yó que le hablaban, fue que dejaron de nombrarlo, como cuando uno despierta porque se acaba el ruido.

La única solvencia: la disolvencia.

Lo que se es es lo que se es, pero detrás de lo que se es hay más ser.

Poema es un retazo de lenguaje que es todo el lenguaje.

Hacer lo que se hace, hacerlo a fondo, hasta encontrar el cielo del hacer.

Estar en la poesía es estar en lo que, quedándose, se va.

Estar al pendiente del azar que propone.

Al dejarme ser retirada de lenguaje, soy lo que no se es sino cuando la distancia permite ver, oír, hacer del alejarse un panorama.

Quise dejar atrás todo el futuro.

No da paso sin baile.

Yo buscaba una música. No la hallé: me ha hallado.

¿Enfrentarse, confrontar? Nada más afrontar.

Al trabajar la forma voy encontrando que me guían mensajes emitidos por la propia forma.

Manierista: un poquito interesado en el logro, no en la verdad del logro.

Sabía que saber le era dado, no exigido, y que la única exigencia, no poca, era actuar según lo que sabía.

Volver de los infiernos con la flor de la vida, como recién cortada.

Hablar a pájaros del agua de la fuente nacida de la piedra.

Voz es tiempo que viene de otro tiempo –aquel tiempo–, al menos en poesía, pero de la poesía es la voz de la voz.

Estoy con lo que estoy y no estoy con lo que no estoy. Pero soy con todo.

No me gustaría llamarle tristeza a esto que no es sino falta de decisión.

Estoy cansado de no saber a dónde ir, es decir, de no saber estar en mí.

Quise ser mi vacío y he sido mi borrón sin cuenta nueva.

La música es siempre esa otra parte a donde vamos cuando suena la música.

Poema que no es compañía, ¿qué podrá ser?

Dejarse ser lo que presuntamente no somos, dejar que lo que no somos nos sea, atemoriza, porque colma, desborda.