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Comerciantes realizaron una protesta pacífica; problemas en el bazar de artesanos

Tranquilo, el centro de Coyoacán en el primer día sin vendedores

Pretendieron instalar una carpa para ofrecer alimentos, pero granaderos se los impidieron

Las actividades de paseantes no se interrumpieron y hubo buena afluencia de visitantes

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Una breve zacapela entre comerciantes y policías fue el único incidente que se reportó ayer en el centro de CoyoacánFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Domingo 30 de agosto de 2009, p. 29

Sábado lluvioso. La presencia policiaca no intimida. Lo que preocupa es la incapacidad de las autoridades para resolver conflictos por medio del diálogo, señalan artesanos y vendedores del centro de Coyoacán.

Los pasillos del Jardín Centenario y de la Plaza Hidalgo estuvieron libres de puestos semifijos. Para ser día inhábil el centro de Coyoacán tuvo un rostro diferente.

La actividad no cedió y el pasear de visitantes se mantuvo. La protesta de artesanos y comerciantes fue pacífica.

En el centro de Coyoacán la actividad comienza tarde y ayer no fue la excepción. La única diferencia fueron los granaderos, que desde el jueves por la noche, se erigieron como respuesta de las autoridades ante la falta de acuerdos.

Los inconformes se concentraron minutos antes del mediodía. Desplegaron mantas con las consignas de siempre. Volantearon, marcharon e instalaron un comedero colectivo.

El significado de instalar un tablón con alimentos fue darle una respuesta política a las autoridades: Nos quitan el pan de nuestras mesas y esto es un símbolo de resistencia.

Desalojada la vía pública, ayer fue posible observar desde los Arcos del Jardín Centenario la fachada de la parroquia de San Juan Bautista y su portal de peregrinos.

A un costado del arco de piedra labrada –construido en el siglo XVI y que originalmente fuera el límite del atrio parroquial–, los artesanos pretendieron levantar una carpa para proteger su comedero de la lluvia.

La fuerza pública no lo permitió. Breve zacapela que para muchos paso inadvertida.

Los argumentos de ambas partes no se renuevan y las diferencias se ahondan.

En la Alameda del Sur, el titular de la demarcación, dio por terminadas las pláticas, dijo que ya no se permitirá el ambulantaje y que el padrón ya se revisó.

En la Plaza Hidalgo se aseguró que las mesas de diálogo continúan, que no son ambulantes sino concesionarios de vía pública con derechos adquiridos y que la lista de comerciantes aún no ha sido reconocida.

La lluvia puso a prueba la planta alta del bazar de la discordia. El saldo no fue favorable. Las carpas resultaron insuficientes para contener la precipitación pluvial y los pocos puestos que se instalaron tuvieron que protegerse con plásticos. El montacargas tampoco funciono.

En el recuento de daños el grupo de instructoras es uno de los más afectados. Son 28 talleres de elaboración de artesanías, la mayoría dirigidos por mujeres. Para algunos esta colectividad pasa inadvertida. No participaron del plantón. No se han dedicado a recabar firmas de apoyo y tampoco han llegado al extremo de autocalificarse como patrimonio cultural intangible.

Sin embargo el programa los afectó de manera directa. Sin trabajar en vía pública, la reubicación de espacios las hacinó en el fondo del estacionamiento convertido en corredor comercial.

La actividad no paró. Los granaderos no intimidaron y hasta la lluvia resultó apacible.

En el kiosco de la plaza –el cual fue donado por Porfirio Díaz en las fiestas del centenario–, decenas de parejas bailaron con la Danzonera Dimas.

Para ellos la tarde fue de gozo. Para los artesanos fue una jornada de resistencia y para las autoridades una fecha que si bien dejó saldo blanco no logró resolver el conflicto.