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Crear pacto social para combatir el rezago del país, piden investigadores en foro consultivo

Ni un peso atrás a los recursos dirigidos al desarrollo científico

Se debe hacer una autocrítica para saber por qué este sector no se ha vinculado con la sociedad, indicó Miguel José Yacamán

Es necesario dar a la ciencia nivel de secretaría de Estado, señalan

 
Periódico La Jornada
Sábado 22 de agosto de 2009, p. 2

Integrantes de la comunidad científica del país consideraron que ante el rezago que enfrenta la nación ha llegado el momento de construir un modelo de desarrollo científico, e integrar –con la participación de las casas de estudios, gobiernos e iniciativa privada– un pacto social de desarrollo para utilizar la ciencia y la tecnología en beneficio de México.

Frente el ajuste presupuestal que realizó el gobierno federal en todo el sector público, consideraron que no debe haber ni un peso atrás a los recursos económicos dirigidos a la investigación y el desarrollo científicos, que de por sí son pocos debido a que en México se invierte 0.4 por ciento del producto interno bruto, cifra por debajo del estándar internacional, el cual establece el ejercicio de uno por ciento.

Al participar en el Foro Consultivo Científico y Tecnológico, el doctor en física Miguel José Yacamán se manifestó porque la comunidad científica nacional realice una autocrítica, siempre con la mejor intención, de por qué el aparato científico mexicano no ha logrado vincularse al sistema social del país.

Afirmó que si la sociedad mexicana no está consciente de que los científicos son importantes, jamás nos van a dar el financiamiento que necesitamos.

Como ejemplo, explicó que sociedades como la estadunidense están convencidas de que gastar en ciencia produce beneficios económicos.

“Me da mucha pena decirlo, pero este asunto de la fiebre (influenza humana) AH1N1, lo viví de fuera. Cuando empezaron a salir las cifras de México, los virólogos en el extranjero, en particular los de enfermedades infecciosas con los que estoy conectado, estaban espantados, y dijeron que no había más que de dos posibilidades: o es la peor epidemia en la historia de la humanidad o los mexicanos están totalmente equivocados y no saben en lo que están.

“Desafortunadamente fue lo segundo, porque no pudimos responder a tiempo, analizar el virus y decir datos reales, lo cual causó un daño económico tremendo, porque el resultado fue –mientras sabíamos si era o no la peor infección del mundo– ‘cerremos todo, que no se viaje a México’. La ignorancia es muy costosa, y esto se discutirá durante mucho tiempo.”

Ante esto, dijo que la ciencia nacional debe tener un compromiso con la calidad y la innovación, y dejar de lado la zona de confort en que se han situado algunos científicos.

Al moderar el encuentro, en el que además participaron el químico Eusebio Juaristi y Cosío y el astrónomo Luis Felipe Rodríguez Jorge, así como Esther Orozco, directora del Instituto de Investigación Científica del Distrito Federal, lamentó que tras la alerta de influenza humana “con orgullo, que no sé de dónde sale, se dijo que México regaló el virus al mundo, y se hizo toda una ceremonia oficial.

Lo que el país debió regalar al mundo es el método de diagnóstico, cuantificación, características del virus y la vacuna. Lo que obsequiamos fue el material biológico, que fuimos incapaces de analizar, y nos da orgullo; lo presentamos en televisión como algo grandioso, consideró.

Feliciano Sánchez Sinencio, del departamento de física del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del IPN, indicó que se debe colocar el concepto irreductible al presupuesto destinado a la ciencia, toda vez que se corre el riesgo de perder lo que hasta el momento se ha alcanzado. Además de emprender una revolución científica nacional y de darle a la ciencia el nivel de secretaría de Estado.

José Antonio de la Peña Mena, investigador en matemática de la Universidad Nacional Autónoma de México, refirió que en los años que se ha alcanzado de desarrollo científico en el país ha quedado de manifiesto que el problema a enfrentar es de índole estructural, y que éste se puede resolver si hay planeación estratégica nacional, lo que nos permitiría abatir rezagos en al menos una década.