La coma

Julio Cortázar escribía:
“La coma, esa puerta giratoria
del pensamiento”.

Si no, veamos:

Si el hombre supiera realmente el valor
que tiene la mujer, andaría en cuatro
patas en su búsqueda.

Si el hombre supiera realmente el valor
que tiene, la mujer andaría en cuatro
patas en su búsqueda.

¿Tú, dónde ubicarías la coma?

 

¿Qué sabemos del pequeño preguntón?

De las preguntas de los niños pequeños, ¿qué entendemos los adultos?, ¿sabemos que antes de los seis o siete años en su mundo se entremezclan y confunden la literalidad extrema, la fantasía y la intuición?, ¿nos damos cuenta de que cuando preguntan por qué, no necesariamente quieren saber las causas mecánicas de aquello por lo que preguntan, aunque se conformen con las respuestas funcionales que les damos?

Es indudable que a todos los pequeños les interesa el mundo que les rodea. Salvo en casos de disfunciones severas, desde muy pequeños se inclinan a entender lo que observan y lo que experimentan; sus insistentes “por qué” son su abracadabra para resolver sus inquietudes.

También es evidente que a veces sus preguntas nos fastidian y, cuando no, tendemos a interpretarlas de manera literal y les respondemos con información; no nos damos cuenta de que muchas veces son realmente filosóficas, responden a su necesidad de dar sentido a lo que observan, perciben y sienten, de satisfacer su curiosidad por el significado de lo que les asombra o les atemoriza y, también, de experimentar el placer de expresar sus propias fantasías y lo que les maravilla.

" ... mientras es anormal que un niño de clase media ande descalzo, es absolutamente normal que centenares de chicos deambulen sin zapatos por las calles (...) pidiendo limosna. La anormalidad vuelve los acontecimientos visibles, cotidianos, al tiempo que la normalidad tiene la facultad de ocultarlos”.

Paolo Gentili, "Un zapato perdido o cuando las miradas saben mirar", en Cuadernos de Pedagogía, núm. 308, 2001.

Ser analfabeta

(…) Mucho más complejo era el sistema de señales que mi abuela utilizaba para saber cuánto dinero estaba gastando en la tienda, y nunca la vi equivocarse ni en un centavo. Trazaba en un cuaderno círculos con una cruz dentro, círculos sin cruz dentro, cruces fuera de los círculos, trazos a los que ella llamaba palitos, alguna otra sinalefa que ahora no recuerdo. Con el dueño de la tienda, que se llamaba Vieira, algunas veces la vi contraponer sus propias cuentas al papel que él le presentaba y ganaba siempre en el ajuste. Nunca me perdonaré no haberle pedido uno de esos cuadernos, sería la prueba documental por excelencia, incluso podríamos decir que científica, de que mi abuela Josefa había reinventado la aritmética.

José Saramago, Las pequeñas memorias, Alfaguara, México, 2007.

Errores en el aprendizaje de matemáticas

Acerca del papel del error en el aprendizaje, el doctor Marcel David Pochulu, matemático de la Universidad Nacional de Villa María, en Córdoba, Argentina, sostiene que “los errores forman parte de las producciones de la mayoría de los alumnos, y constituyen, generalmente, un elemento estable en los procesos de enseñanza y aprendizaje de matemáticas en todos los niveles del sistema educativo”. Sin embargo, añade, los maestros suelen considerar las respuestas incorrectas de los estudiantes “como señal de deficiencias serias e incluso fracaso en el logro de los objetivos propuestos”. Recalca que los errores no aparecen por azar sino que surgen en un marco de ideas consistente, basado en conocimientos antes aprendidos. ¡Da para seguir pensando!

En “Algunas causas y motivos que conducen a errores en matemáticas”, ponencia presentada en el Simposio Internacional Dificultades matemáticas y didácticas en el primer año universitario”, UACM, diciembre de 2008.

Regresar al inicio