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Según versiones de prensa, el carguero fue plagiado por los servicios secretos del Kremlin

Rechaza Rusia que el Arctic Sea llevara a Irán misiles, en un supuesto negocio de la mafia
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 9 de septiembre de 2009, p. 31

Moscú, 8 de septiembre. El canciller de Rusia, Serguei Lavrov, los investigadores de la procuraduría que se encuentran a bordo del carguero rumbo a un puerto ruso en la costa del Mar negro y la vocera del Kremlin, Natalia Timakova, coincidieron hoy en desmentir que el Arctic Sea, según la versión oficial secuestrado por unos piratas en aguas territoriales de Suecia y rescatado frente a Cabo Verde por los servicios secretos rusos, llevaba misiles para Irán.

Pero salvo su palabra, los rusos no presentaron evidencia de que el buque mercante no transportaba armas, como hasta tampoco han demostrado lo contrario los periodistas que, sustentando sus reportes tan sólo en fuentes anónimas y especulaciones, provocaron el triple desmentido.

Parece un caso para futuros manuales de periodismo: una respetable colega rusa, Yulia Latynina, sin aportar pruebas y con base en fuentes no identificadas, fue la primera en lanzar la versión de que el Arctic Sea llevaba misiles para Irán, y añadió que el servicio secreto israelí, el Mossad, se habría enterado y abortó la operación mandando a ciegas a plagiar el barco a los supuestos piratas.

Dos periódicos británicos no menos respetables, The Sunday Times y The Sunday Telegraph, el domingo anterior, retomaron la versión de Latynina sin mencionar a la periodista rusa, atribuyéndola ahora a fuentes rusas e israelíes, según las cuales el Arctic Sea tenía previsto llevar a Irán modernos “sistemas de misiles SS-300”, como parte de un negocio de la mafia rusa y ex militares corruptos, pero el Mossad avisó al gobierno ruso y éste, tragándose la vergüenza y para salvar la cara, tuvo que ordenar a sus servicios secretos rescatar el carguero. Se sobrentiende que Israel ya sabrá cómo cobrar el favor.

El lunes, el Helsingin Sanomat, el principal diario de Finlandia, entrevistó a un agente de la aduana de Pietarssari, el puerto desde el cual zarpó el carguero, quien dijo que no se realizó inspección detallada alguna del buque y, a la vez, no descartó que, con antelación, las armas pudieran haber sido escondidas.

Antes de que este alud noticioso aplastara la versión oficial rusa de que el Arctic Sea llevaba sólo madera y fue plagiado por unos piratas, saltaron hoy al ruedo de los desmentidos el canciller y los otros voceros de Rusia.

Cuando el carguero llegue al puerto ruso de Novorrosisk, prometieron una investigación transparente. Ojalá que dicha investigación permita explicar, en caso de que la versión resulte cierta, de qué manera un buque de las dimensiones del Arctic Sea pudo llevar escondidos sistemas de misiles antiaéreos de largo alcance SS-300, que para funcionar requieren de enormes vehículos especialmente adaptados, estaciones de radares y un largo etcétera cuyo peso hubiera hundido al misterioso barco.

Una de dos: o el Arctic Sea transportaba otro tipo de carga ilegal, incluso armamento menos pesado, o la torpeza de las autoridades rusas en manejar este asunto –aderezada con la inercia del secretismo de rigor, como prohibir a los miembros de la tripulación contar a la prensa su experiencia durante el plagio por los piratas– hacen pensar que podría llevar no sólo madera.