parte superior tienen mensajes escultóricos construidos con esferas, conos y cilindros texturizados para Damaso Pérez Prado, una torre de discos de acetato para Maria Callas, cajas de acrílico llenas de cascabeles para el músico Erik Satie. Tubos de pintura exprimidos para Bacon y más mensajes para Akira Kurosawa, dados de madera para Torres García, otros para Morandi, Joseph Ford y otros.

Al bajar a unas cuevas descubrimos un río azul marino y caudaloso, logrado con cinco grabados en tres carpetas construidos con Bárbara Jacobs en un libro-objeto. Seguimos la pista para llegar a un Círculo del horizonte donde une sensibilidades con el poeta Alberto Blanco, quien llena el espacio con una poesía lírica e imaginativa, y la pista nos lleva a una hilarante pared de aforismos de Carlos Monsivais, donde Vicente Rojo diseñó líneas y curvas en forma de caminos laberínticos de factura muy fina.

Al final del camino encontramos una pequeña cueva donde encontramos El juego de cartas para niños, en el cual Vicente Rojo se comunica con sus nietos y con el que les da las gracias por haber sido algún día niños, y aquí, en varios cuadros, nos muestra sus facetas de diseñador y pintor; de estas cartas, las primeras parecen escudos prehispánicos, en los cuales la fuerza pictórica de vivos colores se hace presente y las otras parecen juguetes y caras abstractas con tonos grises, pero que en conjunto logran gran brillo.

Vicente Rojo nos regala este ambiente lleno de magia y poesía, un verdadero tesoro, al cual los niños pueden acceder con sólo ir al Museo Estación Indianilla, que se encuentra en Dr. Claudio Bernard casi esquina con Niños Héroes, cerca del Metro Niños Héroes. La entrada es libre.