Una serie de enfermedades epidemiológicas, el imprevisto cáncer de mama, los problemas sociales, el ejercicio corrupto del poder y el terrorismo biológico son temas que Samuel Ponce de León retoma en su novela Carpe diem, editada por la Dirección de Literatura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

La historia presenta a Julián de los Arcos, un padre de familia ejemplar y eminente científico, quien, de manera imprevista, da un giro de 180 grados a su vida por voluntad propia.

El personaje sólo busca un equilibrio justo para la sociedad, pese a que sacrifica su relación con la familia, dijo el autor.

Al comienzo de la narración el protagonista decide, tras una seria reflexión, despojarse de una vida familiar forjada dos décadas atrás con María, una española a quien conoce durante sus estudios en España.

El origen de la decisión tomada por el personaje se debe un poco al hartazgo y a una realidad donde siente que no puede seguir y donde aparentemente no tiene un papel relevante.

El desequilibrio inicial de Julián de los Arcos –sin causa aparente– involucra al lector con temas de carácter médico y científico, así como con situaciones totalmente reales que cobran vigencia en esta época, como ocurrió con la pasada contingencia por la influenza humana A/H1N1.

La trama, aclaró el especialista en enfermedades infecciosas, es un reflejo no premeditado sobre la pandemia de influenza que se propagó alrededor del mundo o los ataques bioterroristas que quebrantan la seguridad de algún país.

“Carpe diem se escribió hace más de cuatro años y se terminó de imprimir un mes antes de que se detectara la epidemia de influenza en México; sin embargo, el objetivo es dejar sueltos algunos demonios y tratar de que la conozcan en algunos ámbitos inusitados a partir de la ficción.”

Ponce de Léon entreteje en la novela aspectos de la ciencia que permiten detectar o abatir el cáncer de mama, las pandemias, las enfermedades infecciosas e inclusive los numerosos asesinatos que se perpetran a diario.

“Revisé el libro varias veces con la idea de que los lectores se divirtieran y conocieran otros temas. Sólo espero que no sea considerado un texto dirigido al personal de salud, sino como una novela que posee un lenguaje común y en su mensaje devela una fusión entre lo científico –una actividad pobremente valorada– y los hechos cotidianos.”

Historias de médicos y pacientes

Carpe diem es un intrincado de historias, donde se muestran las fallas en el sistema de seguridad nacional, mientras el desorden mundial construye escenarios de conflicto crecientes que encuentran en México un sitio de acción permisivo para hacer de esta urbe un espacio favorable al terrorismo biológico, a las traiciones, asesinatos y al descontrol social.

Samuel Ponce de León, quien colaboró con Arnoldo Kraus con una columna médica en la primera época del suplemento La Jornada Semanal, dijo que esta etapa fue la semilla para iniciar otra faceta: la literaria.

No obstante, el también catedrático de la UNAM aclaró que, pese a que Carpe diem es su primera historia de ficción, los médicos siempre escribimos pequeñas historias con cada uno de los casos de nuestros pacientes, y lo mismo ocurre con los ensayos que hacemos tras una investigación.

Desde antes de iniciar sus estudios de medicina, Ponce de León participó por un breve periodo en el taller de poesía de la UNAM con Juan Bañuelos.

El médico se ha dedicado al estudio y atención de enfermedades infecciones y ha trabajado de investigador clínico en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, donde fundó el área de control infectológico y las clínica de sida y de viajeros, además de la unidad de vacunación de adultos.

(El libro Carpe diem fue presentado anoche en la Casa Universitaria del Libro.)