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Ver día anteriorViernes 14 de agosto de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ética de la diferencia
E

tica de la diferencia es el título del libro de Patricia Corres Ayala (brillante ensayo sobre Emmanuel Lévinas), recientemente publicado. La investigadora y profesora de la Universidad Nacional Autóna de México (UNAM) aborda, como principales líneas temáticas, la epistemología de la sicología y los estudios de género como problema de la construcción de las subjetividades.

Tiene publicados tres textos de epistemología: Razón y experiencia en la psicología, Alteridad y tiempo en el sujeto y la historia y La memoria del olvido. En 2003 recibió el reconocimiento Juana Ramírez de Asbaje que otorga la UNAM a destacadas académicas de dicha casa de estudios.

¿Por qué Emmanuel Lévinas? y ¿Para qué la ética? Corres responde con el siguiente planteamiento: Levinas es un filósofo contemporáneo fallecido tan sólo hace 14 años. Heredero del pensamiento fenomenológico de Husserl y de Heidegger, y desarrolla su propia propuesta la cual consiste, principalmente, en hacer énfasis en el otro, en la alteridad, en el diferente a mí.

Esta visión hace contraste con los filósofos anteriores, pues ellos habían elaborado una disertación en torno al sujeto, al yo, definiendo sus características, lo que lo separa de los animales y cosas y, de alguna manera lo coloca en un lugar privilegiado dentro de lo creado.

Según Lévinas, el siglo XX se ha abocado al sujeto, quien ha sofisticado sus estrategias del cuidado de sí, olvidando al otro, al diferente, al prójimo. Este olvido ha llevado al rechazo, a la intolerancia, al extremo del exterminio, pues la autoidolatría impide ver más allá de la frontera de nuestro cuerpo e intelecto, los cuales se encuentran al servicio de los placeres egocéntricos.

Para Lévinas es necesario superar la soberanía del yo, desplazar la atención al otro, y de ese modo preocuparnos más con respecto al mundo que vamos a dejar.

La sensibilidad ante el otro nos ofrece una nueva noción de humano, que no es exclusivamente ese ser racional que incluye al mundo en su conciencia y que es capaz de explicar el por qué de las cosas mediante su intelecto. Siguiendo al autor, dice Corres, la sensibilidad no pertenece únicamente al orden de la cognición; no se le considera solamente como el primer paso para el conocimiento, sino que también es vulnerabilidad ante el otro, exposición a la herida y al goce. Cuando mostramos nuestra propia fragilidad y vemos la del próximo, estamos ante la verdad.

Continúa diciendo Corres, la obra de Lévinas es un rencuentro con la parte débil y, a la vez, la más fuerte del ser humano: su sinceridad ante sí mismo y frente al otro.

Respecto de la segunda pregunta, la autora expresa que existe un grave problema: nuestra época se cuestiona el ¿para qué? de la ética.

No hay convicción respecto de la necesidad de ponernos a reflexionar acerca de los valores humanos; nos hemos dejado confundir por la eficiencia, la asertividad, la competencia. El buen o mal uso de la producción ha quedado fuera de control. Las estructuras se desploman como castillos de naipes: sin fundamentos, sin mística, sin ver hacia el futuro.

El pensamiento del aquí y el ahora ha cortado sus alcances proyectivos, ha abortado los proyectos con los que nació el siglo XX. La juventud y la niñez están cada vez más desprotegidas, los ancianos cada vez más devaluados, los adultos cada vez más frustrados.

Pensar la ética es, por tanto, oportuno y perentorio en un mundo donde se premian las guerras y los genocidios, se soslayan los atentados a los más elementales derechos humanos y en el cual somos indiferentes ante la violencia al grado de no percatarnos de que somos partícipes de ella.

Ante tanto caos e involución del espíritu, la obra de Lévinas nos invita a detenernos para considerar hacia dónde se encaminan nuestros pasos y acciones, en que se ha convertido nuestra existencia y el mundo que legaremos a próximas generaciones.